
Fue una mañana incómoda para el oficialismo y sus aliados parlamentarios por la discusión de la reforma a la ley del "solo sà es sÃ" pactada entre el PSOE y el PP. El debate en el Congreso escenificó el cisma entre los socialistas y Podemos, en particular con la ministra de Igualdad, Irene Montero, madre de la norma. En Moncloa se inclinaron por modificar la legislación luego de la catarata de excarcelaciones y rebajas de penas.
El PSOE pactó con los populares un texto que eleva la pena para el delito de agresión sexual con violencia e intimidación, pero los morados insisten en que la reforma toca el corazón de la ley: el consentimiento. "Hoy es un dÃa triste, seguramente el dÃa más difÃcil que yo he vivido en este Parlamento", admitió Montero al terminar su discurso en la tribuna. "No es un avance, sino un retroceso", lamentó, en referencia al voto del PP.
En Moncloa consideraban urgente la reforma por los "efectos indeseados" y en Podemos buscaban preservar la norma, considerando una injuria el meter mano en los artÃculos más sonados. Para Montero se volvió prácticamente una cuestión personal y para su partido, en una prueba de lealtades. La vicepresidenta apoyó la postura de la titular de Igualdad, pese al pulso que mantienen en torno a Sumar, al igual que Izquierda Unida y, ya fuera del Gobierno, ERC y EH Bildu.
La lectura en Podemos es que el socio mayor del Ejecutivo "ha entregado" la cabeza de Montero a la oposición. "Exigimos responsabilidades polÃticas, no solo un perdón y una rectificación a rastras", adelantó Cuca Gamarra antes de cobrarle el voto positivo a los de Pedro Sánchez. Los populares aprovecharán para sumar presión a los socialistas y capitalizar la crisis interna -y las consecuencias de la ley- en la campaña que se avecina.
Desde Huelva, Alberto Núñez Feijóo ha apurado al presidente del Gobierno por su ausencia. "Lamentablemente el señor Sánchez está muy avergonzado. Pero si te has equivocado, da la cara, pide perdón, vete al Congreso y vota a favor de la reforma de la ley", dijo el dirigente gallego. Sánchez se ha apartado de la discusión de la ley a partir de sus resultados, y aunque el PSOE ha manejado las modificaciones con tacto y sin ofensas, sabÃa que cualquier reforma molestarÃa a sus socios.
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Quien se las cobró a Montero, además, ha sido su antecesora en Igualdad y una de las socialistas más crÃticas con la ley trans. "Solo sà es sà y más con la reforma aprobada hoy. A pesar de tantas estupideces dichas en nombre del feminismo, sobre todo por parte de las que no estuvieron nunca y ahora pretenden hacerlo falsamente suyo", señaló en una crÃtica nada velada.
La portavoz del PSOE secundó también la posición de Calvo y del Gobierno en particular al responder que "no se puede confundir feminismo con cerrazón". "No soy partidaria de ir repartiendo carnés de feminismo porque mi partido tiene una larga trayectoria histórica donde ha demostrado claramente que es un partido feminista", apuntó Pilar AlegrÃa. Después de todo, Montero reconoció que debÃan hacerse reformas a la ley.
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Igualdad propuso duplicar penas en algunos supuestos en sintonÃa con el PSOE. La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, admitió que el equipo de Montero esperaba rebaja de penas aun antes de que la ley llegase al Congreso para su tramitación. Para el PSOE fue suficiente para dar el paso y animarse a poner en crisis un Gobierno con muchos roces.
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