La gratuidad del transporte ferroviario de media distancia, regionales y de cercanÃas es una de las medidas estrellas del Gobierno dentro de su ambicioso -y redistributivo- plan anticrisis.
La disposición se adoptó, principalmente, por un tema inflacionario: para reducir el incremento del coste de vida de sectores medios y populares. Desde el Ejecutivo destacaron un beneficio secundario: la supuesta reducción del parque automotor -es cierto que en paralelo se subvencionó el precio de los combustibles- y, por consecuencia, una mejora en la calidad del aire.
Sin embargo, un relevamiento de un grupo de investigadores demuestra que esta proyección es, cuanto menos, exagerada. La conclusión de este trabajo, publicado en el blog de economÃa Nada es Gratis, es que la medida no ha tenido "un efecto estadÃsticamente significativo" en términos medioambientales en las 23 ciudades españolas relevadas.
Los núcleos urbanos examinados fueron Barcelona, Bilbao, Burgos, Castellón de la Plana, Córdoba, Granada, Huelva, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Palma, Pamplona, Salamanca, San Sebastián, Santa Cruz de Tenerife, Santander, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza.
Los autores -Daniel Albalate, Mattia Borsati y Albert Gragera- contextualizan el análisis en la primera parte del artÃculo. Explican que "existen evidencias que la oferta de transporte público tiene un impacto positivo sobre la calidad del aire, pero no asà reducciones en su precio".
Citan varios ejemplos. El de Alemania -tarifa plana de 9 euros aplicada en el transporte público urbano e interurbano de junio a agosto- y también el de la ciudad de Tallin (Estonia), la primera capital Europea con transporte gratuito desde 2013. Aunque incrementó el uso del transporte público en un 14% (especialmente en el caso de los grupos de baja renta), el uso de los vehÃculos privados no bajó de forma significativa. De hecho -agrega la investigación- su cuota bajó un 5% pero la distancia recorrida media incrementó hasta un 31% en vehÃculos-km por el cambio en la elección de destinos de compras y ocio.
Esta "visión escéptica" también es compartida por la de la Asociación Internacional de Transporte Público (formada principalmente por operadores y autoridades de transporte público mundial), que en una revisión reciente concluyó "que no hay pruebas claras de que un régimen totalmente gratuito por sà solo sea suficiente para lograr el cambio modal, la inclusión social y el desarrollo económico de una ciudad".
"La escala proyectada con el hidrógeno verde no parece nada realista"
A continuación, el relevamiento se centra en el "caso España" y el detalle de la metodologÃa de análisis, con una delimitación temporal de tres meses (01/09/2022 al 30/11/2022). Los datos del Instituto Nacional de EstadÃsticas (INE) arrojan que en septiembre el número de pasajeros en CercanÃas y Media distancia fue del 1,5% (sobrepasando los 46 millones de viajeros) y un 21,5% para media distancia (llegando a los 3,5 millones).
"Este incremento en el uso del transporte público - cuya causalidad confirmaremos con la explotación de los datos sobre validaciones más adelante- no es condición suficiente para asegurar un impacto medioambiental positivo de esta medida, que depende de su capacidad para atraer viajes que se hubieran hecho en transporte privado. Por ello, de existir este trasvase, esperarÃamos una mejora de la calidad del aire en las ciudades a partir del 1 de septiembre", se aclara.
Los autores explican que utilizaron "la técnica de regresión en discontinuidad temporal" para poder validar o refutar esta hipótesis. En concreto, usaron los datos de concentración mediana de los principales contaminantes como: partÃculas inferiores a 10 micras (PM10), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono (O3), entre el 1 de enero de 2019 y el 30 de noviembre de 2022 para 23 ciudades españolas.
Con esos datos en la mano, los investigadores estimaron "modelos independientes para las concentraciones de cada uno de los anteriores contaminantes (en logaritmos)". Para ninguno de ellos -se detalla- encontraron que la medida polÃtica "haya tenido un efecto estadÃsticamente significativo".
La conclusión preliminar a la que arribaron es que "la dotación u oferta de transporte público sà tiene un impacto sobre la calidad del aire, no parece que las reducciones de precio substanciales tengan ese mismo efecto".
"Esto no descarta que las rebajas en las tarifas puedan aplicarse por motivos de equidad u otros factores. Pero la contribución ambiental deberÃa tener un peso menor a favor al que se le otorga en ese debate habitualmente, especialmente si tenemos en cuenta el coste de oportunidad de los fondos públicos", se señala en el epÃlogo del trabajo.
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