Las matemáticas electorales explican por qué los dos grandes partidos que han gobernado España más de 40 años no hayan querido jamás modificar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General o incluso la Constitución para que el resultado fuera más representativo del número real de votos |
Se ha escrito mucho tras las elecciones del 10-N sobre el precio en votos de un escaño en cada partido y cómo la aplicación del sistema electoral español produce el efecto perverso de desvirtuar el lema más conocido de la democracia "un hombre, un voto".
La división del número de escaños obtenidos en el Congreso entre el número de votos conseguidos, arroja cifras realmente sorprendentes. Por resumir las cifras más significativas, los escaños "más caros" son los de Más PaÃs (un escaño, 192.351 votos) y Ciudadanos (163.754 votos para la obtención de cada escaño). A los dos partidos del bipartidismo, PSOE y PP, un escaño les cuesta algo más de 55.000 votos. A Unidas Podemos, 88.400 y a Vox, 70.000. A los nacionalistas/separatistas (PNV, ERC y JxCat) entre 62.000 y 66.000 y a Bildu, 55.000.
A Teruel Existe su escaño le ha costado 19.696 votos. El PACMA no tiene representación en el Congreso a pesar de haber obtenido 226.469 votos y otros dos partidos, Recortes Cero y PUM+J, que también tienen más votos que Teruel Existe, quedan sin representación.
De ahà el tÃtulo de este artÃculo. Diez votantes de un partido como el de Más PaÃs valen en nuestro sistema electoral en cuanto al resultado conseguido lo mismo que el de un votante de Teruel. Prácticamente lo mismo sucede con Ciudadanos, pues 8 de nuestros votantes también equivalen a uno solo de Teruel Existe. Y eso porque no existe Segovia Existe donde leo en prensa que el escaño cuesta unos 14.000 votos.
Las matemáticas electorales explican también por qué siendo este resultado profundamente injusto, los dos grandes partidos que han gobernado España más de 40 años, en ocasiones con mayorÃas absolutas, no hayan querido jamás modificar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) o incluso la Constitución para que el resultado fuera más representativo del número real de votos emitidos por los ciudadanos. Obviamente, el sistema favorece siempre a los partidos más grandes o a aquellos que concentran el voto en determinadas provincias (los nacionalistas/separatistas) aunque en el resto de España apenas cosechen éxito. AsÃ, en vez de cambiar la Ley prefirieron un sistema que cuando no alcanzaba la mayorÃa absoluta de uno de los dos partidos suponÃa las cesiones que fueran, en competencias, en dinero o en cargos, a los que entonces creÃamos que eran "solo" nacionalistas con tal de conseguir una investidura o unos presupuestos. Porque cambiar la Ley suponÃa perder el monopolio del Gobierno, dando entrada a partidos medianos y pequeños, que es lo que finalmente ha terminado por pasar ante los abusos de PP y PSOE y sobre todo los casos de corrupción polÃtica de ambos.
[Pedro Sánchez, el mentiroso]
Los tres factores que determinan estos resultados son: 1) la circunscripción electoral es la provincia, 2) el sistema de atribución de escaños es la ley D´Hont y 3) el porcentaje mÃnimo de votos que se exige para poder optar a escaño es del 3% del censo pero no a nivel nacional, sino por referencia a la circunscripción provincial donde se presenta el partido.
La primera cuestión es abrumadoramente conocida por muchos españoles y, aunque está blindada en la Constitución la provincia como circunscripción, hay quien legÃtimamente se pregunta qué ocurrirÃa si esta fuera una circunscripción nacional, como ocurre, por ejemplo en las elecciones europeas. Entonces, cada voto tendrÃa un valor más equitativo en todo el territorio. Sus detractores señalan que entonces podrÃa haber territorios que se sintieran sin voz en el Congreso por la ausencia de diputados propios de una provincia concreta. En mi opinión, en un Estado avanzado como es España, me parece que las reivindicaciones de cualquier grupo de personas tienen medios o instrumentos para hacerse oÃr aunque no haya ningún diputado de esa circunscripción. Por no hablar de que si algo ha quedado sobradamente demostrado, es que nada justifica que un diputado nacionalista trabaje más y mucho menos mejor por su territorio que los mismos electos en esas provincias que no son de partidos nacionalistas. En cualquier caso, la Cámara Alta, el Senado, podrÃa cumplir con esa función estricta de representación territorial, con las modificaciones constitucionales que fuera conveniente hacer, por consenso de los partidos nacionales. Obviamente también hacen falta polÃticos honestos que tratan de hacer lo mejor para los ciudadanos, sin estar siempre pensando en la calculadora electoral.
La siguiente cuestión es el sistema de adjudicación de escaños mediante la ley diseñada en 1878 por el jurista y matemático belga Victor D'Hont. La Constitución, en su artÃculo 68, sólo señala que el sistema debe ser el de representación proporcional, sin decir nada más. Es después la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG,) en su artÃculo 163, la que establece el sistema de cocientes mayores o Ley D´Hont que favorece a partidos mayoritarios o a los que tienen concentrado el voto en determinadas provincias. Pero hay otros sistemas, como por ejemplo el sistema Sainte-Laguë (que tiene dos versiones) y que consigue mayor equivalencia entre el número de votos y el número de escaños, favoreciendo respecto a la ley D´Hont a partidos más pequeños. Existen incluso en Internet simulaciones en la aplicación de este sistema para los comicios de 2016 donde se ve claramente que habrÃa existido menor desproporción entre lo que los escaños cuestan para unos partidos y para otros (de esa simulación resulta que Ciudadanos y Podemos habrÃan obtenido mayor número de escaños). Hay paÃses europeos de nuestro entorno que lo aplican como Alemania, Suecia, Dinamarca o Letonia.
Y, finalmente, siguiendo las recomendaciones de la Unión Europea, establecer un corte entre el 3 y el 5 por ciento no sólo a nivel provincial, sino también nacional, de manera que sólo los partidos que lo superen podrán acceder al Congreso, aunque en el Senado sà pueda haber una representación territorial. Sólo los partidos que se presentaran en todo el territorio y cuya polÃtica se orientara a convencer a todos los ciudadanos de España, podrÃan obtener dicha representación, lo cual parece lógico, habida cuenta de que ha quedado constatado en la historia reciente de España que todos los alicientes que los partidos nacionalistas tienen para orientar investiduras y decantar presupuestos resultan contrarios al interés general del conjunto los españoles.
Estas dos últimas medidas suponen reformar solo dos artÃculos de la LOREG que, siendo Ley Orgánica, al tenor del artÃculo 81.2 de la Constitución, necesita sólo del voto favorable de 176 diputados en el Congreso.
Estas medidas, discutibles todas, no costarÃan ni un euro y tanto juntas como por separado contribuirÃan a una mayor proporcionalidad del sistema: desde luego el voto de cada ciudadano valdrÃa lo mismo en cualquier parte del territorio y el Congreso estarÃa formado por partidos que piensan en España en su conjunto y no en las necesidades o pretensiones territoriales que, caso de ser sus escaños decisivos, podrÃan llevar a promesas polÃticas de resultado insolidario para otros territorios, cuando no a intolerables cesiones a opciones polÃticas contrarias a la Constitución.
Dejo para el lector curioso la posibilidad de que se descargue de Internet gratuitamente las hojas de cálculo del sistema D´Hont y de los dos sistemas Sainte-Laguë y con paciencia vaya introduciendo los votos que cada formación ha obtenido el 10 de noviembre para ver qué Congreso tendrÃamos en la XIV Legislatura. Muy diferente.
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