La estrategia electoral de Vox consiste en confrontar con el PP. La formación ultra busca ahora entrar en Galicia, donde ha fracasado a la hora de imponer concejales, y mostrarse como la alternativa para preservar el castellano en esa comunidad autónoma. Vox ignora la tendencia y los informes y presenta una imposición no de ley para cargar contra Alberto Núñez Feijóo.
Iván Espinosa de los Monteros registró una proposición este martes para que el Congreso desacredite la política lingüística del PP en Galicia, plasmada en el programa 21 días con el gallego, renovado a finales de enero y que promueve el uso del gallego entre los más jóvenes. El programa había sido iniciado por Feijóo en su última etapa al frente de la Xunta.
El portavoz de Vox acusó al PP gallego de "arrinconar el español" en sintonía con la prédica en contra del catalán y el euskera. En Génova ven esta jugada como un síntoma del fracaso de la ultraderecha en Galicia. El líder regional de Vox, Ricardo Morado Fajardo, renunció al partido en octubre denunciando que la "lealtad es decirle a tu jefe lo que está haciendo mal".
Vox es una formación que no delega decisiones importantes en las comunidades donde está presente. La rama gallega del partido ha deslizado que los candidatos para municipales son elegidos a dedo por la dirección nacional. Morado Forjado dejó a Vox sin una cara más o menos visible y hay poco tiempo para hacer conocidos a los aspirantes, sobre todo en las principales ciudades.
El partido de Abascal ya designó a José Fermín Troncoso como candidato a la Alcaldía de Ourense, Eva María Castro Caridad para la de A Coruña, José Manuel Torres para la de Pontevedra y Álvaro Díaz-Mella para la de Vigo. La mayor apuesta es Fernando Mayo para la capital autonómica, Santiago de Compostela. Según el último barómetro de Sondaxe, Vox registra un leve crecimiento, aunque caería por debajo de la barrera del 5% en la mayoría de los municipios.
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Los candidatos intentan centrarse en la gestión, conscientes de que la hegemonía del PP en Galicia, en especial en los municipios más pequeños y medianos, se debe a un equilibrio entre las tradiciones locales y gobiernos sobrios. En A Coruña, Ferrol, Lugo, Santiago y Vigo manda el PSdeG, por lo que Vox parte muy de atrás en una carrera que al PP le cuesta incluso con un aparato partidario mucho más grande y aceitado.
Los referentes provinciales de Vox no entienden la proposición no de ley el Congreso cuando el uso del gallego está a la baja, como asegura la Real Academia Galega. La UE reprendió a Feijóo en 2021 por no cumplir con la aplicación de la Carta de las Lenguas Minoritarias. Por eso puso en marcha el programa 21 días con el gallego con el secretario general de Política Lingüística, Valentín García, que hoy renueva el programa bajo el gobierno de Alfonso Rueda.
Vox ya cuestionaba la política de Feijóo a mediados del año pasado y su grupo parlamentario defendía que el PP gallego era más excluyente que el independentismo catalán en cuanto la preservación de la lengua propia. La cuestión para Vox es que el uso del gallego no es un problema para los habitantes de Galicia, sino para las autoridades de Galicia. Abascal seguirá en aprietos sin Vox no logra hacer pie en Galicia.
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