"Nuestra aventura acaba de empezar", prometió Giorgia Meloni a los militantes de su partido, Hermanos de Italia, durante un acto de campaña para las próximas elecciones regionales de LombardÃa. La primera ministra italiana cumple los primeros 100 dÃas de gobierno y ya dijo que tiene la intención de agotar el mandato de cinco años con sus aliados y, en simultáneo, forzar una reforma constitucional para instaurar el sistema presidencialista. Pero en Italia nunca se sabe.
Meloni sigue siendo la dirigente más popular del paÃs, aunque la última encuesta de la consultora Euromedia Research para el diario La Stampa señala que la confianza en la polÃtica posfascista bajó levemente del 39,9% al 38,5%. En el medio, Meloni mantuvo los llamados impuestos especiales a los combustibles cuando en campaña habÃa prometido su eliminación. El precio de los carburantes se disparó en las últimas semanas y el gobierno culpó a los "especuladores". Las estaciones de servicio y las distribuidoras casi van a huelga.
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La lÃder de Hermanos de Italia estaba acostumbrada a cuestionar desde la oposición y ahora que conduce el Ejecutivo se ve obligada que revaluar muchas de las posiciones que defendÃa antes de llegar al Palacio Chigi. Una promesa que sà cumplió es la supresión del llamado reddito di cittadinanza, una ayuda para las familias más vulnerables. Pero con la inflación récord, unos 5,5 millones de pobres según un informe reciente de Cáritas, y una pensión mÃnima que subió de 520 a 600 euros, la situación social es la cuestión más apremiante.
"Hay una contradicción porque Meloni se vendió como una alternativa y una solución a los problemas durante el gobierno de Mario Draghi. Pero cuando recibió el encargo de formar gobierno, demostró una continuidad con los planes de Draghi. Es muy indicativo el tema de la renta de ciudadanÃa, que fue introducida en 2018 y confirmada por los gobiernos de Giuseppe Conte y Draghi. Es una medida indispensable y que se encuentra en casi todos los paÃses europeos, a excepción de Grecia", dice a LPO Fabio Marcelli.
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El director del Instituto de Estudios JurÃdicos Internacionales del Consejo Nacional de Investigación de Italia señala que Meloni "se negó a sacar los impuestos especiales porque dice que no es el momento por la crisis: la base de su gobierno es la contradicción". La primera ministra cuenta con la oposición de la centroizquierda y a veces hasta de sus aliados. El senador Silvio Berlusconi, jefe de Forza Italia y socio del gobierno, comentó que la decisión sobre los impuestos a los combustibles era el "primer error" de Meloni.
La primera ministra tampoco sabe hasta dónde cuenta con el respaldo de la Liga de Matteo Salvini. Este martes empezaron las negociaciones para la reforma presidencialista, una de las prioridades de Meloni. El proyecto busca habilitar la elección directa del jefe de Estado -actualmente es designado por el Parlamento-, si bien no especifica si el presidente o presidenta tendrá poderes y formará gobierno, un modelo más parecido al de Francia.
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"La derecha puede contar probablemente con el voto de los sectores de centro y con una parte del Partido Democrático, de centroizquierda. Si logra aprobarla con dos tercios de la cámara puede evitar el referéndum popular, como marca la Constitución. Es darle más poder a la figura del presidente, que deberÃa ser elegido directamente por el pueblo, algo que nunca pasó en la historia de Italia", asegura Marcelli. Pero la Liga quiere discutir primero un sistema que otorgue mayor grado de autonomÃa a las regiones.
El analista apunta esas diferencias como "factores de tensión" dentro del gobierno. "La Liga presiona por la autonomÃa diferenciada, es decir, darles más dinero a las regiones más ricas, algo que profundizarÃa la desigualdad. Hay una profunda disparidad histórica entre el norte, parte el centro y el sur, que es mucho más pobre. A la Liga le interesa esto porque después de la derrota de septiembre, está tomando mucho peso con Luca Zaia en la región del Véneto porque quiere más poder y piensa en su electorado", dice. Por el momento estas rispideces no pusieron en riesgo al Ejecutivo.
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Meloni hace buena letra en Europa para disipar el temor por su afiliación posfascista. Apenas ganó las elecciones en septiembre se alineó con la OTAN y la UE en el respaldo a Ucrania y planteó la cuestión de la gestión migratoria comunitaria sin estridencias. Y puertas adentro logra contener a los socios que juegan por su cuenta y enfrenta una oposición dividida, con el PD en una crisis existencial y sin contrapeso. En las elecciones regionales de Lazio y LombardÃa del 12 y 13 de febrero Meloni podrá testear en parte si su gobierno cumple con las expectativas.
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