Panorama
En otro mundo
Por Diego Genoud
De regreso de su gira, Massa le pide al Fondo el consenso que le niegan Wado y Scioli. Ahora la unidad le duele a Juntos. Los grandes Ceos no dudan de China,

El Centro de Investigación y Desarrollo de Huawei en Shanghai tiene una extensión de 270 mil metros cuadrados y 20 mil empleados. Son dos edificios de cuatro pisos a los que el año próximo se sumará uno nuevo que la multinacional china piensa inaugurar, con capacidad para 40 mil personas. Es un centro más grande que el que visitaron en Beijing Alberto Fernández en 2022 y Mauricio Macri en 2016, pero más chico que el de la casa central de la compañía en Shenzhen, un campus diseñado al estilo de las universidades donde trabajan 25 mil personas y los traslados se hacen en un tren interno. Sergio Massa, que había sido anunciado en marzo como la principal figura de la comitiva peronista, no lo conoció porque tenía una agenda complicada en China y, sobre todo, nada para ganar salvo problemas. Maximo Kirchner, en cambio, estuvo durante dos horas en las instalaciones del gigante que es líder absoluto a nivel global en la carrera del 5G.


El hijo de Cristina Fernández de Kirchner tuvo un recibimiento equiparable al que le habían dado a Lula Da Silva en abril pasado, una exhibición de las ventajas del 5G en entornos reales y una cena de agasajo a la que asistió un directivo clave, el vicepresidente senior de Huawei Global, Wang Jianfeng.

Con la sola credencial de líder de La Cámpora, Máximo Kirchner apareció como el nombre propio más destacado de un encuentro que despertó atención en Washington, pero no fue el actor principal. La comitiva fue liderada por Juan Manuel Olmos, el vicejefe de gabinete que se distingue como el único albertista que apuesta por Massa y tiene bajo su órbita la Secretaría de Innovación Pública, de la especialista Micaela Sánchez Malcolm.

Máximo Kirchner tuvo en el centro de investigación de Huawei un recibimiento equiparable al que le habían dado a Lula en abril pasado, con una cena de agasajo a la que asistió un directivo clave, el vicepresidente senior, Wang Jianfeng.

En Shanghai, Olmos fue el encargado de presentar a los turistas del peronismo en China, anunció que el gobierno prepara la demorada subasta pública del espectro radioeléctrico y afirmó que el Frente de Todos se abrazará a la neutralidad tecnológica, un tecnicismo de alto voltaje que implicaría no laudar en contra de Huawei, como reclama Estados Unidos. En teoría, nada nuevo, salvo por la decisión que, con un timing opinable, Massa comunicó hace apenas dos semanas, cuando anunció que la banda de espectro de 6 GHz se dedicará completamente al WiFi 6E, tal como querían Joe Biden y gigantes como Amazon, Cisco, Google y Meta. La decisión tuvo el rechazo de toda la industria, desde Huawei y sus competidores en infraestructura -Nokia y Ericsson- hasta los tres operadores locales, Telecom, Telefónica y Claro.

La tecnología 5G es uno de los aspectos más desiguales de la carrera entre las dos grandes superpotencias porque Estados Unidos no cuenta con un fabricante de este tipo de tecnología y viene tan retrasado con respecto al desarrollo de equipos de Huawei que suele contratar a Nokia y a Ericsson. Con roles invertidos, los habituales defensores del libre mercado le piden al Estado que intervenga y los chinos dicen profesar la libre competencia.

En otro mundo

En un tablero geopolítico inestable, el gobierno demócrata tiene comportamientos ambiguos en relación a China y oscila entre la denuncia y la negociación. Pero el capital se mueve con menos ambigüedades. Las compañías chinas penetraron hasta tal punto que TikTok, la plataforma que Biden y los estados republicanos pretenden prohibir, tiene 50 millones de usuarios en Estados Unidos que rechazan las sanciones.

Lo mismo sucede en el sentido inverso. Sin saberlo, Elon Musk coincidió en los últimos días con Massa y Maximo en Shanghai. Fue su primer viaje después de tres años e incluyó una reunión con el ministro de Relaciones Exteriores de China Qin Gang y otra con el ministro de Comercio Wang Wentao en Beijing. 

AOC quiebra el consenso anti TikTok y le reclama a Biden una regulación para todas las plataformas

El multimillonario republicano no es el único que se ríe de la sinofobia de la política y profundiza sus lazos con China. El CEO de JP Morgan, Jamie Dimon y el de Starbucks, Laxman Narasimhan, también estuvieron reunidos en los últimos días con los ministros de Xi Jinping. Lo mismo había hecho en marzo pasado el director ejecutivo de Apple, Tim Cook. Más todavía, a principios de mayo, en la reunión anual de su fondo de inversión Berkshire Hathaway, el magnate Warren Buffett y su mano derecha Charlie Munger consideraron que las tensiones entre Estados Unidos y China eran "estúpidas" y plantearon que las dos potencias se necesitan mutuamente. Buffet tiene intereses en China desde hace años.

La tercera posición que Alberto Fernández promocionaba en su cuarto de hora hubiera tenido un mejor destino sino fuera por los dólares que se le escurrieron al peronismo del Banco Central y lo dejaron en una situación de fragilidad manifiesta. En ese cuadro de debilidad y cortoplacismo extremo, la ampliación del swap que Massa difundió desde China es una de las mejores noticias a las que puede aspirar el gobierno, pero no alcanza a reducir la brecha que el ministro prometió tener en 30% para abril y sigue en torno al 100%.

El mismo síntoma se advierte con los resultados de la tercera edición del dólar especial para el agronegocio, que repuntó en el final hasta alcanzar los 5 mil millones de dólares. Junto con los niveles de emisión para pagar un dólar especial que además no satisface a los sojeros y el aumento de los alimentos, se destaca un dato que marca Ecolatina: las escasas divisas que pudo retener el Central, sólo un 28% de ese total, cuando en las dos ediciones previas compró entre un 65% y 75%.

El anunciado viaje que prepara Massa a Washington para que el Fondo anticipe los desembolsos que quedan pendientes hasta fin de año es un respirador artificial para el FDT y, sobre todo, un aval para una campaña presidencial que el ex intendente no piensa abandonar hasta el final. 

El acuerdo puede llegar al filo del cierre de listas porque el próximo pago coincide con las definiciones electorales y el organismo que preside Kristalina Georgieva quiere evitar una revisión del acuerdo original en septiembre. De algo no hay duda. El gobierno no tiene los 5500 millones de dólares que necesita para pagar los vencimientos de junio y julio.

Si como se presume, el FMI le entrega ese salvavidas a Massa, la discusión entrará en la campaña política porque el ministro ya anticipó en China que quiere usar el 60% de los fondos para frenar los dólares paralelos. Sería una forma de aumentar todavía más la deuda con el organismo que el próximo presidente deberá refinanciar. En línea con lo que plantea Martin Guzmán, Daniel Scioli -que dialoga en forma habitual con el antecesor de Massa- ya declaró que esos dólares solo deberían ser usados para cancelar las cuotas con el organismo. 

El acuerdo para que el Fondo anticipe los desembolsos pendientes antes del cierre de listas es un respirador artificial para el FDT y, sobre todo, un aval para una campaña presidencial que Massa no quiere abandonar hasta el final. 

El embajador en Brasil está decidido a jugar y recoge en su ambulancia a los heridos y huérfanos que dejó el Presidente, desde Victoria Tolosa Paz y Enrique Albistur hasta Santiago Cafiero. En ese grupo, hay quienes admiten que Alberto lideró el gobierno peronista que menos ejerció el poder en toda su historia.

El intento motonáutico incluye el encuentro que -según dicen en el Instituto Patria- Scioli con Cristina hace 20 días. Hay quienes afirman que allí la vicepresidenta le habría reiterado algo que le dijo hace tiempo, que no objeta sus pretensiones porque lo considera con derecho a participar de una primaria. Se verá.

El peronismo sin Cristina

El mayor obstáculo para Scioli es Maximo Kirchner, el padrino de Massa en el mundo de Cristina, que pretende fijar un piso del 40% para el reparto de listas. El Presidente quiere que el piso para entrecruzar las nóminas sea del 15% pero está ausente como nunca. Fernández se negó a retomar el diálogo con CFK y lo único que consiguió fue profundizar su irrelevancia.

La vicepresidenta autorizó a Eduardo "Wado" De Pedro para que empapele las paredes de Buenos Aires con su foto y para que corra con apoyo logístico de La Cámpora. Pero nada está definido porque la realidad no ayuda y nadie tiene claro cuál es la mejor variante que puede ofrecer el FDT si no es Cristina. Lo dice un funcionario que lleva décadas en la gestión: "Es la primera vez que el peronismo no sabe lo que le conviene".

En otro mundo

El lanzamiento de Scioli y Tolosa Paz y la visita que compartieron con la dirigente del Movimiento Evita Patricia Cubría en La Matanza sugieren que el espacio tendrá los avales para participar de una interna. Mientras el camporismo le exige a Scioli que arme sus propias listas, al lado del ex gobernador anticipan una estrategia que excede al peronismo: reclaman que De Pedro se aparte del proceso electoral y que las elecciones pasen a la órbita del ministerio de Justicia o la jefatura de Gabinete. El reclamo es compartido por los partidarios de Javier Milei, como el empresario Fernando Cerimedo, que ya lo expresó en sus redes.

Los especialistas advierten que no hay ninguna norma que especifique el conflicto de intereses, pero sí dos antecedentes. En 2015, cuando Florencio Randazzo pretendía ser candidato a presidente, CFK le sacó por decreto la Dirección Nacional Electoral y la pasó a Justicia. Hace dos meses, cuando Jorge Macri se declaró orgullosamente porteño, Horacio Rodríguez Larreta decidió que el Instituto de Gestión Electoral que dependía del ministerio de Gobierno de la ciudad pasara a Justicia. La última oportunidad para la lapicera de Fernández.

Socios íntimos en la constitución del FDT, De Pedro y Massa hoy compiten a cielo abierto por expresar a Cristina. El camporista tiene el aval de una parte de los gobernadores pero no de todos y el ex intendente cargo con reproches por recortes de partidas. ¿Habrá definiciones en la reunión convocada por Ricardo Quintela para el miércoles en Buenos Aires o se trata solo de socializar el desconcierto?

Lo dice un funcionario que lleva décadas en la gestión: "Es la primera vez que el peronismo no sabe lo que le conviene".

El golpe más duro que le queda a Massa antes del 24 de junio se lo va a dar un miembros de su amplia comitiva, Marco Lavagna, cuando difunda la inflación de mayo que las consultoras preven arriba del 8%. Unos días después, Cristina tendrá que definir quién es su candidato a presidente. Replegada por estas horas en el Sur, la ex presidenta deberá aportarle a sus seguidores todas las definiciones que no quiso o no pudo darles cuando los reunió en Plaza de Mayo sin ofrecerles una perspectiva de futuro.

Los colaboradores de Scioli y De Pedro ya dan por hecha las primarias entre ellos y coinciden en dejar afuera a Massa. Tanto unos como otros suponen que pueden ganar la interna con facilidad y le niegan entidad al rival. De Pedro apuesta a ocupar el lugar que Axel Kicillof no quiere pero parte de un bajo conocimiento. Es de la mayor amplitud que puede ofrecer La Cámpora, con un perfil más peronista que el del gobernador bonaerense y buena llegada al establishment, los medios y la embajada de Estados Unidos. Pero nunca compitió para un cargo ejecutivo y no se le conocen ideas propias en relación a los temas centrales que complicaron a más no poder los planes electorales de Massa.

El entusiasmo que muestran gran parte de los protagonistas de la disputa interna en un contexto de deterioro crónico e inflación de 110% interanual es llamativo. Lo admite entre risas uno de los optimistas: "Huimos hacia adelante", dice.

En otro mundo

Juntos es un espejo del FDT y las diferencias son tan elocuentes que hacen dudar de la unidad de la alianza que nació en el rechazo a Cristina. El intento de Larreta de sumar a Juan Schiaretti y Florencio Randazzo a un gran frente indica que el jefe de gobierno no está conforme con los resultados que le muestran las encuestas. Hasta que trascendió la jugada que anticipó LPO, el entorno de Patricia Bullrich se declaraba vencedor en la interna: afirmaba que, aún en la provincia de Buenos Aires, tiene chances de imponerse y que todos los dirigentes del PRO quieren ir con la ex ministra. "Horacio tiene candidatos con más experiencia pero en la calle se dan cuenta que pierden. Hablan con nosotros y lloran. Son de Horacio pero van a repartir la boleta de Patricia", sostiene un macrista bonaerense.

En algunos municipios del conurbano, como Malvinas Argentinas, los delfines de Bullrich chocan entre sí. Joaquín De La Torre auspicia al inoxidable Jesus Cariglino, mientras Nestor Grindetti postula a la concejal Carolina Podlesker -que tiene dialogo directo con Bullrich- y corre también la abogada Patricia Vazquez, hija del abogado de Zulema Yoma. Algo similar sucede en La Matanza, donde se espera la definición del disertante Alejandro Finocchiaro y el dirigente vecinal Lalo Creus ya corre para competir con Hector "Toty" Flores, el candidato que Elisa Carrió le cedió a Larreta.

Guiados por la prédica de Guillermo Seita, Larreta y Schiaretti abonan la idea de que solo una nueva alianza puede modificar un contexto crítico en el que, a diferencia de 1989 y 2001, hoy no hay una salida a la vista ni un liderazgo de relevo para hacerse cargo de la crisis económica. Los socios del jefe de gobierno porteño le insisten desde hace meses en que tiene que acelerar en la confrontación con Macri y sus satélites si no quiere que se lo devoren.

Bullrich tiene de su lado a toda la tropa de Emilio Monzó y el ex presidente de la Cámara de Diputados trabaja para anunciar un acuerdo con los radicales que no responden a Gerardo Morales. Quiere reeditar la foto de Mendoza en la que aparecieron Facundo Manes y Alfredo Cornejo. Monzó sueña con ser el ministro de Interior de Bullrich y lograr el consenso que postula Larreta, pero al servicio de la jefa de los halcones.

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