Lo que parece ser una ingeniería desde hace un par de semanas en el PJ cordobés para comenzar a barajar opciones ante la chance de que el exgobernador Juan Schiaretti no encabece la lista de diputados el año próximo, ahora abre otras opciones. Fundamentalmente, porque cerca del actual gobernador Martín Llaryora creen que su antecesor a esa decisión la tomará recién entre marzo o abril, dependerá de cómo se desenvuelva el gobierno de Javier Milei, y ahora no descartan de manera definitiva que el socio fundador del cordobesismo no asuma el liderazgo de la lista del 2025.
Los factores para el análisis en ese cambio de postura son varios, pero fundamentalmente la boleta única como herramienta de voto, la poca expectativa y mucha incertidumbre que generó la reaparición de Cristina Kirchner y el repaso que hacen en el peronismo cordobés con los focus group pensando hacia adelante. "Está asomando un electorado joven. Si no estás, perdés peso para el 2027", reconoció una fuente a LPO.
De todas maneras, los nombres como alternativas si es que el exgobernador declina de participar de la elección en Córdoba van desde el ministro de Gobierno de Llaryora, Manuel Calvo; a la vicegobernadora Myrian Prunotto; el diputado llaryorista, Ignacio García Aresca y el jefe del bloque oficialista en la Legislatura provincial, Miguel Siciliano.
Y acá, siempre y cuando Schiaretti no juegue, la principal disyuntiva es si se encabeza con un peronista, si se mantiene la receta del cordobesismo del 2017, cuando Llaryora, quien era vicegobernador en ese momento aceptó ante la negativa de José Manuel de la Sota de enfrentar a una lista del macrismo y perdió de manera contundente ante Héctor Baldassi. Con una derrota que, como resaltan ahora en el Centro Cívico, le sirvió a Llaryora para posicionarse y ganar como intendente de Córdoba en 2019.
Mismo periplo que le gustaría recorrer a Prunotto, aunque son varios en el peronismo que no comparten la idea del camino allanado rumbo a la intendencia cordobesa para la radical que se sumó al llaryorismo el año pasado.
Por lo que, dentro de ese revuelo, Llaryora también observa la estampida que se podría producir en el PRO y el impacto en Córdoba.
"Tenemos medido que los números de una fusión entre el PRO con Milei es una cosa, pero también sabemos que no todo el voto amarillo acompañaría la alianza libertaria. Hay gente que votó a los candidatos del PRO el año pasado que no votarían a Milei, que son moderados y tienen otra postura. Es esa la pecera por la que hay que ir", dijeron a LPO desde el llaryorismo.
Por lo tanto, no resulta imposible pensar en algunos de los casilleros de abajo en nombres del PRO que hoy están alejados de la figura de Mauricio Macri como presidente del partido.
El año pasado Llaryora sumó al actual viceintendente de Daniel Passerini, Javier Pretto, quien hasta el momento de dar el salto era el presidente del PRO en Córdoba; luego incorporó a Pedro Dellarossa, exintendente del famoso kilómetro 0 de Cambiemos, para que sea ministro de Industria; y también le dio un amplio sillón al frente de Turismo a Darío Capitani, hombre de Gustavo Santos, también con un pasado como presidente del PRO, legislador provincial y diputado nacional.
A eso, ya dentro de la franquicia del cordobesismo, hay que agregarle dos diputados que deben renovar en el 2025: Oscar Agost Carreño y Héctor Baldassi. El primero, actual presidente del PRO, integra el bloque que preside Miguel Pichetto y es compañero de bancada de los peronistas cordobeses; el segundo, hombre de Rodríguez Larreta y Álvaro González en el Congreso, está lejos de Macri, aun más distanciado de Patricia Bullrich, y no tiene mala relación con el PJ cordobesista.
Agost Carreño, además, en caso de no continuar en la Cámara baja debe volver a Córdoba y asumir como legislador provincial dentro de una Unicameral que escala en tensión entre oficialismo y oposición todas las semanas, y donde la paridad es absoluta.
A Baldassi, en tanto, lo ven como un tipo de campaña, y en algún momento se pensó sondear para sumarlo al Ejecutivo. En Córdoba dicen que dependerá del diálogo entre Schiaretti y Rodríguez Larreta.
Capitani y Pretto fueron diputados nacionales -al igual que Gabriel Frizza, quien también está dentro del llaryorismo en el ministerio de Cooperativas- y tejieron un buen vínculo con Emilio Monzó. El hombre de Turismo, como Dellarossa, figuran en borradores; Pretto, en tanto, preside el Concejo Deliberante en Córdoba y al cordobesismo le simpatiza más que continúe en esa silla.
Si la oposición en Córdoba luce dispersa, con Rodrigo de Loredo jugando, Luis Juez replegado y los libertarios lejos de un acuerdo con ambos, el oficialismo cordobés no descarta una lista con tres identidades dentro: peronismo, radicalismo y el PRO. Y si finalmente encabeza Schiaretti, la lapicera será compartida con Llaryora y habrá acuerdo en todos los casilleros.
Conocedor sobre todo de la diáspora amarilla, Macri estará el lunes en Córdoba con su habitual presencia en los almuerzos de la Bolsa de Comercio. Entre los que responden a Bullrich y los amarillos ya enrolados en el cordobesismo, el temor macrista por los faltazos es importante.
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Imposible que los inteligentes y educados cordobeses terminen votando una lista impulsada por referentes del kirchnerismo más duro como Llaryora.