Opinión
Diez hombres, un voto
Por Edmundo Bal
Las matemáticas electorales explican por qué los dos grandes partidos que han gobernado España más de 40 años no hayan querido jamás modificar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General o incluso la Constitución para que el resultado fuera más representativo del número real de votos

Se ha escrito mucho tras las elecciones del 10-N sobre el precio en votos de un escaño en cada partido y cómo la aplicación del sistema electoral español produce el efecto perverso de desvirtuar el lema más conocido de la democracia "un hombre, un voto".

La división del número de escaños obtenidos en el Congreso entre el número de votos conseguidos, arroja cifras realmente sorprendentes. Por resumir las cifras más significativas, los escaños "más caros" son los de Más País (un escaño, 192.351 votos) y Ciudadanos (163.754 votos para la obtención de cada escaño). A los dos partidos del bipartidismo, PSOE y PP, un escaño les cuesta algo más de 55.000 votos. A Unidas Podemos, 88.400 y a Vox, 70.000. A los nacionalistas/separatistas (PNV, ERC y JxCat) entre 62.000 y 66.000 y a Bildu, 55.000.

A Teruel Existe su escaño le ha costado 19.696 votos. El PACMA no tiene representación en el Congreso a pesar de haber obtenido 226.469 votos y otros dos partidos, Recortes Cero y PUM+J, que también tienen más votos que Teruel Existe, quedan sin representación.

De ahí el título de este artículo. Diez votantes de un partido como el de Más País valen en nuestro sistema electoral en cuanto al resultado conseguido lo mismo que el de un votante de Teruel. Prácticamente lo mismo sucede con Ciudadanos, pues 8 de nuestros votantes también equivalen a uno solo de Teruel Existe. Y eso porque no existe Segovia Existe donde leo en prensa que el escaño cuesta unos 14.000 votos.

La división del número de escaños obtenidos en el Congreso entre el número de votos conseguidos, arroja cifras realmente sorprendentes. Por resumir las más significativas, los escaños 'más caros' son los de Más País (un escaño, 192.351 votos) y Ciudadanos (163.754 votos para la obtención de cada escaño). A los dos partidos del bipartidismo, PSOE y PP, un escaño les cuesta algo más de 55.000 votos

Las matemáticas electorales explican también por qué siendo este resultado profundamente injusto, los dos grandes partidos que han gobernado España más de 40 años, en ocasiones con mayorías absolutas, no hayan querido jamás modificar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) o incluso la Constitución para que el resultado fuera más representativo del número real de votos emitidos por los ciudadanos. Obviamente, el sistema favorece siempre a los partidos más grandes o a aquellos que concentran el voto en determinadas provincias (los nacionalistas/separatistas) aunque en el resto de España apenas cosechen éxito. Así, en vez de cambiar la Ley prefirieron un sistema que cuando no alcanzaba la mayoría absoluta de uno de los dos partidos suponía las cesiones que fueran, en competencias, en dinero o en cargos, a los que entonces creíamos que eran "solo" nacionalistas con tal de conseguir una investidura o unos presupuestos. Porque cambiar la Ley suponía perder el monopolio del Gobierno, dando entrada a partidos medianos y pequeños, que es lo que finalmente ha terminado por pasar ante los abusos de PP y PSOE y sobre todo los casos de corrupción política de ambos.

[Pedro Sánchez, el mentiroso

Los tres factores que determinan estos resultados son: 1) la circunscripción electoral es la provincia, 2) el sistema de atribución de escaños es la ley D´Hont y 3) el porcentaje mínimo de votos que se exige para poder optar a escaño es del 3% del censo pero no a nivel nacional, sino por referencia a la circunscripción provincial donde se presenta el partido.

La primera cuestión es abrumadoramente conocida por muchos españoles y, aunque está blindada en la Constitución la provincia como circunscripción, hay quien legítimamente se pregunta qué ocurriría si esta fuera una circunscripción nacional, como ocurre, por ejemplo en las elecciones europeas. Entonces, cada voto tendría un valor más equitativo en todo el territorio. Sus detractores señalan que entonces podría haber territorios que se sintieran sin voz en el Congreso por la ausencia de diputados propios de una provincia concreta. En mi opinión, en un Estado avanzado como es España, me parece que las reivindicaciones de cualquier grupo de personas tienen medios o instrumentos para hacerse oír aunque no haya ningún diputado de esa circunscripción. Por no hablar de que si algo ha quedado sobradamente demostrado, es que nada justifica que un diputado nacionalista trabaje más y mucho menos mejor por su territorio que los mismos electos en esas provincias que no son de partidos nacionalistas. En cualquier caso, la Cámara Alta, el Senado, podría cumplir con esa función estricta de representación territorial, con las modificaciones constitucionales que fuera conveniente hacer, por consenso de los partidos nacionales. Obviamente también hacen falta políticos honestos que tratan de hacer lo mejor para los ciudadanos, sin estar siempre pensando en la calculadora electoral.

La siguiente cuestión es el sistema de adjudicación de escaños mediante la ley diseñada en 1878 por el jurista y matemático belga Victor D'Hont. La Constitución, en su artículo 68, sólo señala que el sistema debe ser el de representación proporcional, sin decir nada más. Es después la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG,) en su artículo 163, la que establece el sistema de cocientes mayores o Ley D´Hont que favorece a partidos mayoritarios o a los que tienen concentrado el voto en determinadas provincias. Pero hay otros sistemas, como por ejemplo el sistema Sainte-Laguë (que tiene dos versiones) y que consigue mayor equivalencia entre el número de votos y el número de escaños, favoreciendo respecto a la ley D´Hont a partidos más pequeños. Existen incluso en Internet simulaciones en la aplicación de este sistema para los comicios de 2016 donde se ve claramente que habría existido menor desproporción entre lo que los escaños cuestan para unos partidos y para otros (de esa simulación resulta que Ciudadanos y Podemos habrían obtenido mayor número de escaños). Hay países europeos de nuestro entorno que lo aplican como Alemania, Suecia, Dinamarca o Letonia.

Y, finalmente, siguiendo las recomendaciones de la Unión Europea, establecer un corte entre el 3 y el 5 por ciento no sólo a nivel provincial, sino también nacional, de manera que sólo los partidos que lo superen podrán acceder al Congreso, aunque en el Senado sí pueda haber una representación territorial. Sólo los partidos que se presentaran en todo el territorio y cuya política se orientara a convencer a todos los ciudadanos de España, podrían obtener dicha representación, lo cual parece lógico, habida cuenta de que ha quedado constatado en la historia reciente de España que todos los alicientes que los partidos nacionalistas tienen para orientar investiduras y decantar presupuestos resultan contrarios al interés general del conjunto los españoles.

Siguiendo las recomendaciones de la Unión Europea, (se podría) establecer un corte entre el 3 y el 5% no sólo a nivel provincial, sino también nacional, de manera que sólo los partidos que lo superen podrán acceder al Congreso, aunque en el Senado sí pueda haber una representación territorial. Sólo los partidos que se presentaran en todo el territorio y cuya política se orientara a convencer a todos los ciudadanos de España, podrían obtener dicha representación

Estas dos últimas medidas suponen reformar solo dos artículos de la LOREG que, siendo Ley Orgánica, al tenor del artículo 81.2 de la Constitución, necesita sólo del voto favorable de 176 diputados en el Congreso.

Estas medidas, discutibles todas, no costarían ni un euro y tanto juntas como por separado contribuirían a una mayor proporcionalidad del sistema: desde luego el voto de cada ciudadano valdría lo mismo en cualquier parte del territorio y el Congreso estaría formado por partidos que piensan en España en su conjunto y no en las necesidades o pretensiones territoriales que, caso de ser sus escaños decisivos, podrían llevar a promesas políticas de resultado insolidario para otros territorios, cuando no a intolerables cesiones a opciones políticas contrarias a la Constitución.

Dejo para el lector curioso la posibilidad de que se descargue de Internet gratuitamente las hojas de cálculo del sistema D´Hont y de los dos sistemas Sainte-Laguë y con paciencia vaya introduciendo los votos que cada formación ha obtenido el 10 de noviembre para ver qué Congreso tendríamos en la XIV Legislatura. Muy diferente.

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