Antes de dejar el Banco Central para convertirse en Director para el Hemisferio Occidental del FMI, Ilan Goldfajn se aseguró dejar la tasa de polÃtica monetaria del Brasil en 9,25% con un sendero alcista que hace que actualmente sea del 10,75%, la más alta desde junio de 2017. La finalidad, combatir la inflación.
Sin embargo, esta decisión más la incertidumbre sobre el rumbo de la economÃa si Lula se impone en los próximos comicios dejaron las proyecciones económicas bastante pesimistas: 0,3% es el crecimiento del PBI esperado para 2022 con la tasa Selic subiendo hasta el 11,25% hacia fin de año.
Las malas expectativas económicas de Brasil complican a Bolsonaro en el año electoral
Como consignó este medio, la pobre performance de la economÃa brasileña le juega en contra a las chances electorales de Bolsonaro y la suba de tasas no ayuda a sostener el nivel de inversión privada. Ni que hablar de una suba de tasas de la Reserva Federal que aliente la salida de capitales de los paÃses emergentes a los Estados Unidos.
De allà que el ministro Paulo Guedes esté buscando la forma de contrarrestar una eventual reversión de la Inversión Extranjera y el encarecimiento del capital financiero: una exención tributaria para los inversores extranjeros que compren bonos corporativos (obligaciones negociables) de empresas nacionales.
Al fin y al cabo, en lo que va del año, gracias al diferencial de tasas, el paÃs logró el ingreso de capitales financieros por más de 10.000 millones de dólares. Esto, por un lado, hizo caer hasta 7% el dólar contra el real lo que complicó la competitividad de las exportaciones; pero al mismo tiempo condicionó el traslado a precios de las subas de costos y ayudó a contener la inflación, que el año pasado cerró con un récord de 10,06%.
Asà y todo, las inversiones en acciones suelen ser de menor duración que las que se hacen en bonos corporativos cuya maduración es a más largo plazo y permiten el fondeo de inversiones en la economÃa real. Por eso, el interés en mejorarles el rendimiento para los inversores sin encarecerles el costo del capital a las empresas.
Según explicó el ministro a Reuters, su cartera está redactando la normativa destinada a "ampliar el acceso de las empresas brasileñas al capital extranjero", equiparando el tratamiento fiscal dado a los bonos corporativos al que ya se aplica a las inversiones en acciones a los inversores del exterior.
Actualmente, los inversores no residentes pagan una alÃcuota del 15% sobre las ganancias de capital por los bonos del sector privado local, pero desde 2006 están exentos de impuestos cuando invierten en el mercado de valores y en bonos de la deuda pública de Brasil.
En tanto, los residentes pagan entre el 15% y el 22,5% sobre los rendimientos de los bonos privados, dependiendo del tiempo que los mantengan en sus carteras de inversión.
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