
Mientras tantea el escenario nacional, y sortea severos problemas de gestión como lo ocurrido con la muerte de bebés en el Neonatal y la inseguridad, el gobernador Juan Schiaretti refuerza el alambrado. En todos los ámbitos busca que no haya filtraciones y sostener al cordobesismo aislado de la grieta nacional que se dirime entre el kirchnerismo y Juntos por el Cambio.
Con ese objetivo, en los últimos dÃas el mandatario provincial puso a su esposa, la senadora Alejandra Vigo, en la mesa de los sindicalistas que resisten la intervención de la CGT Nacional en la regional cordobesa. Y allÃ, junto a los referentes locales de las 62 Organizaciones y el titular del SEP, el gremio de los estatales cordobeses, comenzó el operativo para intentar bloquear la intervención con la que presionan Héctor Daer y Pablo Moyano, como ya lo contó en su momento LPO.
Lo destacado es que junto con Vigo llegaron para mostrarse con Ricardo Moreno y José Pihen, el ministro de Trabajo provincial, Omar Sereno; el ministro de Vinculación, el viguista y armador de la campaña 2023, Paulo Cassinerio; y legisladores provinciales, dos de lÃnea directa con la senadora, Leonardo Limia y Diego Hak; y un parlamentario que pertenece al llaryorismo, Juan Manuel Cid.
El desembarco sirvió para desafiar a los que pretenden la intervención de la CGT y sirvió además como un mensaje interno a los sindicatos. "Algunos que habÃan empezado a atender teléfonos de Buenos Aires ahora no quieren quedar mal con ‘el Gringo'", reconoció a LPO una persona que se muestra como un engranaje entre los gremios y el schiarettismo.
Daer y un massista presionan para quedarse con la CGT schiarettista
Previo a esta maniobra coordinada desde el entorno del gobernador, Schiaretti casi que no habÃa mostrado las cartas ni se sabÃa cómo iba a jugar. Solo estaba claro que resistÃa a un control de la CGT cordobesa desde despachos de Buenos Aires.
Estrategia que profundizó después de sortear la interna del PJ provincial en marzo pasado que se desarrolló solo en dos departamentos y algunos barrios de la capital cordobesa. Después de eso, Schiaretti se convirtió en presidente del peronismo cordobés, aunque falte un detalle menor, su asunción. Acto clave que se desarrollará en la última parte del 2022 y agregado como un casillero más en su carrera a la nacionalización del modelo de gestión Córdoba.
Palabras, éstas dos últimas, que la propia Vigo repitió en varias ocasiones en el acto con los sindicalistas. "Ella no habló de la cuestión gremial, habló del modelo de gestión Córdoba", señalaron a este sitio y agregaron "los que instalaron lo de ‘sindicalismo cordobesista' fueron los gremios".
Uno de ellos fue Moreno, un abogado que pivotea con varios sindicatos, que junto a Sergio Fittipaldi (Soelsac) lidera las 62 Organizaciones y quien en el acto con los funcionarios trató a los cordobeses que hablan con la gente de Daer de "canguros".
En el arranque de esta semana, desde el eje que integran Rubén Urbano (UOM) y el mercantil Pablo Chacón le respondieron a Moreno: "¿él, que fue funcionario de Néstor (Kirchner) y Cristina (Fernández de Kirchner) y ahora está con Schiaretti nos viene a tratar de ‘canguros'?", dijeron desde el armado del gremialismo delasotista.
Urbano arrancó la semana en Buenos Aires y mañana será parte del congreso nacional en Santa Fe. Después de ello, podrÃa haber novedades con la intervención cordobesa cerca del fin de semana, cuya definición la podrÃa anunciar el metalúrgico nacional Horacio Otero. El delegado interior, junto con Abel Furlán fueron crÃticos del mandato que ejerce Pihen, quien además de conducir la CGT y a los estatales cordobeses en el SEP, es legislador provincial por el schiarettismo.
Otero, Furlán y Urbano
Y conduce un gremio que ya acordó la paritaria para la última parte del año, mientras hay otros sindicatos, como los docentes de Uepc que no acordaron el segundo semestre y preparan un paro de alto impacto para este miércoles.
Si no hay acuerdo en la normalización de la CGT, como todo parece indicar, la central sindical en Córdoba quedarÃa dividida en dos: una afÃn al Gobierno nacional y otra de lÃnea directa con Schiaretti. La primera quedarÃa con las llaves del inmueble en Nueva Córdoba y la segunda con la tradicional sede céntrica. Cuestiones que se definirán en las próximas semanas, cuando todo se encamina a una división de la CGT cordobesa.
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