Paulo Abrao es un destacado especialista en Derechos Humanos. Fue Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos entre 2016 y 2020 en donde encabezó importantes misiones que denunció las violaciones a los Derechos Humanos en Venezuela y condenó al régimen de Nicolás Maduro.
Su salida de la CIDH fue conflictiva porque Luis Almagro, en una intervención a la autonomÃa del organismo y coincidiendo con el giro a al derecha de la gestión del uruguayo, decidió no renovarle el cargo por supuestas denuncias por acoso laboral. Finalmente, la OEA tuvo que indemnizarlo por "daños a su reputación".
Abrao es abogado, trabaja en Estados Unidos con organizaciones civiles como "Brazil Office" y da clases en la Brown University de Nueva York. A su retorno a San Pablo, recibió a LPO en su casa para analizar el proceso electoral donde plantea los riesgos de una victoria de Bolsonaro y asegura que "Brasil quedó aislado en el mundo".
¿Cuál es su valoración de toda la campaña electoral?
Ha sido una campaña atÃpica porque tenemos la participación de un candidato que ataca abiertamente a la democracia y al proceso electoral, ya que ese candidato es el Presidente de la República. Por el contrario, también habÃa algo inédito, que era un candidato que intentaba ganar un tercer mandato presidencial, o eso tampoco habÃa sucedido nunca.
En la segunda vuelta, vimos un electorado dividido casi este año, con ventaja de Lula. Es preocupante ver, en extremo, que hay tanto apoyo en Brasil, incluso después de cuatro años de un gobierno nefasto para la democracia y los derechos humanos.
¿Qué puede pasar si Bolsonaro es reelegido?
Tendrá sus poderes ampliados y será aún menos probable que contenga los ataques que lleva a cabo contra la democracia, el medio ambiente y los derechos humanos. Tendrá aliados leales en el Congreso, con renovado apoyo del electorado y con más de cuatro años de lucha.
Con ese escenario, Bolsonaro buscará un posible segundo mandato para controlar el Supremo Tribunal Federal, cambiando la regla de retiro de dos jueces actuales y aumentando el número de integrantes del tribunal, como vienen señalaron sus aliados.
La Corte Suprema fue la principal barrera institucional a sus medidas autoritarias. Es un presidente ambiguo en sus declaraciones, a veces dice que va a hacer reformas como esta, a veces lo niega, pero lo que hemos visto en la práctica, en los últimos dos cuatro años, es que no decide hacer o lo que dice, habrá oportunidades.
¿Está de acuerdo con quienes dicen que esta elección es la más importante de la Nueva República?
SÃ. Esta elección enfrenta a un candidato, Lula, que defiende la democracia, y a otro, Bolsonaro, que ataca la democracia. Brasil vivió su último perÃodo de dictadura militar entre 1964 y 1985, pero este fue un régimen impuesto por un golpe de estado. Absolutamente nuevo ahora es el plazo para un candidato, que es el actual presidente Bolsonaro, que es un rebelde de la dictadura militar y que ataca la democracia en el paÃs, apoyado por empresarios, votantes y sectores polÃticos muy radicales. Eso es inaudito. También es inédito que Lula haya reunido a toda la izquierda como centro polÃtico y parte del centro democrático directo. Su alianza incluye dos grupos más a la izquierda que los pensadores económicos neoliberales más ortodoxos y dominantes.
Todos unidos para que Brasil no se quede estancado en un proyecto populista nacionalista conservador. Este es el sentimiento general. Si gana Lula, no será un gobierno del PT y, sÃ, da ese frente muy amplio.
¿Qué opina de los 4 años del gobierno de Bolsonaro?
Fueron desastrosos para la democracia, el medio ambiente y los derechos humanos, sin mencionar el aislamiento internacional de Brasil durante este perÃodo y el mal desempeño de ese gobierno en el manejo de la pandemia.
Además, vimos una explosión en la disponibilidad de armas de fuego -cuyas autorizaciones de portación y tenencia crecieron un 320% en los 16 estados donde Bolsonaro fue más votado en la elección anterior, en 2018- y también vimos crecer un ambiente de violencia polÃtica. , en una especie de envenenamiento de las relaciones sociales como nunca antes.
El presidente muestra a su favor algunos datos positivos sobre la recuperación de la economÃa, pero, incluso en ese sentido, hubo un enorme aumento de la precariedad de las relaciones laborales, con enormes pérdidas de polÃticas sociales.
¿Ha habido algún retroceso en el respeto a los Derechos Humanos?
Absolutamente. Este puede haber sido el sector en el que se produjo el mayor retroceso. El presidente alentó la minerÃa ilegal y la deforestación de tierras indÃgenas, ofendió reiteradamente a las comunidades negras quilombolas. Recopila declaraciones abiertamente ofensivas y violentas contra la población LGBTQI+ y se ha hecho conocido por lucir el mensaje "los derechos humanos son estiércol" en una camiseta.
Solo en el mes de septiembre, que fue el mes que precedió a la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el Consejo Misionero IndÃgena registró una muerte violenta de un indÃgena cada tres dÃas en Brasil. Ni hablar de la acción de las milicias, cuyo punto más alto fue el asesinato de la concejala Marielle Franco, asesinato que fue celebrado por aliados del presidente Bolsonaro y que hasta el dÃa de hoy no ha sido revelado.
Tiene mucha experiencia internacional, ¿cuál es la imagen de Brasil en el mundo?
Terrible, excepto quizás para HungrÃa, que también es un paÃs gobernado por la extrema derecha. Además, la imagen de Brasil nunca ha sido tan baja.
El paÃs ha estado ausente del escenario internacional y, cuando aparece -como en los discursos de Bolsonaro en la Asamblea General de la ONU- es para decir cosas absurdas, como los mensajes del presidente sobre la importancia de combatir lo que él llama comunismo. Las relaciones con los paÃses vecinos, incluida Argentina, fueron precarias bajo el gobierno de Bolsonaro.
El presidente brasileño repartió declaraciones irrespetuosas a los mandatarios de Argentina, Chile, Colombia, sin mencionar las groserÃas que dijo sobre la esposa del presidente de Francia. Además, Bolsonaro fue uno de los últimos lÃderes mundiales en reconocer la victoria de Biden, y mantuvo hasta el último momento la posición de apoyar las falsas acusaciones de Trump contra el sistema electoral estadounidense.
Si gana Lula, ¿cuál deberÃa ser su primera medida de gobierno?
Él mismo anuncia que entre sus primeras medidas estarÃa el levantamiento del secreto de 100 años que Bolsonaro colocó sobre una serie de acciones de su gobierno. La falta de transparencia es una de las señas de identidad del actual gobierno y creo que atacar esto tiene un carácter ejemplarizante y republicano.
Creo que Lula también revocará las medidas presidenciales que hicieron estallar el número de armas de fuego en el paÃs. También ha anunciado la creación de un ministerio de los pueblos indÃgenas y adoptará polÃticas para combatir el racismo institucional.
En el campo económico, se debe implementar un gobierno de austeridad, pero con atención a la distribución del ingreso y la presencia del Estado para ayudar al sector privado a enfrentar la recesión que estamos viviendo.
Bolsonaro dice que Lula es amigo de Maduro y Ortega. ¿Por qué Lula no repudia lo que sucede con estos regÃmenes autoritarios?
Es un problema de todos los progresistas latinoamericanos. ¿Porque? Creo que no lo hace por dos razones. La primera es que la Constitución brasileña dice que la polÃtica exterior nacional debe regirse por el principio de no intervención en los asuntos internos de otros paÃses.
Será necesario ampliar esta visión tradicional y comprender que en materia de derechos humanos existen acuerdos y tratados internacionales que requieren una revisión recÃproca entre paÃses. La segunda razón es que hay una parte de la izquierda brasileña que aún se resiste a criticar a estos gobernantes.
Lula se equilibra entre estas circunstancias y deberá encontrar una forma pragmática de enfrentar el problema, si asume el gobierno. Creo que puede desempeñar un papel importante como mediador en las crisis de estos paÃses. Lula personifica el diálogo, cree que la paz social sólo puede lograrse con el diálogo. Creo que su gobierno hará un esfuerzo para que Nicaragua y Venezuela puedan salir del aislamiento, a partir de un plan y compromisos concretos basados en el respeto a los derechos humanos, elecciones libres y el deber de reparación integral y justicia para todas las vÃctimas de la violencia estatal.
¿Cree que Bolsonaro aceptará los resultados de una derrota?
Él mismo dice que no. Puede seguir el ejemplo de Trump y tratar de mantener su base electrificada en torno a falsas acusaciones de fraude u otros motivos. La expectativa se basa en una alta probabilidad de que cree obstáculos no sólo en relación a la verificación de resultados, sino también en los dos meses que separarÃan la segunda vuelta de toma de posesión, el 1 de enero, si Lula resulta vencedor. Si no, será una sorpresa positiva.
¿Qué papel imagina de las Fuerzas Armadas?
El papel de las Fuerzas Armadas es el que determina la Constitución: la protección de la soberanÃa nacional. Todas las demás acciones deben y están absolutamente subordinadas a la autoridad civil. El Ejército juega un papel importante cuando ayuda a transportar las urnas a regiones remotas o cuando protege los colegios electorales en partes inestables del paÃs, pero constitucionalmente no hay ningún papel que las fuerzas armadas puedan desempeñar en el resultado de las elecciones. Si intervienen en esto, habrá consecuencias a nivel internacional y Brasil será aislado deliberadamente.
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