
En el forzado juego de las etiquetas, Pedro Fresco, el ex director general de Transición Ecológica de Valencia, es un "tecno-optimista" que defiende a ultranza el despliegue acelerado y masivo de los proyectos renovables en suelo agrÃcola y forestal. Quienes alzan la consigna de "renovables sà pero no asÃ" lo acusan -sobre todo en redes sociales- de minimizar los impactos sociales, territoriales y productivos de un "modelo especulativo" que se escuda en la transición energética para potenciar las arcas de multinacionales y de fondos de inversión.
Pero fuera del caos virtual, en la charla con un periodista o frente a un teclado -acaba de publicar un policy brief titulado "Conflictos sociales por el desarrollo de energÃas renovables en el territorio. Causas y propuestas de mejoras"-, Fresco confirma que los motes de sus detractores son exagerados y falases.
Porque si bien insiste en que "llenar el paÃs de parques eólicos y fotovoltaicos no es un capricho, es una necesidad climática", admite que hay "fallas y errores" en el despliegue de las renovables, que el malestar social en los territorios es entendible, y que hay que tomar medidas -hacer cambios- para suavizar esta conflictividad y, sobre todo, para que la transición energética sea lo más justa y democrática posible.
En su artÃculo, el exfuncionario valenciano, cesado en el cargo, justamente, por sus diferencias en la gestión de las grandes plantas fotovoltaicas, señala aspectos conceptuales que considera "claves" para dimensionar la "colosal envergadura" del fenómeno en puerta.
Para conseguir los objetivos de descarbonización, y para "mantener el nivel de bienestar de nuestras sociedades", España debe instalar alrededor de 300 GW adicionales de energÃa solar y eólica en todas sus modalidades para 2050, lo que implica multiplicar por siete la actual instalación en el horizonte de 28 años.
Ahora bien, Fresco reconoce que "el enorme despliegue renovable que requiere una economÃa descarbonizada es imposible que esté libre de conflictos".
"Las energÃas renovables necesitan superficie para poder captar la energÃa de los flujos naturales y, a pesar de que hablamos de un porcentaje de superficie muy pequeño en comparación con la superficie del paÃs, su presencia va a alterar visiones, paisajes y espacios", explica.
Y agrega: "Los seres humanos hemos cambiado el paisaje en el que vivimos desde los albores de la civilización y esto no deberÃa ser tan dramático, pero es cierto que la sensibilidad social no es la misma en esta época que en anteriores y que las energÃas renovables tienen unas particularidades que no las hacen siempre atractivas para los territorios. Como consecuencia, existe un rechazo no mayoritario, pero si creciente, a los desarrollos renovables en algunas zonas del paÃs, que añaden un elemento de dificultad a la transición energética y que, si no se ataja a tiempo, podrÃa eventualmente retrasarla o incluso paralizarla".
Fresco, quien asesoró a Yolanda DÃaz en en la elaboración del documento de EnergÃa de Sumar (vÃnculo ya finalizado), pide "no caer en una simplificación de los motivos que provocan recelos o rechazo" y urge a todos los actores a "intentar entender la complejidad de estas posiciones", un esfuerzo "imprescindible para poder acertar con las estrategias para suavizar este rechazo, y también para entender dónde están los lÃmites de lo que podemos hacer con simples cuestiones regulatorias o de diseño de la transición energética".
El abordaje de la "dimensión comunicativa" tiene que ser sincera, dice el experto. La transición energética, como todo cambio con componentes tecnológicos y laborales, la transición energética tendrá "ganadores y perdedores".
"Habrá actividades, empleos y lugares que se verán perjudicados mientras otros empleos y otras actividades se desarrollarán, impactando positivamente en el desarrollo de las zonas que las acojan. Esto no puede evitarse, pero sà puede ser mitigado", puntualiza.
No obstante, "la complejidad de las resistencias locales frente al desarrollo de renovables obliga a enfrentar la situación con distintas estrategias que van mucho más allá de la vertiente comunicativa y estratégica".
En este punto, Fresco hace hincapié en el "papel de los promotores" y en las conductas empresariales, determinantes, al fin y al cabo, para la evolución y aceptación de un proyecto.
"La promoción de plantas solares y eólicas ha traÃdo consigo un ecosistema distinto al de las empresas energéticas tradicionales al atraer a muchos actores de menor tamaño que pueden permitirse promover plantas renovables con una inversión relativamente pequeña. Por otra parte, la propia rentabilidad del negocio ha atraÃdo a muchos fondos de inversión y a estructuras de promoción menos "sólidas", que hacen que muchas veces no haya una cara visible o fácilmente accesible detrás de las promociones", describe.
Los promotores deben entender que "cuando se promueve una planta renovable se está alterando el territorio". Esto requiere "actuar de forma transparente con sus habitantes y con los responsables locales, ser flexible a las peticiones del municipio y actuar con mano izquierda y capacidad de seducción".
Fresco reconoce que, "lamentablemente", hay empresas que no actúan asÃ, que intentan "mantener el mÃnimo contacto con los ayuntamientos" y que rehúyen de "tener relación alguna con la población".
"Estas actitudes obviamente enervan al pueblo y son la causa de muchos de los grandes rechazos que observamos a algunos proyectos concretos. Además, estas situaciones se vuelven mediáticas y acaban manchando la imagen de todo el sector renovable".
Es fundamental -agrega el experto- extender por todo el sector unos "estándares mÃnimos de actuación" y los poderes públicos deben ser proactivos para exigir que esto sea asÃ.
Entre estos estándares aparecen el establecimiento de fondos de compensación y proyectos para el municipio, una metodologÃa clara para buscar el lugar ideal de un proyecto cooperando con el territorio y un mecanismo de participación local en el proyecto (contar preferentemente con trabajadores locales).
¿No es algo naif pensar que los promotores van a mejorar sus prácticas de forma voluntaria? ¿Las administraciones no deberÃan estar más encima de las empresas?, le preguntó LPO sobre esta propuesta.
La fiscalización polÃtica, responde Fresco, es fundamental. Pero para los promotores "hacer las cosas bien o mal excede a lo ético o moral", atenta contra el propio interés de lucro.
"A los promotores le dirÃa: Usted va a tener allà un parque solar por 30 años, por favor llévese bien con sus vecinos. Qué sentido tiene crear una bomba de relojerÃa".
"Es verdad que muchas empresas no lo están haciendo asÃ. Y yo he tenido la experiencia como director general que ha llamado el alcalde que se habÃa enterado de un proyecto por una petición urbanÃstica sin saber cuál era la empresa y sin saber con quién contactar. Eso no puede ser. Y está pasando. Por eso me parece importante hacer una referencia a los promotores. Tienen un papel que cumplir en esta situación conflictiva", subraya.
Fresco reconoce que la "especulación" que hay en el sector, empresas que se meten en el negocio para conseguir las autorizaciones administrativas y luego revender el proyecto para que otra firma (fondos de inversión, por lo general) lo construyan, atenta contra estas buenas prácticas.
El problema, aclara, es que "la prohibición de revender serÃa algo difÃcilmente justificable con las leyes que tenemos": "Si se puede vender un ciclo combinado gas, una hidroeléctrica o un supermercado bajo qué criterios prohÃbes la venta de una instalación solar o eólica. No es razonable. Cuando se plantean soluciones polÃticas, tienes que mirar qué es razonable y qué no".
En el campo de lo "posible y razonable", Fresco propone "mecanismos que aseguren que las renovables dejan beneficios en el territorio más allá del impacto en el empleo, que a nivel permanente es poco relevante", sobre todo a "los proyectos de mayor envergadura", donde la cantidad de inversión es muy relevante y las economÃas de escala permiten disponer de recursos adicionales.
Ejemplo: aumentar los ingresos que reciben los ayuntamientos o disminuir de forma considerable la factura de electricidad de los vecinos afectados por los proyectos.
Otra medida que propone es la "planificación a largo plazo para el desarrollo renovable en terrenos degradados".
"Una de las soluciones más realistas al conflicto sobre la ubicación de renovables es usar para ellos terrenos degradados o antropizados en lugar de terrenos forestales o agrarios. A pesar de que la forma como se plantea esta cuestión muchas veces es irreal o poco meditada, sà es cierto que existen terrenos donde la instalación de renovables serÃa mucho menos polémica respecto al impacto ambiental y a la sustitución de actividades", dice en su artÃculo.
Pero aclara que esto "requiere un análisis y la creación de una 27 estrategia a largo plazo, ya que muchas de estas zonas no se van a poder usar a corto plazo", por lo que hay que pensar "en un horizonte de 25 o 30 años".
"Nadie nos dijo que Ãbamos a tener que sacrificarnos para que BerlÃn tenga energÃa verde"
"De todos los argumentos de los grupos opositores al despliegue de las renovables es el único que realmente tiene sentido. Pero con una planificación coherente. Hay zonas degradas donde no hay conexiones eléctricas. Necesitamos un mapeo serio y riguroso", señala.
"¿Por qué no se hizo antes ese mapeo? ¿Por qué se perdió tanto tiempo?, repreguntó LPO.
"Porque el problema no existÃa. Tenemos que pensar en el corto plazo en el que estamos. Después de las primas a las renovables en la década del 2000, cuando se paralizó todo, prácticamente no hemos vuelto a instalar fotovoltaica hasta el 2019 meses antes de una pandemia. No existÃa la problemática ni el conflicto. Nadie esperaba el nivel de conflicto que existe hoy con la fotovoltaica. Ha pillado por sorpresa este rechazo social, yo el primero. Hemos pecado, tal vez, de no saber prever el problema que iba a venir. Lo cierto es que estamos viendo un nivel de conflictividad creciente y un riesgo claro de que se fijen posiciones polÃticas de frenar las renovables. Es el momento de tomar medidas y de enfrentar este problema como algo grave. Hay aspectos que, claramente, están fallando" .
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