La posibilidad de que caiga la Ley de Restauración de la Naturaleza, una normativa clave de la agenda verde europea, es tan solo la punta del iceberg de un silencioso movimiento liderado por la fracción más conservadora del Partido Popular Europeo (PPE) y la ultraderecha (ECR) para paralizar todas las polÃticas ambientales de la UE.
La tensión que se respira desde hace semanas en Bruselas se resume en un dilema: ¿Sacrificar el medio ambiente o el modelo agrÃcola? El interrogante, forzado y simplista asà planteado, grafica que el continente, sà o sÃ, va camino a grandes sacrificios en el difÃcil afán de conciliar la mitigación del cambio climático y la preservación de sus ecosistemas con la histórica rentabilidad de sus sistemas productivos, entre ellos el agrÃcola, con una fuerte representación polÃtica, sindical y empresarial.
Que la comisión parlamentaria de Medio Ambiente haya rechazado por primera vez un elemento del Pacto Verde Europeo no es fortuito ni casual. Es parte de una corriente que exige frenar la transición ecológica de Europa, una postura minoritaria hasta hace poco que ganó muchÃsimo empuje tras el tsunami económico de la guerra en Ucrania.
El PPE, con el alemán el alemán Manfred Weber, pide una moratoria para no "comprometer a los agricultores europeos". La petición cuenta con el respaldo del presidente de Francia Emmanuel Macron, el único mandatario que, por el momento, se animó a pedir este freno.
"Estamos por delante, en términos regulatorios, de los estadounidenses, de los chinos y de cualquier otra potencia del mundo. No debemos hacer nuevos cambios en las reglas, lo que supondrÃa muchos riesgos", dijo dÃas atrás.
Macron empieza a advertir que el Frente Nacional de Marine Le Pen está captando los sectores más "castigados" por las polÃticas verdes, en especial a la mayorÃa de los agricultores.
El lÃder galo pone de ejemplo la reciente -e inesperada- victoria electoral del Movimiento Campesino-Ciudadano en los comicios provinciales de PaÃses Bajos. Esta nueva fuerza, creada en 2019 y financiada por el poderoso complejo agroalimentario holandés, se alzó con 15 senadores de un total de 75, una cuantÃa que, según los analistas, puede comprometer seriamente los pactos del Gobierno de Mark Rutte.
Lo cierto es que Macron, Weber y compañÃa corren el riesgo de sacar un corcho que ya no se pueda volver a colocar. Los ultraconservadores de ECR (Hermanos de Italia, PiS, Vox, Demócratas Suecos, entre otros) pretenden eliminar toda la agenda verde, tumbar por completo la hoja de ruta que viene puliendo Ursula Von der Leyen con el respaldo mayoritario de los Estados Miembros.
La mira está puesta en las elecciones del Parlamento Europeo de 2024. Es un hecho que los ultraconservadores -con el impulso de Italia y Polonia- van a ganar muchos escaños. Una alianza con el PPE será sinónimo de hegemonÃa parlamentaria. Según los sondeos, el avance de las formaciones nacionalistas permitirÃa a este hipotético bloque alcanzar el 45% de la representación en la Eurocámara.
¿Por qué el 23J va a ser un campo de batalla también a nivel europeo?
El grupo podrÃa tener aún más fuerte si se sumasen los ultras de Identidad y Democracia, la fracción más radical de la extrema derecha, de la que participa el partido de Le Pen y los alemanes de AfD, formación hasta ahora bloqueada por los partidos democráticos que acaba de hacerse con su primer Ejecutivo tras los comicios municipales de este fin de semana.
Este objetivo más amplio y estructural de la ultraderecha lo resumió el eurodiputado español de Vox, Hermann Tertsch. "Esta batalla acaba de comenzar. No basta con rechazar las medidas más delirantes de los peores ecofanáticos del ultraclimatismo. Hay que parar todo el proyecto de ingenierÃa social que destruye sector primario y forma de vida que son Pacto Verde y Agenda 2030. Los fanáticos del clima no destruirán con mentiras a nuestro sector agrario", lanzó este martes tras el rechazo en la Comisión de Medio Ambiente a la Ley de Restauración de la Naturaleza.
En esta lÃnea, siete estados miembros (Letonia, República Checa, Estonia, Finlandia, HungrÃa, Lituania y Polonia) presionan a Von der Leyen para que flexibilice las medidas ambientales en el programa de subsidios agrÃcolas de la UE para 2024, tal como se hizo en 2022 y 2023 por la guerra en Ucrania.
Estos paÃses remitieron una carta a la Comisión Europea argumentando la necesidad de priorizar la rentabilidad agraria -castigada este año por la sequÃa- en detrimento de las polÃticas verdes.
Se pide, por ejemplo, conceder derechos para "una mayor autorización" a los agricultores utilizar áreas de cultivos en franjas de protección por programas ecológicos y medidas agroambientales. Es decir, utilizar áreas de tierras de cultivo reservadas para la biodiversidad.
También revisar y ajustar la proporción de pastos permanentes en 2024 para tener en cuenta las necesidades de los agricultores ante la necesidad de "expandir las áreas utilizadas en la producción para aumentar el mercado, los ingresos y compensar las pérdidas sufridas en ese año".
Para los socialdemócratas y los verdes, las polÃticas ambientales no atentan contra la agricultura, todo lo contrario: buscan evitar que la crisis climática y la pérdida de biodiversidad destruyan las futuras cosechas y que -por ejemplo- la sequÃa de este 2023 sea crónica en las próximas décadas.
"El PPE pone en jaque la agenda verde por su estrategia polÃtica de asociarse a la extrema derecha"
Los cisnes verdes -concepto acuñado en 2021 por el Bank for International Settlements (BIS) ante la posibilidad cada vez más latente de una crisis financiera por el encadenamiento de desastres naturales- son un tema principal de preocupación para bancos y multinacionales.
No en vano, más de 50 grandes empresas europeas firmaron una carta enviada a todos los europarlamentarios para que no se frene ninguna regulación ambiental. Y el Banco Central Europeo, como adelantó LPO, trabaja en un informe en el que advierte que "la destrucción de la biodiversidad destruye la economÃa europea".
Lo que hay que sacrificar o transformar, a juicio de los eurodiputados más concienciados con la causa ambiental, es el modelo agrÃcola hegemónico, "insostenible" por sus impactos ecológicos.
Ponen de ejemplo la agricultura holandesa, segundo mayor exportador de alimentos del mundo, lÃder en emisiones de óxido de nitrógeno y amonÃaco del sector agrario del continente. La mayorÃa de los granjeros europeos rechazan adaptar sus cosechas -temen perder rentabilidad- a la mitigación del cambio climático. Sus portavoces son los eurodiputados conservadores.
En la otra acera, el Partido Verde Europeo y Grupo S&D aclaran que la UE no puede sacrificar el medio ambiente en pos de garantizar el negocio agrÃcola, más en un contexto de aceleración y agravamiento de la crisis climática.
En cada una sus intervenciones para defender la Ley de Restauración de la Naturaleza, el eurodiputado socialista César Luena refuta el "falaz" argumento de que la normativa vaya a atentar conta la seguridad alimentaria.
"Es todo lo contrario. Los grandes objetivos de la ley son ayudar a prevenir los desastres naturales y reducir, justamente, los riesgos para la seguridad alimentaria. Vamos a hacer un trabajo a favor de la agricultura y la ganaderÃa. Hay mucha confusión de aquellos que dicen que esta ley perjudica a la agricultura y la ganaderÃa y es todo lo contrario, porque cuando tenemos buenos ecosistemas es cuando podremos tener garantizar la seguridad alimentaria", explica.
A su entender, hay una "trifulca polÃtica interna en los conservadores europeos" por motivos electoralistas que busca tergiversar y crispar a los agricultores para romper los consensos respecto al Pacto Verde: "Le pido a Von der Leyen que reaccione antes del próximo pleno".
La ofensiva de Weber, como explican los politólogos Jaime Bordel Gil y Guillermo Fernández-Vázquez, tiene como objetivo destronar a la actual presidenta de la Comisión, a favor de mantener el histórico pacto con los socialdemócratas y de acelerar la agenda verde.
"Von der Leyen aún resiste. Pero Hay muchas voces del PPE que piden dejar de pactar y transigir con los socialdemócratas y liberales para empezar a mirar a la ultraderecha. Meloni, con su inserción en la UE, ha agigantado estas voces. En este escenario, si en España se forma una coalición entre partidos nacionales de estos dos grupos europeos, estas voces pueden pasar a ser dominantes", explica Bordel.
El dilema está planteado. El futuro de Europa (literal) dependerá de su resolución. O se impone la aceleración de la agenda verde y la transformación del sistema agrÃcola. O se impone la destrucción del medio ambiente a favor de garantizar el status quo de este poderoso sector económico.
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