Desde antes de que Meritxell Batet pusiera fecha a la moción de censura contra Pedro Sánchez, el PSOE ya preparaba la estrategia para pegarle al PP. El presidente del Gobierno ha ordenado a su tropa cargarse a Alberto Núñez Feijóo, que no acudirá al pleno en el Congreso de los Diputados, en un debate en el que Vox es secundario para la bancada socialista, según la línea que ha bajado Moncloa.
El exdirigente comunista Ramón Tamames será el encargado de protagonizar la moción contra Sánchez, una jugada de Santiago Abascal difícil de comprender para sus propias filas. Los partidos de gobierno, PSOE y Unidas Podemos, no ridiculizarán a Tamames, una opción tentadora para ambos. Los socialistas quieren menos preciar al líder de Vox y poner en el centro de la escena a los populares.
La moción de censura le cuesta dos escaños a Vox, que sigue retrocediendo en intención de voto
Pablo Casado supo quitarle peso a la moción de censura de los ultras en octubre de 2020. "Mucho ruido y pocas nueces, como todo lo que hacen. Hoy Sánchez saldrá de este coso a hombros de los diputados de Vox con su tendido ovacionándole", dijo entonces el exlíder de los populares, que votó de forma negativa pese a que Cayetana Álvarez de Toledo coqueteó con la idea de sumarse a Vox.
Esta vez el PP se abstendrá, un cambio de posición que el PSOE quiere dejar de manifiesto. "El PP da por garantizado que en aquellos lugares donde tengan que gobernar con Vox lo harán sin ningún tipo de rubor", lanzó este lunes María Jesús Montero, dando una pista de por dónde irá la estrategia de los socialistas. Y Pilar Alegría, portavoz del partido, puso el énfasis en la "falta de transparencia" del PP.
Pero Vox también arremeterá contra los populares hasta que sea el lunes 20 de marzo. "Ahora los partidos tienen tiempo para decidir si votan a favor de Sánchez o si votan a favor de una convocatoria inmediata de elecciones, que es el objetivo de esta moción de censura", disparó el vocero del Comité de Acción Política de la formación ultra, Jorge Buxadé, tras apurar al PP para que acompañen con un voto positivo.
Feijoo se encuentra ante una paradoja: si va estaría avalando a Abascal y si no estaría cediendo y evitando la discusión. "Nosotros no vamos a darle una alegría cuando hasta sus socios le dan disgustos. Y no vamos a ofrecerle una victoria parlamentaria porque estamos trabajando en derrotarle en las urnas", apunto el extitular de la Xunta en relación al PSOE. Desde Génova dicen que los sondeos les benefician y no hay necesidad de enlodarse en el Congreso.
Los socialistas responden que el PP tiene miedo de votar contra Vox, sobre todo porque Feijóo dio luz verde a sus barones para pactar con los ultras en ayuntamientos y autonomías. Para el PP el problema del PSOE es que no quiere responder a las denuncias de corrupción, por eso Sánchez intenta invertir la lógica. Una moción destinada al fracaso solo puede perjudicar a quienes la han impulsado.
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