Lo que empezó como una diferencia subsanable de criterios respecto al funcionamiento del H2Med, el corredor que va a transportar hidrógeno renovable por Europa, se está transformando en una irreconciliable -y peligrosa- diferencia polÃtica. La fina cuerda que sostiene las negociaciones de España y Francia, en desacuerdo sobre el color del vector (verde/rosa) y el sentido del conducto (unidireccional/bidireccional) está a punto de cortarse, dejando en el aire la concreción del megaproyecto.
Los ánimos entre Madrid y ParÃs se caldearon esta semana a "niveles preocupantes", según reconocen desde ambas partes. El detonante fue la decisión de la Comisión Europea de considerar renovable al hidrógeno de bajo en carbono, derivado de fuentes fósiles "que produzcan al menos 70% menos emisiones de gases de efecto invernadero que el gas natural fósil a lo largo de todo su ciclo de vida".
España tomó la clasificación como un "guiño" de Bruselas a Francia. El gobierno de Emmanuel Macron vienen presionando para que el hidrógeno rosa, producido con energÃa nuclear, también sea utilizado en el H2MED.
La explicación en sencilla: el Ejecutivo galo quiere quedarse con una tajada de este millonario negocio energético. Su potencia nuclear le garantiza la mayor producción de hidrógeno rosa del continente. Los planes de exportación están sujetos a que el excedente de producción corra por este hidroducto. Por eso exige compartir que los tubos transporten ambos hidrógenos (verde y rosas) y en ambas direcciones (de sur a norte y de norte a sur).
España, potencia en energÃa renovable dentro del continente, no está dispuesta a compartir los dividendos de un proyecto que se planificó puramente verde (solo hidrógeno producido a través de energÃa con cero emisiones) y en una sola dirección: de la penÃnsula ibérica al centro de Europa.
La decisión de la CE, que debe ser votada y ratificada por todos los Estados miembros- inclinó la disputa para el lado de Francia, lo que generó malestar en Moncloa.
La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, habló de "trato de favor" de Bruselas hacia ParÃs y cuestionó al gobierno de Macron de "busca confundir" tipos de energÃa. "No vamos a ceder", advirtió sobre el futuro de las negociaciones.
"Francia ha dicho que se comprometÃa con este tubo y, si ha cambiado de opinión, que lo diga. Pero, honestamente, no tengo la impresión de que haya cambiado de opinión", se quejó la ministra, que reconoció que "hay maneras de expresarse que no me gustan".
Ribera negó que el corredor está en dudas por estas posturas encontradas: "Tenemos que estar tranquilos: que Francia esté mandando señales un poco extrañas en este contexto de negociación forma parte de las herramientas que elige cada cual".
Pero remarcó la postura ibérica: "Es discutible calificar como renovable lo que no es, porque pervierte y distorsiona algo fundamental para el futuro del sistema energético, y también las señales en torno a la innovación".
La frase "hay maneras de expresarse que no me gustan" cayó muy mal en ParÃs. A tal punto, que el embajador en España, Jean-Michel Casa, pidió derecho a réplica. Publicó una respuesta en un medio de comunicación para aclarar dejar claro el posicionamiento de su paÃs.
"A nosotros tampoco nos gustan algunas maneras de expresarse de la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica", reza el texto en su primera oración. El funcionario francés reconoció estar "sorprendido" por la forma con la que se expresó Ribera aludiendo a "señales un poco extrañas".
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"Cuando se acordó el proyecto H2Med, el 9 de diciembre de 2022 en Alicante, se admitió también, por la parte española, que el hidrógeno futuro se podrÃa producir tanto a partir de energÃas renovables como de fuentes bajas en carbono. Este compromiso fue reiterado muy claramente durante el encuentro bilateral entre el presidente de la República, Emmanuel Macron, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, al principio de la cumbre hispano-francesa del pasado 19 de enero en Barcelona", explica el embajador en su artÃculo.
Cita el artÃculo 16 de la declaración conjunta firmada por Macron y Sánchez en aquella cumbre: "Ambos paÃses reafirman su compromiso de desarrollar los proyectos de interconexión eléctrica previstos y el proyecto H2Med, que contribuirán a reforzar la seguridad energética de la UE. [...] España y Francia reconocen la importancia de la producción, transporte y consumo de hidrógeno limpio como el producido a partir de fuentes de energÃa renovables y bajas en carbono".
Lo firmado, agrega Jean-Michel Casa, no hace "ninguna referencia" a un funcionamiento del H2Med únicamente en el sentido de Barcelona hacia Marsella (y el resto de Europa), porque, "como es lógico", las interconexiones de este calado "siempre se conciben para funcionar en doble sentido".
Lo cierto es que la confrontación parece haber llegado a un punto de difÃcil retorno. España "no admitirá", en boca de la ministra Ribera que el hidrógeno nuclear "se haga equiparable a energÃas renovables y que compute para los objetivos de renovables". ParÃs dice que sin hidrógeno rosa y sin el "doble sentido", el proyecto no le interesa.
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