El reconocimiento de las repúblicas prorrusas del Donbás ucraniano alarmó a Europa, entre otras cosas, por la situación energética. La posibilidad de que Vladimir Putin suspenda la provisión de gas preocupa tanto como el efecto de la escalada en los mercados, que tras el anuncio del Kremlin registraron una disparada inicial de los precios del petróleo y el gas natural. Pero Bruselas ya tenía contemplado el escenario que terminó confirmando Putin.
Íñigo del Guayo, experto en Derecho y Regulación de la Energía, asegura que "en estos últimos 30 años la UE ha aumentado la capacidad de regasificación con plantas nuevas que puede paliar el suministro de gas natural a países que dependen completamente de Rusia, como Alemania o Polonia". "Pero lo más importante es la decisión del gobierno alemán de no certificar el Nord Stream 2", destaca a LPO.
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El gasoducto que une directamente a Alemania y Rusia por el mar Báltico tenía como objetivo duplicar la capacidad de metros cúbicos destinados a alimentar la red europea. El 40% del gas consumido en el continente proviene de Rusia, por lo que la empresa estatal Gazprom considera a Europa un mercado clave. Si la provisión se interrumpe, calculan en Bruselas, será por cuestiones vinculadas a un enfrentamiento a gran escala y no tanto por el impulso del presidente ruso.
"Rusia quiso hacer a Alemania y a la UE más dependiente con el Nord Stream 2, porque el gas es el arma política en las relaciones internacionales de Rusia. Lo reprochable era que Alemania, estando suspendido el diálogo energético UE-Rusia desde la invasión rusa de Georgia en 2008, se embarcase en ese gasoducto por su cuenta. Rusia siempre ha jugado a dividir a la UE para impedir que hablara con una sola voz en términos gasísticos. Rusia tiene sus acuerdos con Italia, Alemania y Hungría", señala el especialista.
El Nord Stream 2 no solo fue concebido como una forma de promover la dependencia europea. Para Moscú es esencial contar con clientes que cumplen lo firmado en los contratos y, por ende, que pagan a término. Además, a mayor capacidad, mayores ingresos para el Estado ruso. Sobre todo, el nuevo gasoducto garantizaba a Gazprom la eliminación de los costos por el tránsito del gas natural ruso por Polonia, Bielorrusia y Ucrania.
Del Guayo expresa dudas acerca de la decisión del canciller Olaf Scholz y se pregunta si el Ejecutivo "sabía que el regulador alemán de energía, independiente del gobierno, no iba a certificar el gasoducto". "Existía el riesgo de que el regulador alemán decidiera que el gasoducto no operara en Alemania porque no cumplía con el derecho de la UE, que es la certificación. El regulador estaba en contra del Nord Stream", avisa. Probablemente, Scholz se respaldó en la política energética común que impulsa Bruselas.
"Europa siempre fue un continente de gas por gasoducto, pero las plantas de regasificación nos hacen más independiente de Rusia, porque nos permiten traer gas de EEUU. España tiene seis plantas de regasificación, que estaban funcionando a porcentajes muy bajos y que ahora pueden proporcionar gas si llega a faltar", dice el catedrático de la Universidad de Almería. De hecho, España se apoyó en sus regasificadoras cuando Argelia cerró el gasoducto Magreb-Europa que pasaba por Marruecos, en plena tensión bilateral entre Rabat y Argel.
El gas natural licuado es una alternativa, como afirmó recientemente Ursula von der Leyen, ya que Europa viene haciendo acopio de este recurso, al menos, desde enero pasado, cuando se preanunciaba un conflicto en el Este. La presidenta de la Comisión Europea parece haberse inspirado en la experiencia española. Sin embargo, el rol del gas es fundamental para la etapa de transición energética que guía a los países europeos.
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Según subraya el experto a este medio, en la medida en que "se transite hacia un sistema de energía más renovable, disminuye la dependencia de Rusia, sin olvidar que el gas natural es imprescindible en la transición". "Si cierras el carbón, la seguridad que te daba el carbón te la tiene que dar el gas, que es menos contaminante. El gas natural se ve como el factor bisagra en estos próximos diez o quince años", agrega.
Mientras, Rusia es consciente del avance de las renovables y de la certeza de que las relaciones con Europa se irán deteriorando cada vez que intenta avanzar conforme a sus intereses geopolíticos, como hizo en Georgia y ahora en Ucrania. En la reciente visita que emprendió Putin a China se acordó con el presidente Xi Jinping que Moscú incrementará el suministro de hidrocarburos. Gazprom ya está negociando con CNPC (China National Petroleum Corporation) la construcción de un nuevo gasoducto.
"Ese movimiento es de gran significado político, histórico y energético", indica del Guayo, pero "Rusia siempre prefirió como cliente a la UE porque le daba seguridad de que le fuesen a pagar". "Ahora China le ofrece también esa seguridad, por eso está reorientando el gas natural hacia China, si bien establecer la misma red de gasoductos con China no se hace de la noche a la mañana. Se requiere más inversión y una mirada a largo plazo. Con Europa la red ya existe y puede facturar todos los días", sostiene.
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va a estar buenisimo cuando le empiece a llegar a la gente las facturas d gas GNL, reemplazando al gas ruso....