
Si China confirma una medida proteccionista que tiene en estudio, la transición energética de Europa, dependiente de las materias primas del mercado asiático, se estancarÃa por la falta de un insumo clave: las obleas solares. Las alarmas están encendidas en Bruselas y también en Moncloa: España lo importa en su totalidad.
Según adelantó Bloomberg, China evalúa prohibir la exportación para mantener su dominio sustancial en la fabricación de energÃa solar y, en paralelo, evitar que sus principales competidores (EE.UU, India y la UE) avancen en sus planes de desarrollar cadenas de suministros nacionales para, justamente, reducir la ventaja de PekÃn.
En lo que respecta a obleas solares -también llamadas células fotovoltaicas-, cuadrados de silicio ultrafinos que se ensamblan en los paneles solares, la potencia asiática maneja el 97% del mercado mundial.
"Beijing y los lÃderes del mercado en la industria solar de China sin duda están preocupados por los esfuerzos de los EE. UU., la UE y la India para desarrollar industrias de fabricación solar locales, por lo que estos controles de exportación de tecnologÃa recientes pueden ser una respuesta. China busca reducir la velocidad a la que sus competidores pueden desarrollar sus propias cadenas de suministro", sintetizó sobre el tema Cosimo Ries, analista de Trivium China, equipo de investigación que analiza los comportamientos de la economÃa de este paÃs.
Las empresas chinas, según este consultor, desarrollaron en la última década obleas "más grandes y delgadas" que, básicamente, permitieron reducir en un 90% los costes de la energÃa solar. Con su posible cerrojo (la medida aún se encuentra en la fase de consulta pública), Xi Jinping quiere evitar que su tecnologÃa se filtre a "jugadores extranjeros".
Las compañÃas españolas dedicadas a la energÃa fotovoltaica vienen alertando desde hace meses de dos problemas a los que se enfrenta el sector: la volatilidad de precios a causa de las tensiones inflacionarias (el precio de los paneles solares es el doble que hace tres años) y la dependencia al mercado chino.
Las obleas solares son el único componente de toda la cadena de valor que no se fabrican en España, se importa de China, principalmente, con dos tercios del mercado. El tercio restante llega de Vietnam, Corea del Sur, Malasia, Tailandia e Indonesia. Según los números de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), este insumo supone entre el 35 y el 40 por ciento el coste final de un proyecto solar.
A fines de 2022, José Luis Morlanes, consejero delegado del grupo Alter Enersun, firma de referencia en el sector de las energÃas renovables, pidió para los próximos años una "polÃtica europea" para empezar a producir este insumo puertas adentro del continente.
"El suministro de paneles a Europa está en manos de menos de diez compañÃas. Los compradores hemos perdido poder de negociación. Dependemos del abastecimiento de empresas asiáticas que imponen sus condiciones, los precios se diferencian muy poco entre las distintas firmas, con el riesgo de una cultura contractual diferente y una cadena de provisión larguÃsima", cuestionó.
El Gobierno de Pedro Sánchez pretende, ante esta visible debilidad competitiva, liderar un proyecto de interés comunitario en Bruselas para fomentar la fabricación de paneles solares en Europa. Joan Groizard, director del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la EnergÃa (IDAE), adelantó en el Foro Solar de Unef que España presentará en 2023 una "propuesta sólida" en la Comisión Europea.
Lo cierto es que el comportamiento de este mercado, tal como señala el artÃculo de Bloomberg, tiene un fuerte trasfondo geopolÃtico. Juan Vázquez, profesor, investigador y doctorando en EconomÃa, explica en diálogo con LPO que "Europa está en el medio" de una feroz guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China.
"Estamos en un contexto de guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China. Esta medida es una amenaza en este panorama. Hay que tener en cuenta que la administración de Biden lanzó en octubre el mayor ataque tecnológico contra China: el bloqueo el acceso a la industria estadounidense de los chips. Asà como el punto débil de China son los chips, y EEUU ataca por esa vÃa; el punto débil de Estados Unidos son muchas de las materias primas de la transición energética, por eso China amenaza con bloquear esta cadena de suministro", explica.
Y agrega: "Los intereses europeos están hoy alineados a la polÃtica de Biden de contener a China, que responde en forma generalizada. En materia de energÃa verde, la estrategia china es seguir liderando el sector y para eso necesita herramientas de ataque y de negociación, como la amenaza de cerrar el grifo de las obleas solares".
El economista detalla que en lo que respecta a la cadena de valor de las renovables, Europa tiene una "dependencia crÃtica" al mercado internacional -con China a la cabeza-, en insumos, materias primas y minerales crÃticos.
"Esta dependencia crÃtica repercute de lleno en la transición energética de Europa porque, difÃcilmente, la velocidad proyectada pueda ser tal. Y porque estas medidas proteccionistas de quienes lideran las cadenas de valor se traducen, de mÃnima, a precios. Los costes de las renovables van a dejar de ser tan atractivos", advierte.
La amenaza china desnuda, al fin y al cabo, un "debate clave en el futuro de las relaciones internacionales". "Hasta hace diez años primaba la eficiencia y la rentabilidad de la cadena de suministro. Ahora prima la seguridad de la cadena de suministro. Eso implica no depender de enemigos que puedan cortar el suministro. Los desafÃos a contrarreloj son empezar a producir estas cadenas de valor en casa o en paÃses aliados. Europa tiene aún fresca su dependencia al gas ruso. El miedo es que estalle también la dependencia que tiene con China de la tecnologÃa necesaria para la transición energética".
El problema que tiene Europa -aclara Vázquez- es que reducir esta dependencia tecnológica, más allá de la voluntad y de los fondos, "lleva mucho tiempo". Las inversiones que se hagan en 2023 pueden "tener su fruto" dentro de cinco o diez años.
Por eso, y si bien la estrategia de Europa de avanzar en el despliegue de las renovables para dejar atrás los combustibles fósiles "es contundente y clara", la complejidad llega con el "cómo". "Es complicado sostener el discurso oficial de la UE cuando el continente depende de forma crÃtica de China", admite el analista.
"En definitiva -reflexiona-, Europa tiene que decidir qué papel quiere jugar en el mundo y qué relación quiere tener con China. Si se va a pegar a la posición de Estados Unidos de confrontar y golpear pues en el sector de las renovables va a tener un serio problema".
¿Tiene España algún margen de acción en esta guerra geopolÃtica? Muy escaso, señala Vázquez. "Un paÃs individual como España tiene poco peso a la hora de sentarse a negociar con Estados Unidos o China. Es difÃcil pensar que España va a poder cambiar una polÃtica comercial como ésta de las obleas solares. Lo que sà puede hacer España es presionar a nivel europeo para que el bloque gane en autonomÃa estratégica".
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