Los números de comercio exterior con Brasil de los primero tres meses del año muestran que las condiciones macroeconómicas de Brasil se imponen sobre los esfuerzos microeconómicos del Ministerio de Desarrollo Productivo por dinamizar las exportaciones al paÃs vecino. Solo en el primer trimestre se acumuló un rojo comercial de 630 millones de dólares.
Los números contrastan con el superávit registrado en el primer trimestre de 2021 por 18 millones de dólares y ponen al superávit comercial como la primera vÃctima de este lado de la frontera del estancamiento económico brasileño. Asà 2022 volverÃa a ser deficitario luego de dos años de superávit, aunque lejos de los valores registrados entre 2017 y 2018.
Con un crecimiento del PBI esperado para todo el año del 0,3% y una tenue mejora al 1,3% para 2023 (conforme al último Focus del Banco Central de Brasil) es poco el espacio para el crecimiento de la demanda de importaciones en el gigante sudamericano, en cambio es mayor la presión por colocar la producción en otros paÃses. Simultáneamente, con un crecimiento proyectado del 3,5% en Argentina, es mayor la demanda de insumos importados, más en algunos sectores como el autopartista donde la industria apunta a sostener el crecimiento del año pasado.
En efecto, en estos tres meses las importaciones crecieron un 22,3% interanual y acumularon 3.191 millones de dólares. En cambio, las exportaciones cayeron 4,4% hasta los 2.561 de dólares y marcaron un fuerte contraste en la dinámica que venÃan mostrando hasta noviembre, cuando alcanzaron el récord para ese mes con 307 millones de dólares (sin estacionalidad).
De esta forma, el diferencial en el ritmo de demanda de insumos de un lado y del otro de la frontera se muestra más poderoso sobre el signo de la balanza comercial que las polÃticas por sector que viene impulsando Kulfas como los créditos de prefinanciación de exportaciones a Brasil y el impulso sobre la industria automotriz, que de hecho previene que el déficit comercial se acreciente a un ritmo mayor, pero que todavÃa no consiguió el respaldo del Congreso.
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"Hacia adelante, y en lÃnea con lo observado en el primer trimestre, se espera que la tendencia de la balanza comercial bilateral a mayor déficit se consolide. AsÃ, con importaciones que seguirán creciendo por encima de las exportaciones, se estima que el déficit comercial ronde los USD 2.000 millones en 2022. Se trata claro está de un déficit pequeño en perspectiva histórica (a modo de ejemplo, entre 2004 y 2018, el déficit promedió los USD 3.500 millones), pero que marca sin dudas una reversión de la situación extraordinaria de superávit verificada en 2021 (+USD 66 millones) y 2019 (+USD 859), al retorno a la normalidad histórica de un balance deficitario entre ambas economÃas", señaló el último informe de la consultora Abeceb.
El economista y director de Epyca, MartÃn Kalos, explicó a LPO que: "En términos históricos lo extraño el superávit comercial con Brasil de 2020 y 2021 porque producto de la crisis económica acá ya desde antes de la pandemia los saldos exportables a Brasil eran mayores. Asà que lo que vemos es una suerte de regreso al déficit habitual. Recientemente lo que se redujo fue la exportación a Brasil de moliendas, lácteos, combustibles y algunos derivados petroquÃmicos".
"Lo que hay que entender es que, en el largo plazo, Argentina ha venido perdiendo peso en las importaciones brasileña a ritmo acelerado a contramano de lo que se esperarÃa por su proximidad y posibilidades de integración estratégica. Cuando se formó el Mercosur, Argentina tenÃa más de tres veces la participación que tiene hoy. Casi la cuarta parte que compra Brasil viene de China, en segundo lugar sigue Estados Unidos, recién después está Argentina con entre el 4 y 5%. Asà como el comercio bilateral es cada vez menos importante para ambos, el comercio con Brasil es más relevante para Argentina. Desde lo macro, lo que hay que ver es si el superávit comercial del paÃs con el resto del mundo va a permitir cubrir el rojo comercial con Brasil porque estos números pueden ser el reflejo del destino de las exportaciones a paÃses con mejores precios", concluyó.
Los datos del Banco Central también dan cuenta de un motivo subyacente al déficit comercial crónico que volvió a manifestarse en este primer trimestre: la economÃa de Brasil es más competitiva en términos generales que la argentina, factor que se agrava cuando a la competitividad se le agrega un deterioro (apreciación) de los términos de intercambio bilaterales.
La fuerte devaluación del real más el relativo atraso del dólar en 2021 fue deteriorando la competitividad cambiaria hasta niveles similares a los de comienzos de 2016. La fuerte suba de tasas en Brasil y la aceleración del ritmo devaluatorio generó a partir del primer trimestre una mejora en la competitividad cambiaria, pero el efecto sobre el comercio bilateral ya habÃa signado por las señales de precio y cantidades previas.
"No debe dejar de resaltarse que se espera que el ensanchamiento del rojo comercial bilateral siga viéndose amortiguado por las restricciones a las importaciones por parte de la Argentina y por el buen desempeño esperado de las exportaciones de algunos productos de peso (como las pick ups para las cuales el mercado brasileño presenta perspectivas favorables pese al cuasi-estancamiento de la actividad ya que son menos sensibles al ciclo económico)", destacó Abeceb.
El impacto en el acuerdo con el FMI
La letra chica del acuerdo con el Fondo contempla entre sus previsiones una caÃda del superávit comercial de unos 18.300 millones de dólares en 2021 a 16.500 millones en 2022 y seguir cayendo hasta los 14.700 millones de dólares en 2023 antes de volver a repuntar.
Pasar de un superávit comercial con Brasil de 66 millones de dólares a un déficit de 2.000 millones implicarÃa comerse casi la totalidad del margen de reducción de las exportaciones para todo el año solo con un socio comercial. Y todavÃa resta conocerse el impacto de los nuevos precios internacionales sobre las importaciones de combustibles.
Por lo pronto, las complicaciones por el lado del superávit comercial no se van a notar hasta mediados del año cuando en pleno invierno se computen las compras de combustibles. Por ahora, en cambio, lo que se nota es el efecto de la guerra en las exportaciones. En el primer trimestre, el complejo cerealero y oleaginoso ingresó al paÃs más de 7.900 millones de dólares, unos 3.500 millones de dólares adicionales sobre el promedio trimestral de la última década.
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La apreciación del real, de los últimos días, con respecto al dólar, lo que hace es amortiguar el impacto en el déficit bilateral.
Sin embargo, el balance del comercio exterior con el resto del mundo no es negativo: las exportaciones argentinas vienen creciendo mucho, aunque sea más por precios, que por cantidades físicas exportadas, igualmente, la realidad nos dice que siguen aumentando. Eso le permite a nuestro fisco, mejorar en términos reales, los ingresos por derechos de exportación, que crecen un 91,7% interanual. Y, sumado a la mejora en los salarios reales y la suba de precios (+ inflación) que también logran aumentar la recaudación. Esto último ayuda un poco al gobierno, puesto que el gasto público lo realiza en función de la inflación pasada, mientras que los ingresos se computan en función de la inflación presente. Es decir, baja algo el déficit primario. De todas maneras, el mayor riesgo, a nivel local, es que la inflación se espiralice demasiado.