
Pedro Fresco (Valencia, 1981) es Director General de Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana (PSPV-PSOE, CompromÃs y Unidas Podemos), cargo polÃtico cada vez más relevante para las administraciones públicas en este contexto de crisis. Es licenciado en QuÃmica por la Universidad de Valencia, especialista en mercados energéticos y autor del libro "El futuro de la energÃa en 100 preguntas".
En diálogo con LPO explica algunos temas centrales del álgido debate continental en materia energética en la vÃspera de un invierno negro para Europa. Cuenta cómo España montó su red de regasificadoras -clave para evitar los racionamientos que sà sufrirán otros paÃses-; cuáles van a ser los problemas domésticos en los próximos meses (un fuerte ajuste por el incremento de los precios); lo que falta en materia de ahorro (la importancia del autoconsumo); los desafÃos comunicativos ante la gravedad de la crisis (Moncloa tiene tarea por hacer); y su posicionamiento en un choque de postura que empieza a darse con fuerza entre los cientÃficos: ¿El crack energético es coyuntural o estructural?
¿Cómo llega España a tener una red de regasificadoras que, en este contexto de crisis energética, es la envidia de toda Europa?
Dos ideas que tienen que quedar claras. La primera: muchas veces los aciertos y fallos de la polÃtica te lo da la casualidad. La segunda: la historia condiciona mucho la situación estructural de un paÃs. En el caso concreto de España y sus regasificadoras hay que decir que la penÃnsula no tiene recursos gasÃsticos. TenÃa unos pequeños yacimientos agotados, por lo que tenÃa que importar el gas cuando empezó el tema de la economÃa del gas. España se ve muy lejana a todos los principales proveedores europeos: Noruega, Holanda, Reino Unido. Estamos hablando de los años 60 y 70. España no era un paÃs democrático por la dictadura de Franco y estaba aislado en cuanto a relaciones comerciales. Sà tenÃa relaciones bastante buenas con los paÃses árabes, aunque con Argelia nunca fueron de demasiada confianza. Primero porque Argelia tenÃa relaciones con la URSS. Y segundo porque España estaba en el medio de la histórica relación tensa entre Argelia y Marruecos. Entonces la construcción de un gasoducto de España a Argelia no terminaba de convencer a los polÃticos durante el final de la dictadura. Prefirieron la construcción de la primera instalación toda Europa de Gas Natural Licuado (GNL), la del puerto de Barcelona. Luego llegaron las dos siguientes regasificadoras en los 80, ambas en el sur de España. Con la caÃda de la Unión Soviética, en los 90, las relaciones comerciales se normalizan a nivel continental y se construyen los gasoductos que hoy nos unen con Argelia.
¿Las otras cuatro regasificadoras son producto del "boom" económico de los primeros años del siglo XXI?
Exacto. En la década del 2000, los polÃticos españoles proyectaban un crecimiento energético sostenido, necesario para mantener el crecimiento económico que, según la visión de la época, habÃa llegado para quedarse. Se hace una gran estructura de regasificadoras y se construyen las otras cuatro y también muchÃsimas centrales de gas. En España hay 26 mil megavatios de centrales de ciclos combinados de gas. Es mucha más potencia de lo que necesita el paÃs. ¿Qué pasó? Llegó la crisis de 2008 y en España el consumo energético cayó de forma pronunciada. Nos quedamos con mucha infraestructura y con mucha capacidad de regasificación que por entonces no necesitábamos al alcanzarnos las dos tuberÃas con Argelia. Esta "abundancia" es algo que se criticó mucho durante años porque tener esta infraestructura tenÃa un coste que se pagaba en las facturas de gas. Pero la historia da vueltas inesperadas. A España no le puede pasar nunca lo que le está pasando al resto de sus socios con Rusia. Aunque Argelia nos corte el gas, tendrÃamos capacidad sobrada para traer todo el gas por buques. Lo que durante muchÃsimo años se consideró como exceso, hoy te da una garantÃa de suministro que otros paÃses no tienen.
¿Tanto se criticó aquel "exceso"?
SÃ, en el mundillo polÃtico habÃa una crÃtica constante por tener las regasificadoras sin usar y por tener los ciclos combinados parados. Recuerdo muchas crÃticas al gobierno de Zapatero, aunque claro el tema venÃa de arrastre porque la apuesta también habÃa sido del gobierno de Aznar. Nunca aquella crÃtica estuvo en las primeras planas de los periódicos porque el tema energético nunca estuvo en la agenda.
Entonces, tanto el PP con Aznar como el PSOE con Zapatero apostaron por esta gran estructura de regasificadoras.
Totalmente. En aquella época se pensaba que España iba a crecer un 4% anual de forma lineal. Según las previsiones de aquel momento, hoy España deberÃa estar consumiendo más de 500 TWh, cuando en verdad estamos consumimos 375 TWh.
Ese "vivir más allá de las posibilidades" tiene su aspecto positivo al hacer este revisionismo histórico.
Puede pensarse asÃ. Se hizo una previsión económica que no se cumplió. Con lo cual fue un error estratégico. Muchas veces esa estructura quedó inutilizada, como las estaciones de tren de alta velocidad, los aeropuertos, también criticados. Pero a veces la historia da la vuelta. Ahora la penÃnsula ibérica es el centro de mayor seguridad energética de toda la UE porque tiene una independencia absoluta de Rusia y una independencia absoluta de cualquier proveedor porque puede tras el gas por barco. Esto en el presente. Y en el futuro España tiene la energÃa solar y eólica más barata de toda Europa. Ya no es que no se va a quedar sin gas. Las empresas de alto consumo eléctrico que vengan a España pueden acceder a la energÃa renovable más barata de Europa. Tenemos una situación privilegiada en este delicado contexto de crisis. En el reino de los ciegos, el tuerto es el rey.
¿Crees que por esta ventaja estructural España va a poder sortear el tan temido racionamiento que sà van a sufrir otros paÃses?
España no va a tener ningún racionamiento por carestÃa de gas. España puede traer el gas por barco siempre que lo pague. El problema para España es de precios. Hablando claro: se lo vamos a quitar a un paÃs más pobre. Los barcos metaneros se desvÃan si aparece algún paÃs que levanta el teléfono y paga más. España no se va a quedar sin energÃa. Lo que puede haber es una caÃda de la demanda porque no se pueda pagar, porque las empresas y particulares reduzcan el consumo por los altos precios. Repito: es inverosÃmil que España se quede en una situación de apagón. Otra cosas es que cierren empresas porque no pueden pagar el gas. Algo que ya está pasando.
Europa se prepara para una "economÃa de guerra" con racionamientos por su crisis energética
A nivel ahorro, ¿qué falta en el decreto que aprobó el Gobierno?
Nosotros en la Comunidad de Valencia hemos hecho ocho propuestas. Tiene que haber dos vÃas claras y que que trabajar en las dos a la vez. Tiene que haber una reducción de consumo, pero sobre los consumos que llamamos absurdos. Nuestra sociedades son despilfarradoras de energÃa de forma masiva. Gastamos muchÃsima energÃa sin que tenga la más mÃnima utilidad. Contra eso hay que ir. Eso se hace con polÃticas de ahorro, pero también con polÃticas de eficiencia energética. Hay que empezar a usar e instalar aquella tecnologÃa que antes, en medio de la abundancia energética, no se instabalan porque no generaba dividendos. Hoy el ahorro energético significa mucho dinero. Lo otro: España tiene que instalar renovables masivamente. Puede hacerlo. Tiene muchÃsimos recursos. Hay que ahorrar a la vez que generar energÃa limpia para dejar de depender de los combustibles fósiles. En este sentido, la generación más rápida, que se puede instalar enseguida, es la del autoconsumo. Me refiero, básicamente, a los paneles solares que se colocan en los tejados de las viviendas o a un costado de una fábrica. Es energÃa que no va a la red eléctrica, va al consumidor directamente. Cuando se genera más de lo que se consume, eso exceso de energÃa sà va a la red. Esto en España, por cuestiones regulatorias, está bastante limitado. Las empresas, por lo general, colocan un aparatito de auto vertido que hace que el exceso de energÃa se destruya, lo que a mi entender es bastante anómalo. En este momento de crisis energética tu no puede permitir que haya energÃa renovable que se esté destruyendo. Esto está naturalizado en España. Hay que arreglarlo.
¿Es posible el autoconsumo colectivo? Las grandes ciudades están abarrotadas de edificios y urbanizaciones...
El autoconsumo colectivo tiene varios problemas. Primero porque es algo relativamente nuevo y los procedimientos son muy largos y desconocidos. Y luego están las dificultades que se generan en las comunidades de vecinos. Es una locura discutir esto a nivel de un edificio. Pero hay una limitación que sà puede corregirse: hoy la norma permite el autoconsumo colectivo para aquellos que estén solo a 500 metros de la instalación. La realidad nos demuestra que ese lÃmite es corto. Tenemos muchos pueblos que quieren hacer instalaciones de este tipo para dar energÃa a sus vecinos pero están a más de 500 metros de los cascos urbanos. Si eso lo ampliamos a dos o 5 kilómetros, muchÃsimos de estos proyectos que yo conozco como director general, podrÃan hacerse.
¿Han tenido recepción del gobierno central al plantear estas medidas?
Nosotros llevamos mucho tiempo luchando en ampliar los 500 metros. Hemos tenido reuniones con el Ministerio y con los grupos parlamentarios. Parece ser que los diputados ya han pactado superar este lÃmite. El trabajo de la administración valenciana empieza a tener efecto. Muy probablemente esto se modifique en las próximas semanas. Tenemos que intentar no quedarnos cortos. Ya que abrimos esta puerta no cambiemos 500 metros por un kilómetro. Vamos a ser atrevidos acorde a la difÃcil situación energética que atraviesa el paÃs. Si en una crisis energética no somos atrevidos estamos cometiendo un error. Más instalaciones es más ahorro de gas, que es de lo que se trata.
El atrevimiento polÃtico va de la mano de la preocupación social. ¿El Gobierno está comunicando bien la crisis energética? ¿El ciudadano de a pie entiende la gravedad del problema?
España tiene una situación dual en este sentido. Tenemos que ahorrar energÃa por compromiso con nuestros socios y porque no podemos permitir que el resto de paÃses se hagan más eficientes y nosotros no, para no ser en unos años la economÃa más inefectiva de Europa. Pero es cierto que no tenemos el riesgo energético que tienen Alemania y Francia, por ejemplo. Es normal que el Gobierno no quiera alarmar. Pero tenemos que saber comunicar la importancia de esto sin alarmas. No es fácil: hay que acertar al hacerlo. Yo pienso que la población mayoritariamente entiende y comparte las necesidades de ahorro. Por ese lado podemos estar contentos. Pero también es verdad que convivimos con muchos discursos polÃticos irresponsables por parte de la oposición. En lugar de enfocar la crÃtica de una forma constructiva -la crÃtica es normal, claro-, se la está enfocando desde un punto de vista egoÃsta e irresponsable, resumida en la frase "yo por qué tengo que apagar las cosas si las puedo pagar". Ese trumpismo y populismo es muy peligroso porque hace que una parte de la población entienda el ahorro como una imposición contra la libertad. A la extrema derecha no le pido nada. Pero la derecha moderada, los partidos conservadores, tienen que cambiar radicalmente esa actitud. La derecha no está entendiendo al mundo hacia el que vamos. La era histórica de la humanidad está a punto de cambiar. No sabemos para dónde va a ir. Tenemos muchos proyectos colectivos por delante, uno de ellos es la transición energética.
Del otro lado, hay muchos cientÃficos que sostienen que la crisis energética es más estructural que coyuntural por el agotamiento de los combustibles fósiles. ¿Coincides con esta visión?
Hay muchos matices. Lo primero: lo que está pasando ahora no es un agotamiento de recursos. Lo que está pasando ahora es un problema de suministro de recursos que no es la primera vez en la historia que pasa. Hay una cuestión geopolÃtica y de cadenas rotas por culpa de la pandemia que explica este momento. No se han agotado los combustibles fósiles. Van a volver más crisis de este estilo. Las crisis energéticas son recurrentes en la historia. Vamos, eso sÃ, a un proceso de desinversión de los combustibles fósiles. La humanidad no se puede permitir quemar más de este energÃa. Aunque superemos este bache, que lo vamos a superar, y que vuelva la "normalidad" de precios de aquà a cuatro años, no podemos caer en el error de cayó la generación de gobernante de los 80. Europa en los 70 con la crisis del petróleo trabajó mucho sobre eficiencia energética y generación no fósil. Las centrales nucleares de Francia son un ejemplo. Existieron muchas polÃticas para dejar de ser dependientes de los combustibles fósiles, como las bombas de calor en Escandinavia. Cuando los precios volvieron a caer se dejó todo atrás, en consonancia con el modelo neoliberal que empezaba a andar. Si volvemos a cometer ese error, en 15 años volverá otra crisis energética y tendremos los mismo problemas. Tenemos que tener claro que no se están agotando los recursos, que la normalidad volverá y que cuando eso pase tendremos que insistir con la necesidad de cambiar nuestra matriz energética.
¿Pero esa nueva matriz energética no va a rediseñar el capitalismo global?
Eso sÃ. El neoliberalismo y la globalización sà han acabado. La pandemia dio la puntilla y esta ruptura geopolÃtica de bloques ha llevado al fin del mundo de la globalización. Vamos a un capitalismo distinto. ¿Cómo va a ser? No lo sabemos. Gramsci decÃa que en los claroscuros de la historia aparecÃan los monstruos. Parece que estos monstruos están apareciendo. Hay olas reaccionarias que quieren volver al pasado. Tenemos que entender que el mundo del que venimos empieza a dejar de existir. La confianza ciega en el mercado, la sensación de que daba igual fabricar las cosas en mi pueblo o en la otra punta del planeta, todo eso ya no es asÃ. Tenemos que crear un mundo nuevo teniendo claro que hay que volver a fabricar cosas esenciales en tu propio paÃs y que hay que ser autosuficiente a nivel energético, por poner dos ejemplos. Repito: no sabemos qué mundo nos depara el futuro. Pero neoliberal y globalizador seguro que no.
¿Este nuevo orden tiene capacidad para ofrecer la enorme cantidad de energÃa que consume el capitalismo global? ¿Las energÃas renovables van a poder reemplazar en toda su magnitud a los combustibles fósiles?
Hoy no hay una estructura de renovables para un reemplazo total, eso está claro. Pero puede haberla. Se puede crear. No olvidemos que detrás de los cambios geopolÃticos hay una cuestión fÃsica, el cambio climático. Para combatirlo tienes que eliminar toda la base fósil. Hay dos caminos para esto: cambiar fósiles por renovables, que lo estamos haciendo. Ahora bien, si el listón de consumo sigue subiendo, por más que cambiemos la matriz energética no vamos a poder descarbonizar nuestra matriz energética en el tiempo que necesitamos para evitar los peores escenarios de cambio climático. Para poder cumplir con las metas climáticas necesitamos reducir energÃa. Crear una nueva infraestructura para los próximos 30 o 40 años no es fácil. Sà o sà tenemos que bajar el techo de consumo. Pero la reducción de energÃa tampoco puede ser infinita. Si se reduce la energÃa más allá de un lÃmite el bienestar de las personas se verÃa afectado. Va a parecer un populista de extrema derecha y te va a decir que todo es mentira y que "oiga, ahà hay carbón para quemar, quemémoslo". Y la gente lamentablemente entre elegir que se atente contra su calidad de vida y quemar combustibles fósiles, elegirá lo segundo. Estoy convencido que evitando el despilfarro de energÃa se puede reducir, al menos, un 30% el consumo sin atentar contra la calidad de vida de la gente.
Algunas investigaciones señalan que el planeta no tiene los minerales suficientes que se necesitan para desplegar de forma masiva las renovables. ¿Esta preocupación es exagerada?
Yo estoy hablando de que no hay lÃmites a nivel de recursos energéticos, de la energÃa que nos da el sol, el viento, el agua. Eso es muy superior a lo que necesitamos como humanidad. Esa energÃa que está ahà necesitamos extraerla, necesitamos tecnologÃa. Y para hacer tecnologÃa necesitamos materiales para poder construirla. Ahà aparece este debate. ¿Tenemos litio, cobre y tierras raras suficiente? Tenemos que tener cuidado con generar lógicas tramposas. En muchos momentos de la historia, el hombre pensó que no tenÃa recursos para hacer nada de lo que después se hizo. En el siglo XVIII, por ejemplo, nadie habrÃa pensado que habrÃa material para hacer las vÃas de trenes que tenemos hoy. Lo mismo en el siglo XIX para hacer mil millones de coches, hubiesen pensado que era una locura y que no habÃa materiales. El ser humano no conoce del todo lo que hay en la tierra ni las tecnologÃas del futuro. Volvamos a la pregunta: ¿tenemos los materiales para multiplicar por 50 las energÃas renovables? Evidentemente que no desde nuestro conocimiento. Pero hemos empezado a buscar litio de forma intensiva hace 15 años. Cuando necesitemos más, seguramente se descubrirá más, seguramente no lo desperdiciaremos en un vertedero, lo recuperaremos. Si nos quedamos sin cobalto, haremos baterÃas sin cobalto, que se pueden hacer. No podemos crear lógicas tramposas de decir que con el litio que tenemos hoy no podemos hacer millones de baterÃas. Hay muchos caminos por explotar para suplir esa carestÃa que vemos hoy, desde baterÃas más eficientes, fabricadas con otros materiales u otros sistemas de almacenamiento. No subestimemos nunca al ser humano ni creemos restricciones apocalÃpticas.
Claramente te ubicas en la acera de enfrente de los discursos apocalÃpticos.
Hay muchos grises que estos discursos omiten. En toda la historia de la humanidad existieron discursos de "eso es imposible, eso no se puede hacer". Al ser humano le cuesta imaginar lo que no existe. Lo que no tiene ningún sentido es ir diciendo que tal o cual cosa es imposible en el futuro. Esta alternativa, la imposibilidad, no lleva a ningún sitio. Lleva a pudrirnos en la parálisis y en el no hacer nada. Si después resulta que los agoreros tienen razón, pues uno aceptará que ha estado equivocado. Lo que estoy seguro es que no podemos decirle a la humanidad que consuma energÃa como sus bisabuelos. Voy a tener a la extrema derecha gobernando en diez minutos como diga eso porque la gente no lo va a aceptar. Es un camino que va al desastre.
En tu razonamiento los discursos negacionistas y colapsistas, aparentemente tan contrapuestos, se tocan en un punto.
El apocalÃptico no tiene las mismas intenciones que la extrema derecha, eso está claro. Pero en su negatividad, en sus ganas de decir que no se puede hacer nada, en las ganas de tener razón, acaba haciéndole el juego a la extrema derecha. Esto es una constante histórica en los movimientos polÃticos. Las vertientes de izquierda más extremistas siempre han sido contraproducentes para las revoluciones y los cambios. En su maximalismo han acabado haciendo más daño a sus propios aliados que a los enemigos. Este apocalipsismo energético va en esta lÃnea. Están más preocupados en demostrar que las renovables no valen o no alcanzan que de luchar contra el cambio climático. Es una locura. Están atacando a quienes deberÃan ser sus aliados por las ganas de tener razón, de querer sin querer, vaya contradicción, de que la gente piense que no hay más solución que las que dicen ellos: volver al consumo energético de nuestros bisabuelos. Es un infantilismo polÃtico. El negacionista y el apocalÃptico, sin querer, se tocan y se apoyan.
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