EH Bildu y ERC han ido ganando espacio entre los partidos que respaldan a Pedro Sánchez en el Congreso. En el caso de los abertzales, los presupuestos escenifican la puja con el PNV por ganarse el favor del electorado vasco. Con los republicanos, la influencia en las cuentas públicas pasa más por la negociación para modificar el delito de sedición que por las concesiones arrancadas al Ejecutivo central.

Arnaldo Otegi aseguró este jueves que Sánchez "se ha sostenido durante tres años en lo que nosotros llamamos ‘bloque de izquierda plurinacional', fundamentalmente EH Bildu, ERC, Podemos y el PSOE, con el concurso del PNV y a veces del BNG", apuntando a la supuesta pérdida de protagonismo de los nacionalistas vascos, en un pulso que adelantó LPO. Fue Bildu el que logró extender el tope a los precios de los alquileres -una medida que expiraba en diciembre- e incrementar un 15% las pensiones no contributivas.

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Pero sobre todo consiguió el traspaso de las competencias de Tráfico a la Comunidad Foral de Navarra, una decisión que le ha valido críticas al gobierno por parte de la oposición y las asociaciones de guardias civiles. Para la izquierda vasca es una cuestión competencial, aunque de un simbolismo innegable. Otegi también destacó que Bildu ha alcanzado un acuerdo para una mayor inversión en las universidades de la región. Aitor Esteban, en cambio, ostentaba haber obtenido la transferencia de ferrocarriles.

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en un acto a favor de los presos de ETA. 

Europa Press

La tensión entre Bildu y PNV se replica en Cataluña con ERC y ahora PDeCAT, aunque de manera más sutil. "Hace mucho tiempo que dijimos que estábamos hartos de militar exclusivamente en la moral, queremos militar en la utilidad", dijo Rufián. El portavoz de ERC en el Congreso quiere hacer valer los 13 votos de la formación frente a los cuatro de PDeCAT. Los republicanos se han garantizado unos 2.000 millones de euros que cubren desde inversiones en infraestructuras y la suspensión el ramal y la subestación de la media alta tensión en Girona. 

Otegi consiguió el traspaso de las competencias de Tráfico a la Comunidad Foral de Navarra, una decisión que le ha valido críticas al gobierno por parte de la oposición y las asociaciones de guardias civiles. Para la izquierda vasca es una cuestión competencial, aunque de un simbolismo innegable

ERC ha estrechado los lazos con los socialistas en Cataluña, donde Salvador Illa le ha hecho menos pesado a los republicanos la gobernabilidad tras la salida de Junts. Según los cálculos de Moncloa, los terceros presupuestos del gobierno y los últimos de la actual legislatura pasarán con la mayoría más holgada desde que Sánchez llegó el poder: se estiman 188 votos a favor si se cuentan los votos del Partido Regionalista de Cantabria y la ex Unidas Podemos María Pita. 

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La dinámica que ha planteado Sánchez a lo largo de esta legislatura ha servido a las partes. El gobierno amplió su base de apoyo en el Parlamento y no sufrió ningún tipo de desgaste, algo esperable para cualquier Ejecutivo. A diferencia de lo que denuncia el PP, Vox y Ciudadanos, Sánchez no vivió de forma traumática la reforma del delito de sedición, una exigencia de ERC acogida por el PSOE y UP, pese a que barones socialistas cuestionaron el gesto a los catalanes. 

Algunas voces del partido que miraban con escepticismo la jugada de Sánchez en Cataluña terminaron reconociendo ha servido para descomprimir la tensión post procés. En el País Vasco consiguió que el PNV optara por el PSOE como aliado preferencial por sobre el PP. El presidente logró un entendimiento con las fuerzas soberanistas y regionalistas que se había perdido en los útlimos tiempos de Mariano Rajoy. Ahora apostarla por mantenerla y reeditarla a finales de 2023.