Las cuentas de las empresas de seguros agrarios están en rojo. Jamás habÃan tenido que desembolsar tanto dinero a sus clientes en concepto de indemnizaciones por siniestros en las cosechas. La preocupación es coyuntural, pero también a mediano plazo: la crisis climática pone en jaque todo el sistema de seguros agrario del campo español.
DÃas atrás, Agroseguro (Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados) dio a conocer el informe de siniestralidad del primer semestre del 2023. A 30 de junio, las hectáreas estropeadas por eventos climáticos -la sequÃa, como principal factor- rozaron las 2,5 millones (2.454.607).
Para las aseguradoras, esta inédita siniestralidad tiene el valor de 772,62 millones de euros. El 90% corresponde a indemnizaciones agrÃcolas y el 10% restante a la ganaderÃa.
En el informe ya están contabilizadas (peritadas) las compensaciones relacionadas con los cultivos herbáceos de invierno (2.164.657 hectáreas), como centeno, avena, leguminosas y colza.
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El 78% de los cultivos herbáceos se estropearon por la sequÃa y el 22% restantes por "otros riesgos", como los pedriscos. "La sequÃa, extendida a todo el territorio, redujo los rendimientos de forma drástica en la mitad sur peninsular y la cosecha fue pésima", se detalle en el informe.
Encima, "la lluvia trajo aparejado el pedrisco". El más significativo fue el registrado en Castilla y León, que barrió cerca de 22.000 hectáreas de cultivos herbáceos de la provincia de Burgos, provocando "cuantiosos daños".
Según confÃan desde Agroseguro, la cifra anual de indemnizaciones podrÃa escalar a los 900 millones de euros (en el segundo semestre se estimarán los daños viñedos, el olivar y el girasol), lo que supondrÃa una factura histórica. Las indemnizaciones por siniestros alcanzarán cifras récords en los más de 40 años de historia del seguro.
Las estadÃsticas de esta organización dan cuenta de desembolsos anuales cada vez mayores: 616 millones de euros en 2020; 747 en 2021; y 806 en 2022.
Para el sector, estas cifras son "insostenibles" en el tiempo. Por eso, las empresas exigen una reforma de los seguro agrario para que el sistema no se derrumbe.
La siniestralidad climática también es un "agujero" para las arcas públicas. Este año, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación incrementó en 40.485.800 euros la partida destinada a subvencionar la contratación de seguros agrarios.
Esta lÃnea de ayuda pública acumula una subida del 50 % desde el año 2020 producto de la "mayor siniestralidad ocasionada por los fenómenos meteorológicos adversos".
La Comisión Europea también incrementó sus ayudas para el campo español. En los últimos dÃas aprobó transferencias por valor de 81 millones de euros para los agricultores de la penÃnsula con el fin de "compensar las pérdidas" de la sequÃa.
El año pasado, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), elaboró una investigación titulada "Empieza la cuenta atrás. Impactos del cambio climático en la agricultura Española", un riguroso estudio con datos y proyecciones sobre las graves -e innegables- consecuencias de fenómenos cada vez más extremos y recurrentes (sequÃas, ola de calor, inundaciones, etc.) en la producción de alimentos.
La siniestralidad causada por el cambio climático ya suponen una pérdida del 6% del total de la producción anual asegurada.
"La sensación es que no somos del todo conscientes de este impacto. Estamos hablando de nuestra comida, no es un problema de un sector puntual. Tampoco es un problema de una región o de un paÃs. Las cifras va a seguir aumentando. Va a ver más producciones en riego, lo que se va a traducir en menos rentabilidad y menos alimentos", explicaba Pablo Resco, responsable de riesgos agrarios de esta entidad, al presentar el informe.
Una alerta similar lanzó en marzo de este año el Banco Central Europeo (BCE). Según sus proyecciones, España es uno de los paÃses europeos más expuestos a los "shock climático" al analizar los efectos del cambio climático sobre la inflación en los cuatro paÃses más grandes de la UE.
"Las tasas de inflación españolas son las más sensibles a las temperatura extremas, sobre todo las olas de calor del verano, tanto en lo que respecto a los precios de los alimentos (procesados y no procesados) y los servicios", alerta el BCE.
En el caso de los alimentos, los precios tenderán a aumentar por "la reducción de la productividad agrÃcola y el suministro de alimentos en condiciones cada vez más cálidas y secas en el verano". Un "evento agudo de calor/sequÃa", como el de este año, tiene un "impacto directo" en el IPC español, subraya el informe.
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