Los países de la OTAN vieron el cambio en el Ministerio de Defensa alemán como una oportunidad para que Olaf Scholz aprobase finalmente el envío de los tanques Leopard a Ucrania. Pero el nuevo ministro Boris Pistorius apenas ha dado pistas sobre el compromiso de Berlín, algo que desató reproches de los miembros de la alianza más comprometidos con Kiev. El Grupo de Contacto en apoyo a Ucrania se reunió este viernes en la base estadounidense de Ramstein, en Alemania, donde todas las presiones se dirigieron a Pistorius.

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"Este no es momento para desacelerar. Es momento para profundizar. El pueblo ucraniano nos está mirando", sostuvo el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, al abrir la reunión con sus pares de la OTAN. Austin también elogió a Polonia, uno de los socios más entusiastas y el más crítico con Scholz. "Polonia es líder en el suministro de blindados a Ucrania, en instrucción de las fuerzas armadas ucranianas y en la acogida de los refugiados", apuntó.

El nuevo ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius.

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Esas palabras se interpretan como un respaldo a Varsovia, que pronosticó una división en la alianza atlántica si Berlín no entrega los tanques o permite la reexportación de sus aliados a terceros países, en este caso a Ucrania. "El consentimiento es secundario y lo importante es la entrega de tanques modernos y armamento pesado lo antes posible", dijo ayer el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki. Volodimir Zelenski viene reclamando los tanques de fabricación alemana desde hace meses. 

La opinión pública alemana está divida en esta cuestión: una encuesta reciente de la consultora Forsa señala que el 46% de los alemanes, menos de la mitad, apoya el envío de tanques

Pistorius salió del paso al afirmar que "lo prioritario es la defensa antiaérea de Ucrania" y solo se limitó a verificar la existencia de los Leopard en Alemania. El gobierno de Scholz defiende que el suministro de armamento pesado solo escalará la guerra, que el próximo 24 de febrero cumple un año. Pero no es la única razón. La opinión pública alemana está divida en esta cuestión: una encuesta reciente de la consultora Forsa señala que el 46% de los alemanes, menos de la mitad, apoya el envío de tanques.

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El presidente finlandés, Sauli Niinistö, también sugirió esta semana que podría mandar los Leopard, aunque solo la empresa fabricante de los tanques y el Ejecutivo alemán pueden decidir la exportación. Steffen Hebestreit, portavoz del gobierno alemán, negó que Scholz condicionara la entrega de los Leopard al suministro de los tanques M1 Abrams estadounidenses. "Me resulta difícil imaginar que un canciller alemán dicte condiciones o plantee exigencias a un presidente de Estados Unidos", dijo. Además, se mostró confiado en que Polonia y Finlandia "quieren cumplir la ley".

El primer ministro polaco Mateusz Morawiecki. 

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Scholz admitió en el Foro de Davos que no quiere que el conflicto en Ucrania se convierta en una guerra entre Rusia y la OTAN. Por otra parte, el Servicio Federal de Inteligencia alemán reveló al Parlamento estaba perdiendo una cantidad de soldados de tres dígitos al día en la zona de Bajmut, en el Donbás. Pero a los socios de la OTAN no les convencen las excusas de Berlín.

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El accionar de EEUU contrasta con la demora alemana. Austin anunció un nuevo paquete de apoyo militar a Ucrania por 2500 millones de dólares que incluye tanques Bradley, misiles antitanque TOW, sistemas de defensa antiaérea Avenger, todoterreno Humvee, piezas de artillería y vehículos blindados Stryker. Pistorius no se deja impresionar. "Hay buenas razones para el envío y hay buenas razones en contra y a la vista de toda la situación de la guerra que lleva casi un año, todos los pros y contras deben ser sopesados muy cuidadosamente", dijo al terminar la cumbre.