
El presidente de la Generalitat prometió este martes gobernar para "la Cataluña entera", una expresión que toma distancia de la retórica recargada del procés. La salida de Junts supuso un reto para Pere Aaragonès, que creÃa tener encaminada la legislatura hasta 2024, y ahora deberá seguir adelante con una coalición que incluye a independientes y exmiembros del PSC y los comuns. En los hechos, el Ejecutivo a cargo de Aragonès no ha tenido más opción que olvidarse de la independencia unilateral.
Marta Vilalta, secretaria general adjunta y portavoz de ERC, se refirió a un gobierno más "amplio" que trabajará para que "se haga realidad ese consenso del 80% de la sociedad catalana y se ponga fin a la represión a través de un referéndum por la independencia", aunque sabe que solo es parte de la batalla discursiva con sus exsocios de cara a las municipales de mayo. Fuentes republicanas indicaron a LPO que el mantra en el Palau es "gestión y más gestión".
Borràs le gana la interna a Turull y prepara a Junts para el desgaste a Aragonès
Oriol Junqueras también apeló a la "defensa de un referéndum", en un intento por ganar la centralidad en el campo independentista y comprometer a los posconvergentes en la aprobación de los presupuestos. Por cuestiones externas al Govern -la dinámica en el Congreso de los Diputados entre el gobierno de Pedro Sánchez y su base parlamentaria aliada-, los miembros de ERC entienden que en última instancia Aragonès puede contar con formaciones como PSC y En Comú Podem.
El mandatario catalán ha enviado un mensaje de diálogo con el nombramiento de Carles Campuzano, Gemma Ubasart y Joaquim Nadal como nuevos consellers, que provienen de las filas convergentes, socialistas y moradas, si bien actualmente están por fuera de los partidos. Pero las designaciones no han tenido mayor impacto en la oposición. Al igual que Junts, ven un gesto de desesperación por parte de Aragonès. El PSC avisó que no será paciente con el Ejecutivo reestructurado de los republicanos.
En tanto, Jéssica Albiach lamentó que ERC siguiera "pensando que se puede gobernar Cataluña con 33 escaños" y el nuevo Govern "naciera muerto". Pese a la declaración lapidaria, que se acerca a las últimas afirmaciones de Laura Borràs -la presidenta de Junts señaló que Aragonès carece de legitimidad democrática para seguir en el cargo-, las fuerzas no soberanistas no quieren abonar a la inestabilidad en Cataluña: lo que buscan es condicionar al Govern y posicionarse para las municipales.
La desintegración del Ejecutivo catalán se tradujo en un adelanto de la campaña, con el PDeCat en proceso de resurgimiento y Junts mutando a partido de la oposición. Según el entorno de Aragonès, se privilegiará a las formaciones "afines" como la CUP y el sector moderado de Junts que responde a su secretario general, Jordi Turull. Sin embargo, la bancada de los antisistema no es tan amplia y el número dos de los posconvergentes deberá acatar las decisiones de Borrà s.
Con tan solo 33 diputados, el president está obligado a retomar la dinámica de su propio Ejecutivo para frenar el posible ascenso de Junts en las municipales y no tentar a Salvador Illa a hacerse con gobierno autonómico. Todos los partidos quieren sacar ganancia en las elecciones de mayo, la antesala de las generales. En Moncloa y en Palau quieren estabilidad. Ese interés común es el mayor aliciente con el que cuenta ahora Aragonès.
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