El mismo dÃa que el gobierno de Milei lanzó un sistema de concesiones privadas para arreglar el calamitoso estado de la estratégica ruta del Mercosur con un modelo "a la chilena", uno de los mayores expertos en obra pública de la ex presidenta Michelle Bachelet, se encargó de enfriar el entusiasmo libertario.
"La mayorÃa de los gobiernos abrazan las concesiones porque la inversión no se contabiliza como deuda ni contribuye al déficit. Pero eso no deberÃa ser el motivo. Las concesiones no ahorran recursos públicos: el gasto se distribuye en el tiempo", afirmó Eduardo Engel, que presidió un consejo asesor especial de la presidenta socialista para mitigar la corrupción en la obra pública y otras concesiones, que elaboró más de 200 propuestas concretas.
Esta eminencia chilena, economista e ingeniero, con doctorados en Stanford y el MIT, profesor de Yale y consultor del FMI, el BID y el Banco Mundial, captó la atención de los empresarios reunidos en la convención anual de la Cámara Argentina de la Construcción, en la que fue notorio el faltazo de funcionarios del gobierno de Milei.
Con décadas de análisis y publicaciones académicas sobre el tema, su diagnóstico es tan realista como provocador. "Las concesiones tienen gran potencial, pero también riesgos importantes", advierte. Uno de los errores más frecuentes, según Engel, es creer que este modelo sirve para ahorrar dinero público.
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"Para que alguien invierta y recupere en 20 o 30 años, necesita estabilidad de flujos, contratos que se respeten, y una moneda que mantenga el valor real. Ese es el requisito para que la concesión sea viable y no un experimento fallido", agregó.
Engel explica que la diferencia entre obra pública y concesión no es meramente contable. Según este experto, la verdadera virtud de las concesiones está en resolver un problema estructural del Estado: el abandono del mantenimiento.
"Nadie ha sido reelecto por mantener apropiadamente las obras existentes", sentencia. "Y eso es un problema serio, incluso en paÃses con alta institucionalidad. Las concesiones, si se estructuran bien, obligan al privado a mantener la infraestructura durante décadas."
El modelo chileno, que comenzó en los años 90 y fue reformado en 2010, ofrece lecciones tanto por sus logros como por sus tropiezos. Uno de los más graves: las renegociaciones oportunistas, que minaron la credibilidad del sistema en varios paÃses.
Entre los ejemplos que citó Engel se refirió a la concesión ferroviaria en el Reino Unido que canceló el sistema de concesiones definitivamente y al caso Odebrecht. Ahà es donde Engel ha centrado buena parte de su trabajo como académico: en la corrupción postdjudicación, un terreno poco explorado hasta hace algunos años.
"Analizamos 88 contratos de Odebrecht en América Latina. En los proyectos sin evidencia de sobornos, los costos aumentaron 6%. Pero en los que sà hubo sobornos, el aumento fue del 70%. Es una diferencia brutal", detalla, basado en documentos judiciales y acuerdos de cooperación firmados por la constructora brasileña con Estados Unidos.
El hallazgo, convertido en insumo para organismos como el Banco Mundial y el BID, confirma que el momento más crÃtico no es la licitación, sino lo que ocurre después: adendas, convenios complementarios, cambios al contrato original.
"Hay renegociaciones necesarias, pero muchas veces se utilizan para beneficiar al concesionario de manera injustificada, comprando esas condiciones con sobornos", denuncia.
Por eso, para Engel el gran desafÃo es la institucionalidad: reglas claras, seguridad jurÃdica, transparencia y mecanismos de control durante toda la vida del contrato.
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Qué bueno que en Argentina no nos dejamos llevar por las sandeces que dicen los comunistas como este señor.
"La mayoría de los gobiernos abrazan las concesiones porque la inversión no se contabiliza como deuda ni contribuye al déficit. Pero eso no debería ser el motivo. Las concesiones no ahorran recursos públicos: el gasto se distribuye en el tiempo"
Lo bueno es que si se distribuye en el tiempo se licúa y no pesa sobre los hombros de los contribuyentes o las empresas.
"afirmó Eduardo Engel, que presidió un consejo asesor especial de la presidenta socialista para mitigar la corrupción en la obra pública y otras concesiones, que elaboró más de 200 propuestas concretas"
Seguro que la principal propuesta que elaboró para acabar con la corrupción en la obra pública fue eliminarla por completo, ya que no tiene utilidad más que para generar corrupción.
"Esta eminencia chilena, economista e ingeniero, con doctorados en Stanford y el MIT, profesor de Yale y consultor del FMI, el BID y el Banco Mundial, captó la atención de los empresarios"
Qué estúpidos los empresarios argentinos que se dejan llevar por lo que dice este cuatro de copas en lugar de prestarle atención a académicos de fuste nominados al Nobel de economía como el Dr. Javier Milei, egresado de la prestigiosísima Universidad de Belgrano y doctorado en la aún más prestigiosa Universidad de California, en la que se especializó en crecimiento económico con y sin dinero.
"en la convención anual de la Cámara Argentina de la Construcción, en la que fue notorio el faltazo de funcionarios del gobierno de Milei"
Muy bien hecho. El gobierno no tiene motivos para avalar a un organismo como la Kámara argentina de la Korrupción, brazo ejecutor de las políticas delictivas de Lázaro Báez, su principal socio y financista.
"Para que alguien invierta y recupere en 20 o 30 años, necesita estabilidad de flujos, contratos que se respeten, y una moneda que mantenga el valor real. Ese es el requisito para que la concesión sea viable y no un experimento fallido"
Justamente todo lo que asegura el solidísimo plan económico del Dr. Javier Milei.
"Por eso, para Engel el gran desafío es la institucionalidad: reglas claras, seguridad jurídica, transparencia y mecanismos de control durante toda la vida del contrato"
Exactamente lo que propone Milei, excepto por esa estupidez de los mecanismos de control. Las empresas se controlan solas porque no quieren perder plata teniendo mala reputación si sus áreas concesionadas están en mal estado.
Que los austríacos de verdad investiguen un poco y abandonen el marketing político porque la realidad siempre termina pasando factura.
Y los vivos del ministerio de economía que hacen negocios con amigos y familiares, tengan presente que la justicia argentina es veleta y cuando cambie el viento político los van a ir a buscar a ellos. ¿Será por eso no traen la guita a la Argentina? ¿sera que toto quiere estar blindado contra los embargos?