España depende cada vez más de las inversiones provenientes de China. En 2021, la inversión del gigante asiático creció un 90% en relación con el año anterior, hasta los 620 millones de euros, cuando en 2020 era de 327 millones de euros. Según la firma Baker McKenzie, este aumento exponencial se explica por las operaciones de la empresa eléctrica china Three Gorges, aunque comienza a preocupar el alcance de esta dependencia.
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China está reorientando sus inversiones hacia el sector energético, previendo su propia transición hacia las renovables, pero a la vez está buscando nuevos mercados y volcándose hacia América Latina y África. La explicación radica en la creciente desconfianza entre Bruselas y Beijing. El gobierno chino no perdona a los dirigentes europeos la postergación de la firma del Acuerdo Integral de Inversión (CAI).
La excanciller alemana Angela Merkel era una entusiasta defensora del CAI, debido a las aceitadas relaciones comerciales entre Berlín y Beijing, pero el gobierno de Olaf Scholz ha sintonizado con los países europeos que reclaman sobre las violaciones a los derechos humanos del régimen chino en minoría uigur y el avasallamiento sobre Hong Kong. Francia también será una potencial beneficiaria de un mayor vínculo comercial con China, pero el presidente Emmanuel Macron está ahora enfocado en la autonomía estratégica del bloque.
En los últimos tiempos, la perspectiva se ha degradado aún más. A finales de enero la UE denunció a China ante la OMC por la campaña para restringir o directamente bloquear las importaciones y exportaciones que involucran a Lituania, lo cual está afectando a las exportaciones de todo el bloque europeo. La medida china fue en represalia por la apertura de una oficina de representación de Taiwán en Lituania.
El martes pasado se comenzó a develar un plan concreto para reducir la dependencia tecnológica de China. El chantaje a través del intercambio comercial y las inversiones es un escenario que la UE desea evitar. Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea, anunció que se asegurará el aprovisionamiento de materias primas críticas para las baterías eléctricas como el litio.
La presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, ya había dejado en claro días antes que el bloque buscará la producción local de semiconductores hasta lograr que el 20% de la producción global de microchips provenga de Europa para 2030. La CE elaboró una lista de 137 productos sensibles por los problemas de aprovisionamiento: más de la mitad, un 52%, proviene de China. En caso de un conflicto abierto con Taiwán o de un endurecimiento de la rivalidad entre China y Estados Unidos, Europa quiere estar preparada.
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España, en tanto, sigue consolidando la relación con China. El comercio bilateral creció el 6,7% en 2020, pese a la pandemia, alcanzando los 30.000 millones de euros, mientras las exportaciones españolas hacia China superaban en ese periodo los 8.400 millones de euros. El comercio bilateral entre ambos países creció un 712% en dos décadas. España deberá decidir si continúa por esta senda mientras la UE proyecta una mayor autonomía.
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