Brasil es un presidencialismo de coalición. Eso significa que pretender gobernar sin alianza en el Congreso es una utopÃa que nadie ha podido cumplir. Fernando Collor de Mello y Dilma Rousseff pueden dar testimonio de eso siendo que ambos se fueron antes de tiempo por un proceso de destitución y el propio Bolsonaro debió acudir a acuerdos para evitar sobresaltos en un mandato atravesado por denuncias y cuestionamientos.
El Congreso maneja el pulso del debate polÃtico y obtura o acelera debates fundamentales para todos los gobiernos: reforma laboral, previsional y privatizaciones han pasado por al tamiz de las autoridades parlamentarias. Y eso no cambiará, gane quien gane la elección de octubre.
Arlindo Chinaglia es diputado del Partido de los Trabajadores desde 1995 y el actual lÃder de la oposición en el Congreso. Supo presidir la Cámara de Diputados desde 1995, fue pionero en la creación de Comisiones Parlamentarias de Investigación y además presidió el Parlasur.
Lula y Alckmin confirman la fórmula presidencial pero un sector del PT lo rechaza
Chinaglia aprovechó su participación en el Eurolat organizado por Cristina para charlar con LPO en una de las salas donde le tocó exponer su vasta experiencia en el Parlamento. El diputado abre el paraguas y se aleja del triunfalismo petista y aclara: "Que Lula lidere las encuestas no significa que sea electo presidente". Además. defiende la alianza con el ex gobernador de centroderecha, Geraldo Alckmin, y asegura que Bolsonaro dejara "un paÃs quebrado y un aumento de la extrema derecha en el Congreso".
¿Cómo imagina la próxima etapa en el Congreso si es Lula es presidente?
Lo primero que va a pasar es que habrá una renovación de más del 40 por ciento de los diputados. Lo que ocurre ahora es que hay una ola de extrema derecha con una fuerte bancada, a partir de la llegada al gobierno de Jair Bolsonaro. Evidentemente, que Lula esté al frente de las encuestas no significa que vaya a ganar las elecciones, significa que lo mÃnimo que vamos a lograr es reducir un poco esa fuerza de extrema derecha en el Congreso. El modelo de Constitución de mayorÃas requiere de una Jefe de Estado con liderazgo y autoridad personal, polÃtica y personas que sepan operar para lograr esas mayorÃas. En pleno auge del gobierno de Lula, nunca tuvimos mayorÃas en temas económicos, por ejemplo. Yo fui lÃder de los gobiernos de Lula y Dilma y se necesita tener esa autoridad fuerte para conducir ese proceso y parlamentarios con capacidad de articulación.
El mayor problema no va a ser lidiar con el Congreso sino afrontar los problemas reales de un paÃs quebrado, con desempleo, un achicamiento de la masa salarial, pérdida de derechos laborales y previsionales, entre otros. Brasil es un rico pero con una concentración de riqueza muy alta.
Bolsonaro no tiene mayorÃa mayorÃa en el Congreso..
Si, tiene.
Pero tuvo que aliarse con el Centrao (partidos de centroderecha que controlar las mayorÃas parlamentarias)..
El siempre fue del Centrao. ¿Usted cree que dejó de serlo? El representa todo lo que el Centrao representa.
El decÃa "Más Brasil, menos Brasilia en campaña. Era un mensaje contra los partidos tradicionales...
Si, pero es irrelevante. Bolsonaro es el único caso en el cual los electores decÃan que el no iba a hacer todo lo que prometió en campaña. Bolsonaro siempre fue del Centrao, en Brasil tenemos una denominación que se llama "Bajo clero": el nunca fue lÃder de bancada, ni presidio una comisión. Fue inexplicable su victoria en las elecciones.
Si es electo, ¿Qué tendrÃa que hacer Lula para tener mayorÃas en el Congreso?
No existe una mayoria estable y permanente que te resuelve todo. Entonces, es evidente que hay que tener propuestas y combinar el trabajo dentro del parlamento como fuera. La sociedad se tiene que movilizar frente a determinados temas vinculados con el empleo, el medio ambiente o distribución de la renta.
Hay que dialogar con la sociedad y, respetando las diferencias, debatir en el Parlamento. Brasil empeoró mucho en economÃa, salud, polÃtica, fake news. Todo está peor. A partir de los cambios que nacen en la sociedad, nosotros tenemos que lograr las propuestas que ellos necesitan en el Congreso.
¿Qué piensa del acuerdo de Lula con Gerlado Alckmin para conformar el binomio presidencial?
Cuando Lula se acercó a Alckmin y el descartó ser candidato a gobernador de San Pablo, para mÃ, el acuerdo se volvió irreversible. Yo creo que estaba decidido desde el principio, sino Alckmin no se hubiera bajado. Otra cosa importante: al 70 por ciento de quienes votan a Lula no les importan quien es el vice. ¿Por qué Alckmin, en mi opinión, sirve? Hubo momentos de la vida nacional brasileña donde Bolsonaro dijo querer hacer un golpe. El hecho que lo diga no significa que vaya a pasar, él no tiene el liderazgo para algo asÃ, pero lo dijo.
Los golpes necesitan apoyo de Estados Unidos, de los medios, del empresariado y en opinión Bolsonaro no tiene nada de eso. De todas formas, esto no significa que no tengamos que cuidar la democracia de estos autoritarismos. El primer mensaje que manda Lula es "quiero un gobierno para atender los intereses del pais". Al mismo tiempo que el dice esto que parece lavado o diluido, plantea otro desafÃo que es querer un gobierno mejor que el que ya hizo, y eso no es fácil por las condiciones internacionales.
Lula fue muy activo en la polÃtica exterior. Con él, China pasó a ser el primer socio comercial por encima de Estados Unidos y Europa. El tiene más respeto en el plano internacional que Bolsonaro y cualquier otro dirigente brasileño. En local, movió el mercado interno, en un paÃs de 270 millones de habitantes el consumo es fundamental. Lula tiene esa capacidad de establecer prioridades y movilizar fuerzas para cumplirlas.
¿Puede existir un bolsonarismo de extrema derecha sin Bolsonaro en el poder?
Existe. Sea por convicción, por oportunismo o por una combinación de esas dos y otros factores. Hoy en Brasil, Edir Macedo, lÃder de la Iglesia Universal del Reino de Dios, defendÃa el derecho de la mujer pobre de hacer un aborto. Lula dio una declaración en lÃnea con eso y pidió que sea tratado como un asunto de salud pública. Nada más oportunista que negar que una mujer muerte por aborto clandestino. Eso no significa defender el aborto, sino discutir cómo proteger a las mujeres. Los evangélicos encontraron ese camino y quien planteo ese tema en el Congreso fue José Serra, del PSDB.
La cultura de extrema derecha es la cultura de la violencia, de acusar sin pruebas y mentir permanentemente. Los medios permiten mucho eso, el anonimato y el hecho de que las personas no quieren saber las verdad.Yo llegué a la conclusión que no creen en los hechos sino que reproducen la mentira para que prevalezca. Hay una degeneración de usos y costumbre grave en Brasil. Lo más difÃcil no es hacer la revolución sino cambiar la cultura, o sea, que el bolsonarismo sin Bolsonaro va a continuar.
Entonces, si Lula es electo presidente va a tener una oposición de extrema derecha. Eso no habÃa pasado anteriormente..
Claro. La extrema derecha no se asumÃa como tal, la derecha se decÃa de centro. Estaba camuflada, ahora perdieron la vergüenza y salieron del closet. Es por eso que partidos de centroderecha civilizada perdieron terreno con el bolsonarismo. Esa masa despolitizada, lúmpenes, defensores de las milicias, la posesión de armas y de que la policÃa tire antes de preguntar, esa cultura de violencia encontró una representación polÃtica.
¿Que opina de la "tercera vÃa"?
No existe nada más mentiroso que la tercera vÃa. Ellos dicen que no quieren ni Lula ni Bolsonaro. ¿A quien apoyaron ellos en 2018? a Bolsonaro!! SabÃan lo que hacÃan y para quién hacÃan campaña. No pueden decir que no tienen nada que ver.. tienen!!
Igualmente, hay partidos de la tercera vÃa que evalúan apoyar a Lula, como el MDB. ¿Cómo lo ve?
Es fundamental. No se puede ganar elecciones con los que piensan igual que uno. Eso vuelve a dos puntos que ya tocamos: primero, enviar un mensaje que diga "yo quiero gobernar con todos". Segundo, cuando Lula sale de la cárcel, preso injustamente y con 18 procesos que se cayeron y demostraron la persecución, empezó a apuntar contras las mentiras de Sergio Moro y Deltan Dallagnol. Empezaron a decir que el volvÃa resentido y radicalizado, y no fue asÃ. Lula no es asÃ, nunca fue sectario.
¿Cuál cree el rol que tendrán los militares en la próxima etapa del paÃs teniendo en cuenta que con Bolsonaro recuperaron la centralidad en los asuntos de públicos?
Solo tienen una manera, cumplir con su función constitucional, cualquier cosa fuera de eso es errado. Creo que no debemos decir que todos los militares piensan igual, no es importante la opinión individual, tienen un rol constitucional. A partir de ahÃ, el resto será decisión del Presidente.
Fernando Henrique Cardoso creó el Ministerio de Defensa. Antes de Bolsonaro, todos los ministros de esa aérea fueron civiles, justamente para que las Fuerzas Armadas no tutelen a la sociedad. Con Bolsonaro eso cambió y ellos sumaron muchos privilegios, sociales, laborales, etc. Si hay personas que quieren vivir en el socialismo, son los militares (risas)...tienen todo del Estado: comida, residencia, salud, choferes, son una elite que vive del Estado.
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El PT necesita a alguien con 20 años menos, que no haya sido presidente dos veces (hace dos decadas), ni haya dejado a una sucesora que se afano medio Brasil, y fue la responsable directa de la llegada de Bolsonaro.