El portavoz de Vladimir Putin confirmó que el excanciller alemán Gerhard Schröder se encuentra en Moscú. Dimitri Peskov no quiso informar si el dirigente socialdemócrata se reunirá con el mandatario ruso, pero la amenaza de un corte total al suministro de gas explica la presencia de Schröder en Rusia. Además, la crisis energética está provocando una serie de choques en el gobierno de coalición de Alemania, una situación que el actual canciller Olaf Scholz busca descomprimir.
Schröder y Scholz pertenecen al Partido Socialdemócrata (SPD), aunque los vÃnculos del primero con Rusia -ocupó puestos relevantes en las empresas de energÃa Rosneft y Gazprom- terminaron por aislarlo de la polÃtica alemana. Ahora podrÃa frenar su expulsión del SPD, un procedimiento en el que la cúpula partidaria tiene la última palabra, si finalmente logra abrir una vÃa de diálogo directo con el Kremlin. Las dos partes parecen necesitarse en este momento.
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Las autoridades rusas anunciaron el lunes que el flujo de gas hacia Alemania a través del Nord Stream 1 se reducirá hasta el 20%, por lo que el paÃs queda lejos de garantizar el almacenamiento del 80% para octubre. En otras palabras, tendrá que seguir importando gas desde Rusia a medida que se acerca el invierno. Es que el almacenamiento de gas en Alemania está en un 66,4%, frente 77,7% de República Checa o el 70,5 % de Italia, también dependientes de los hidrocarburos rusos.
Schröder concedió una entrevista semanas atrás en la que confirmó que Putin estaba interesado en una solución negociada al conflicto con Ucrania. La publicación alemana Der Spiegel informó que el excanciller se trasladó a la capital rusa para hablar sobre el abastecimiento de gas. La jugada coincide con un cambio de humor en BerlÃn respecto a la guerra, el horizonte económico y las perspectivas de sectores clave de la economÃa local. En todo caso, Schröder tiene un acceso privilegiado al mandatario ruso y la relación personal, más allá de los negocios posteriores con empresas rusas, se remonta a sus años en el gobierno, entre 1998 y 2005.
La contracción de la economÃa ya es un hecho y los empresarios alemanes vienen alertando a Scholz sobre los efectos de la escasez de gas en los niveles de actividad. Pero las respuestas que plantean los socios de la coalición oficialista apenas generan consenso. El Partido Democrático Libre (FDP) defiende que las centrales nucleares que permanecen abiertas continúen operando hasta 2024, en vez de cerrarlas a fin de año. La iniciativa es rechazada por Los Verdes.
La ministra de Relaciones Exteriores y dirigente de Los Verdes, Annalena Baerbock, descartó la opción del FDP y propuso sustituir la nuclear por carbón. Lo más preocupante, sin embargo, es que la ministra presentó la semana pasada un escenario casi anárquico para los próximos meses. Sin gas ruso, "no podremos prestar ningún tipo de apoyo a Ucrania, porque estaremos ocupados con levantamientos populares".
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Baerbock trató de quitarle dramatismo a sus declaraciones y se corrigió. Lo que en verdad querÃa decir es que Alemania seguirá necesitando el gas de Rusia. "Debemos asegurarnos de que esta guerra no provoque divisiones en la sociedad", sostuvo, una premisa que comparten en el gobierno y entre los empresarios. El liberal Robert Habeck, número dos del Ejecutivo y ministro de EconomÃa, acaba de reconocer que el paÃs tendrá que racionar la energÃa y reducir el consumo de gas hasta el 20% de cara al invierno.
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Por su parte, el ministro de Trabajo, el socialdemócrata Hubertus Heil, está preparando un paquete que incluye ayudas sociales y una moratoria para aquellas personas que ya no pueden pagar las facturas de luz y gas, que debe contar con el respaldo de la coalición para salir adelante. Fue justamente Heil el que le bajó el precio al viaje de Schröder esta mañana. "No es relevante para la polÃtica del gobierno federal y mi partido. La CancillerÃa Federal no estuvo ni está involucrada en el viaje de Gerhard Schröder a Moscú", aclaró.
Como señaló LPO, Scholz fue de los primeros lÃderes europeos en proponer una tregua y levantar el teléfono para hablar con Putin. La reticencia inicial a armar a Ucrania refleja la enorme dependencia del gas ruso, que obligó al gobierno alemán a reconocer que las sanciones más allá del petróleo son inviables. El canciller tiene que lidiar con Volodimir Zelenski, que exige a Bruselas un embargo total a los hidrocarburos rusos, los socios de la UE más intransigentes con Moscú, como Polonia y los paÃses bálticos, y con las propias decisiones del Kremlin.
Putin sabe que el corte absoluto del suministro a Europa implica perder un mercado que no descarta recuperar una vez terminada la invasión a Ucrania. Para Alemania, que en el mejor de los casos crecerá solo un 0,8% en 2023, según el FMI, la provisión de gas ruso es una cuestión vital para su economÃa. Los polÃticos alemanes no pueden decirlo en voz alta, pero esperan que los buenos oficios de Schröder den resultados.
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El excanciller estuvo reunido con Putin dÃas después del inicio de la invasión, en marzo. Sus compañeros de partido y sus detractores creen que podrÃa estar siendo usado por el presidente ruso para enviar mensajes confusos a Alemania, si bien otros admiten que es una puerta que hay que dejar abierta. El diagnóstico es claro para todos en Alemania.
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