Ciudadanos ha aceptado la convocatoria del gobierno para sentarse a negociar la reforma laboral. El Ejecutivo de Pedro Sánchez necesita los votos de los diputados naranjas luego de que sus aliados en el Congreso, ERC y EH Bildu, se negaran a respaldar el acuerdo entre Moncloa, empresarios y sindicatos.
La invitación pone a Ciudadanos en el centro de la escena en plena merma de cuadros, militantes y espacios en los gobiernos autonómicos. El partido que preside Inés Arrimadas tiene la posibilidad de convertirse en el jugador clave de esta negociación y, al mismo tiempo, distanciarse del PP, que ha criticado duramente el proyecto. Para los naranjas es un aliciente que la reforma cuente con el visto bueno de CEOE y Cepyme.
"El PP tiene su modelo laboral, que es el que está en vigor. Igual que no he hecho ninguna valoración o crÃtica de la decisión que ha tomado la patronal, el PP toma sus propias decisiones", dijo Pablo Casado, dando un portazo a las negociaciones. No es el mensaje que quiere transmitir Arrimadas.
Ciudadanos destaca los lineamientos de la reforma contra la temporalidad, pero buscará insistir con el modelo de la "mochila austrÃaca", promovido también por el Banco de España y sugerido incluso por el PSOE. Se trata de un sistema de indemnización por despido individual que se nutre con los aportes periódicos del empleador en base a un porcentaje del salario bruto del trabajador.
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Pero la propuesta choca con la oposición de Unidas Podemos, que siempre ha rechazado este esquema, y con la necesidad del gobierno de aprobar la reforma sin modificaciones, tal como lo solicitó la patronal, que avisó que echará por tierra cualquier acuerdo si se modifica "una coma". Será acaso la hora de que Ciudadanos y el gobierno se entiendan.
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