La suerte de los expresidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán, después de que el Tribunal Supremo confirmara este martes las condenas, coincide con el proceso de recambio que busca Pedro Sánchez para el PSOE. El fallo vuelve a poner en primera plana un caso de corrupción que acabó con el predominio socialista en Andalucía y marcó el fin de la carrera política de Susana Díaz, cuya derrota ante Sánchez fue una cuestión de tiempo.

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Díaz intentó desvincularse de la corrupción en torno a los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), que hoy inhabilita a Chaves y envía a Griñán a prisión. La ironía del caso es que Pilar Alegría, ministra de Educación y flamante portavoz nacional del PSOE, partidaria de que Díaz liderara la formación, tuvo que salir en defensa de los exmandatarios andaluces.

"La integridad de Chaves y Griñán llegó al extremo de renunciar a cualquier responsabilidad pública el mismo día que se conoció su imputación", señaló Alegría, tras agregar que "pagan justos por pecadores". La misma actitud adoptó el secretario general del PSOE andaluz. Juan Espadas prefirió resaltar que el fallo "muestra que dos de cinco magistrados no lo comparten", aunque también admitió que la sentencia ha expuesto "que hubo individuos con conductas reprobables de las que sólo son responsables sus autores".

Los expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. 

Europa Press

El lógico que el PSOE busque desmarcarse del caso, no solo por la mancha que supone quedar vinculado a los delitos de prevaricación y malversación, sino porque Sánchez ha dejado en claro a la ejecutiva recién reformada que sin Andalucía no hay horizonte en 2023. En la estrategia marcada por el presidente dan por descontado que Juanma Moreno irá por todo, a caballo de su triunfo en las autonómicas y del auge del PP en las encuestas. 

Sánchez entiende que el repunte en las generales de 2019 en territorio andaluz fue una apuesta por su liderazgo personal. Pero ahora llega desgastado y el fallo del TS, que alude a un 'sistema fraudulento', no hace más que darle letra al PP

Espadas empeoró los números de Díaz en las últimas autonómicas y Sánchez entiende que el repunte en las generales de 2019 en territorio andaluz fue una apuesta por su liderazgo personal. Pero ahora llega desgastado y el fallo del TS, que alude a un "sistema fraudulento" - y apunta a una serie de altos funcionarios vinculados con las gestiones de Chaves y Griñán -, no hace más que darle letra al PP.

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Alberto Núñez Feijóo eligió esta vez mostrarse indulgente con sus rivales. "La inmensa mayoría de los altos cargos del PSOE son gente honrada", dijo el líder popular, quien aseguró que no usaría el caso ERE para pegarles a los socialistas. Alegría le respondió que le hacía falta pudor conducir "el único partido condenado por financiación ilegal". La tónica de los próximos meses transitará ese carril. En el caso del PSOE, la ejecutiva tiene que ofrecer una narrativa que contrarreste el mote de corrupto ante de lanzar la estrategia de reconquista en Andalucía.