Las elecciones en Castilla y León han dejado varias lecturas en clave nacional. Mucho se ha hablado en estas horas del exponencial crecimiento de Vox, de la pésima estrategia de Génova de adelantar los comicios, de la definitiva extinción de Ciudadanos y de la crisis electoral -ya de arrastre- de Unidas Podemos, entre otros tantos focos de análisis.
Poco y nada, sin embargo, se ha hablado del duro golpe que ha sufrido el bipartidismo en estas elecciones autonómicas. La suma de votos entre el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (Psoe) ha sido la más baja de la historia en esta región: un magro 61%.
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La cifra, muy por debajo del 85% de adhesión que populares y socialistas supieron obtener entre 1983 y 2011, parece echar por tierra la tesis sobre el "regreso al bipartidismo" que sostienen algunos politólogos y analistas tras la abrupta caÃda de las dos formaciones (Ciudadanos y Unidas Podemos) que, justamente, rompieron con esta histórica hegemonÃa.
En Castilla y León, el crecimiento de la ultraderecha y el auge de los partidos regionalistas (España Vaciada) ha socavado, aún más, la confianza de los dos partidos tradicionales de la polÃtica española. La debacle de este pilar del Régimen del 78 pareciera -con esta última radiografÃa electoral- ser más estructural que coyuntural.
Las elecciones de 2011 fueron las últimas bipartidistas en esta comunidad autónoma. Ese año, el PP y el Psoe sacaron el 81% de los sufragios. En 2007 la cifra fue todavÃa más elevada: 87%.
En 2015, ya con la irrupción de Cs y UP, el porcentaje cayó al 64%. Los apoyos rojos y azules crecieron un poco en 2019 (66%). Pero en 2022, cuatro años más tarde, el porcentaje volvió a caer a su mÃnimo histórico.
El exvicepresidente Pablo Iglesias fue, de los pocos, que ha pedido poner la lupa en este contexto al advertir sobre sobre la "consolidación del bloque reaccionario" en España: "Si alguien tenÃa alguna duda que el sistema del 78 habÃa terminado con estas elecciones se disipa. La mejor prueba es que nadie se plantea, ni siquiera como mera hipótesis, que el PP y el Psoe se pongan de acuerdo en Castilla y León para una investidura".
La incógnita pasa ahora por saber si este histórico revés regional al bipartidismo se va a replicar en los próximos comicios, tanto locales como nacionales.
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En Madrid, por ejemplo, el 2021 -con el aluvión de votos que consiguió Isabel DÃaz Ayuso- marcó un repunte del bipartidismo: 61,5% frente al 49% de 2019. No obstante, el caudal de papeletas de las dos grandes formaciones en la región capital está hoy muy lejos del alcanzado años atrás (86% en 2007).
A nivel nacional, de consolidarse esta tendencia en otras comunidades autónomas, el 2023 podrÃa marcar otra cifra histórica en cuanto al retroceso del bipartidismo. La última marca, en 2019, fue del 49%. En 2016 fue del 55%; en 2011 del 73% y en 2008 del 80%.
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