La guerra en Ucrania está forzando a Europa a recalibrar sus objetivos estratégicos. Como aseguró esta semana Josep Borrell, "tenemos que asumir más responsabilidades nosotros mismos". El jefe de la diplomacia europea se referÃa a la seguridad del continente, pero también a la necesidad de construir poder duro y una mayor autonomÃa, en sintonÃa con la prédica de Emmanuel Macron.
En junio, el presidente francés habÃa pedido reforzar la industria europea de defensa, que entonces se interpretó como un cuestionamiento implÃcito a la OTAN y al apoyo cerrado de paÃses como Polonia y los bálticos a la alianza atlántica. La invasión rusa conspira contra los planes europeÃstas de Macron que, al igual que los lÃderes de la UE, ha tenido que enfocarse en los efectos de la crisis energética.
Para Eduardo Saldaña, experto en Relaciones Internacionales y fundador del sitio El Orden Mundial, "hay un cambio en los equilibrios de peso internos de Europa". "El contexto favorece mucho al bloque del Este, algo que puede ser peligroso si Bruselas no sabe controlarlo. Es un cambio basado en el contexto de la crisis ucraniana y la apuesta por el rearme. Por ejemplo, la posición iliberal de Polonia no ha cambiado sustancialmente", dice a LPO.
El analista apunta además a los mecanismos de consenso en la UE. Macron y el canciller alemán Olaf Scholz se mostraron a favor de establecer el voto mayoritario para contrarrestar el veto de paÃses dÃscolos como HungrÃa, cuyo primer ministro Viktor Orbán viene condicionando la adopción de sanciones contra Rusia. "El gran problema es la unanimidad. No puedes tener a un paÃs miembro chantajeando a todo un bloque. Si quieres una Europa geopolÃtica necesitas una capacidad de decisión mucho más dinámica y reactiva", sostiene Saldaña.
A finales de septiembre, Orbán sugirió una consulta en HungrÃa para revisar las sanciones, que según su visión fueron impuestas por "los burócratas y las élites de Bruselas", un argumento calcado del Kremlin, y están llevando al paÃs y a Europa a un escenario de recesión. Se trata de una preocupación común a todos los gobiernos europeos. Alemania reconoció que la crisis energética se está convirtiendo en una crisis económica. Mientras los lÃderes europeos parecen replegarse, Macron insiste en mantener la iniciativa, como quedó demostrado en la última reunión de la Comunidad PolÃtica Europea en Praga.
Scholz defiende la entrada de turistas rusos y enfrenta a Alemania con los paÃses bálticos
El mandatario francés apadrinó esta plataforma que incluye a paÃses extra UE -desde Reino Unido a los balcánicos- y que le sirvió para exhibir el aislamiento de Rusia y Bielorrusia. Durante el encuentro Macron propició un acercamiento entre Armenia y Azerbaiyán para superar el conflicto fronterizo y organizó rondas de conversaciones con los distintos dirigentes. En el fondo, Macron está tanteando el terreno para medir el compromiso de sus interlocutores con la autonomÃa estratégica. Sin embargo, la defensa común, al margen de la OTAN, tendrá que esperar.
"Para ser soberano a nivel estratégico hace falta inversión en defensa. El dinero que ahora va a la OTAN deberÃa ir a desarrollar una polÃtica común de defensa. No es gratis tener un ejército europeo. El simple hecho de enviar armas a Ucrania demuestra que hay una intención de ser un poco más independiente en materia defensivo-militar. Es un debate a largo plazo", asegura a este medio Emilio Ordiz, máster en Unión Europea y analista de El Orden Mundial.
"Europa ha fiado todo a una dependencia defensiva y militar de EEUU en el marco de la OTAN. La UE no nació como una estructura geopolÃtica, su influencia es comercial. Ese poder blando ahora ya no sirve. La UE está viendo que está llegando a sus lÃmites en el margen de maniobra. Por pura inercia necesitará ser más soberana. Una cosa es cuánto tarde. Un triunfo de Trump puede ser una oportunidad para que la UE se despegue de la OTAN, si EEUU pasa otra vez al proteccionismo polÃtico", continúa en alusión a un eventual retorno del republicano a la Casa Blanca en 2024.
Con todo, en este momento la postura intransigente de Polonia, los bálticos e incluso Finlandia contrasta con la vÃa dialoguista de Macron y Scholz. En el Eliseo se habla de preparar el escenario para una negociación de paz y se descartó que ParÃs recurra a una respuesta nuclear si Vladimir Putin se inclina por esa opción. Por otra parte, En Europa no hay certeza sobre el fin de la invasión y tampoco qué consecuencias podrÃa traer para Ucrania y el continente. La discusión más seria que enfrentan los gobiernos europeos es cómo enfrentar el reemplazo de los hidrocarburos rusos de cara al invierno y prepararse para una mayor conflictividad social.
"Lo importante a nivel polÃtico no es tanto el golpe de la guerra como la capacidad de reacción de cada Estado miembro y de la UE en su conjunto. Hay que tener un ojo en el largo plazo y otro en el muy corto plazo para calmar ese descontento", observa Ordiz. Las protestas van tomando fuerza y el deterioro del poder adquisitivo es una realidad que los gobiernos siguen de cerca. La ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, se refirió meses atrás al temor de los empresarios por posibles "levantamientos populares".
Los sindicatos italianos salieron a las calles del paÃs para reclamar por el aumento de las facturas del gas y la electricidad. En Francia, la huelga en seis refinerÃas está provocando un fuerte desabastecimiento en las estaciones de servicio. El riesgo es que partidos euroescépticos o de extrema derecha ganen músculo en medio de la crisis y se instalen como alternativa. Para el eje franco alemán que guiaba a la UE es un reto tan serio como el avance ruso y el impacto de la crisis.
"Alemania no ha sufrido una crisis en décadas. Y esta crisis les va a golpe muchÃsimo, va contra el modelo energético que ellos habÃan desarrollado. En Europa del Este hay conciencia de resistir lo que se viene. No descarto que, ante un estancamiento del conflicto y una muestra de debilidad de Ucrania, Alemania sea quien presione para que haya negociaciones. Pero para hacer eso la situación deberÃa ir muy mal. Vamos hacia una ola de chalecos amarillos 2.0 en los próximos meses", asegura Saldaña.
"No hay otro liderazgo fuerte que pueda apoyar a Macron. Él quiere una OTAN europea, pero perdió peso en la capacidad de gobierno, no tiene asegurada la gobernabilidad en Francia y no sé si podrá centrarse tanto en Europa. No tienes un lÃder muy fuerte en la UE. Eso es aprovechado por los paÃses del Este y del báltico", continúa. Los europeÃstas buscan inclinar la balanza a su favor, un juego difÃcil en medio de la guerra y cuando todas las previsiones estallaron por los aires.
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- 115/10/2210:29Siempre fuerom y siguen siendo los gringos el accionista mayoritario. De los insumos en armas que tiene Ucrania los americanos son lejos los que mas redito le significaron y eso difícilmente cambie....en trcnologia e inteligencia militar estam al menos un paso por encima del resto