
A finales de este año, Valencia tendrá en funcionamiento la planta solar urbana más grande de España. Lo que empezó siendo una ambiciosa idea de un concejal se transformó con el paso del tiempo en un proyecto energético pionero: casi siete mil placas fotovoltaicas distribuidas en los cincos cementerios públicos de la ciudad.
El Ayuntamiento ya adjudicó los contratos del plan RIP (Réquiem in Power) por 3,2 millones de euros tras finalizar el proceso de licitación. Las obras empezarán en abril y finalizarán en diciembre. La ciudad ganará 2,8 megavatios de potencia, lo que equivale a la electricidad de un millar de viviendas.
El autor del proyecto es el concejal Alex Ramon (CompromÃs). Cuando asumió en 2019 recibió tres competencias: agricultura, transición energética y cementerios. "Vi una posible sinergia y propuse esta innovadora idea", cuenta en diálogo con LPO.
El estudio técnico arrojó que la superficie es idónea para instalar panales solares. Los techos de los nichos, sin ninguna utilidad, tienen una "muy buena orientación" para captar la energÃa solar.
Ramon se reunió con el Arzobispo de Valencia, quien dio el visto bueno. La recepción también fue positiva en la calle y en las redes sociales. "Por qué no se hizo antes", fue el comentario más repetido entre los ciudades sensibilizados por el cambio climático y la transición energética.
A nivel polÃtico, la medida no generó ningún rechazo. "En la comunidad valenciana hay un fuerte debate por la aprobación en masa de las macroplantas fotovoltaicas. Desde CompromÃs decimos que no podemos hacer la transición energética sacrificando el medio rural. Si para poner una planta solar si tiene que cortar mil almendros o mil olivos, claramente no se está eligiendo el lugar correcto. Lo mismo si todo un pueblo está en contra", explica el concejal.
En Castellón, por ejemplo, la ciudadanÃa y las fuerzas polÃticas locales están en contra de la megaplanta solar "Magda", una gigantesca infraestructura verde que, de construirse, transformará la geografÃa (suelos, sistemas productivos, paisajes) de diez municipios.
"En contraposición a este modelo, nosotros apostamos por el autoconsumo como primera alternativa. En lugar de poner 100 mil placas en un campo, pensamos que es mejor que 100 mil hogares pongan sus propias placas. No se afecta al medio natural, no hay pérdida de la energÃa y, lo más importante, los propios ciudadanos son los dueños de las renovables. Es decir, se democratiza y se empodera a la ciudadanÃa. Qué mejor que este modelo", señala el edil.
La mayorÃa de los paneles -unos 4.500- se instalarán en el Cementerio General. El resto se repartirán entre los cementerios del Cabanyal, Campanar, Benimà met y el Grao. El Ayuntamiento no descarta ampliar la planta con los años y cubrir otras zonas de nichos.
Ramon adelanta que el poder polÃtico local seguirá buscando suelo degradado para redactar nuevos proyectos de energÃa solar urbana. "En una ciudad lo difÃcil es encontrar sitio lo suficientemente grande para hacer instalaciones de esta envergadura. En Valencia hemos sido pionero para buscar, encontrar y planificar. Lo bueno es que el resto de las ciudades nos pueden copiar porque todas tienen cementerios públicos", subraya.
A juicio del funcionario, el proyecto deja una lección para la polÃtica: "Es un ejemplo de que hay alternativa a las plantas en suelo rural y forestal, un ejemplo de que otra transición energética es posible".
La clave: "la voluntad polÃtica". "Las empresas prefieren no construir en terrenos urbanos degradados, les es mucho más económico los terrenos rurales. Pero los poderes públicos pueden y deben ir a contramano de esta lógica de mercado en una tema tan estratégico y sensible como la transición energética", afirma el concejal.
En paralelo a la construcción de la planta urbana, el consistorio que dirige Joan Ribó inició los trámites para crear una empresa mixta que, justamente, se centre en la gestión y generación de la energÃa fotovoltaica y en el mantenimiento y la actualización de las instalaciones.
Los cálculos del Ayuntamiento es que la empresa, con un 51% de capital municipal, canaliza más de 70 millones de euros en inversiones público-privadas para instalar 72,25 megavatios de potencia en los tejados municipales, el equivalente a la electricidad que consumen 27.400 viviendas en un año.
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