
En abril, en medio de una inédita ola de calor que elevó los termómetros a casi 40 grados en gran parte de la península, Tom Rohde (35 años), un joven agricultor de Córdoba, advirtió en diálogo con LPO que España se encaminaba a un escenario "muy preocupante" en la producción, almacenamiento y comercialización del aceite de oliva, producto estrella de su sistema agroalimentario .
La sequía, las altas temperaturas y la falta de reservas presagiaban un panorama "incierto" para la segunda parte de 2023 y el 2024. Pese a las lluvias de fines de mayo y de junio, la foto no ha variado, según explica otro joven agricultor, Daniel Trenado (32 años), consultor agrícola de Badajoz y divulgador del sector.
Su proyección, con números sobre la mesa, es que España sufrirá escasez en el último trimestre del año por una encadenamiento de hechos que nunca se habían registrados todos juntos.
En un detallado hilo de Twitter, Trenado explica que estamos "en una racha nefasta". Primer motivo: la campaña 22/23 ha sido de "las peores de la historia", tan sólo de 660.000 toneladas, cuando la media histórica suele alcanzar las 1.400.000 toneladas.
Para dimensionar la magnitud de la cifra, el agricultor detalla que el consumo de España, sin contar exportaciones, ronda el millón de toneladas.
Una solución a esta bajísima producción sería la importación de Gracia e Italia, otros grandes productores de la eurozona. El problema, aclara Trenado, es que España produce la mitad del aceite del mundo.
"Nosotros somos los principales productores, pero la marca y el prestigio lo tiene Italia, seguido por Grecia. Eso hace que no sea tan fácil ir a comprar allí, puesto que ellos usan su aceite para exportar. De hecho este año ya hemos dejado secos a todo el norte de África, Turquía, Portugal y Grecia. No nos queda de donde importar", explica.
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Sin margen para importar, el stock de las bodegas, hoy en 263 mil toneladas, no alcanza más que para los próximos tres meses, según los cálculos de este agricultor. En mayo -último dato actualizado- las salidas fueron de 81 mil toneladas. La advertencia: "A este ritmo hay aceite para tres meses y poco. Junio, julio y agosto".
"Si las salidas bajan algo en verano, que es habitual, igual podemos llegar a septiembre. También contamos con otras 221 mil toneladas en manos de los envasadores. Pero esos siempre mantienen sus bodegas estables, es de lo que van tirando para las ventas de cada mes", aclara.
El otro problema, agrega el agricultor, es el "enlace", es decir, la cantidad de aceite necesaria para llegar al 31 de setiembre, fecha en la que se considera que empieza una nueva campaña.
"Hay que cubrir, por tanto, otros tres meses. Normalmente se considera un enlace saludable entre 400 y 600 mil toneladas. A este ritmo tenemos suerte si llegamos a septiembre con 0 kg en bodegas y 160 mil toneladas en manos de los envasadores. Eso es una barbaridad, solo en existencias operativas y en el lineal del súper casi te lo comes. Y estamos hablando de septiembre, cuando no existe aceite nuevo de manera generalizada hasta diciembre", señala.
Trenado asevera que los operadores han intentando evitar este dramático escenario subiendo los precios para que disminuyan las salidas, merma que no ha ocurrido. ¿Una explicación? El mercado español es "muy maduro" y los consumidores no quieren aceites "de baja calidad", buscan oliva "cueste lo que cueste".
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Reflexiona: "Y así nos encontramos ahora mismo, con la pescadilla que se muerde la cola. El aceite ha subido ya a los 6.40€/kg en origen. ¿Cuánto más lo podemos subir? ¿A 7? ¿A 10? ¿Y bajarán las salidas? Cuando el aceite llegó a 3,5€ se dijo que iba a bajar el consumo y regular el mercado. A 4€ se dijo que el mercado estaba loco. A 4,5€ que sólo había recorrido hacia abajo. A 5€ ya todos asumieron que no sabían lo que estaba pasando. A 6,4€ podéis imaginar el desconcierto".
La "perla final", agrega con pesimismo Trenado, es que España se enfrenta a una "futura campaña similar, ligeramente peor o ligeramente mejor a la actual (600/800 mil toneladas), sin enlace ninguno para regular el mercado".
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La predicción se sustenta en el "cuaje" (el porcentaje de flor que se hace fruto), y en los cálculos que ya hay sobre la mesa sobre la aceituna máxima para el próximo año. Con un "verano suave y otoño lluvioso" se podría alcanzar, como mucho, las 800/900 mil toneladas.
"Hemos vivido un año sin precedentes, pero el que nos espera probablemente sea peor", lamenta este agricultor. Y concluye: "Estos dos años se van a llevar a mucha gente por delante".
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