Evo Morales y Luis Arce libran una guerra cada vez más dura que puede llevarse puesto el gobierno de Bolivia. |
Cuando parece que no hay más capÃtulos para aportar en esta disputa feroz, Evo Morales y Luis Arce se las ingenian para generar contenidos y mantener el conflicto vivo. Esta semana fue de las más tensa de los últimos tres años de interna.
Evo decidió mostrar toda su musculatura para lanzar una marcha que tuvo la pretenciosa consigna de "salvar a Bolivia". En realidad las bases se movilizaron para salvar una candidatura que no tiene habilitación constitucional ni el consenso de todo el Movimiento Al Socialismo pero de la que Evo parece estar dispuesto a conseguir aunque eso implique llevarse puesto el gobierno.
La peregrinación tuvo amenazas de represión y grupos militares de Arce que decidieron amedrentar e impedir el paso de los evistas. La sangre no llegó al rÃo y los militantes pudieron seguir su paso. El objetivo es la Plaza Murillo y el Palacio de Quemado pero para el gobierno es un riesgo porque mostrarÃa una señal debilidad muy fuerte. Es como que Maduro o Milei dejen a sus adversarios llenar las inmediaciones de Miraflores o la Plaza de Mayo.
Esto abre un interrogante. ¿Qué pasa si entran 200 mil personas a la casa de gobierno? ¿Represión? ¿Diálogo? Lo primero puede generar un efecto desastroso y para lo segundo parece tarde. En ese laberinto estamos.
Evo tiene una clara obsesión, la misma que llevó a su paÃs a una crisis que terminó con un golpe de estado en donde corrió mucha sangre y sufrimiento. Pero cargar las tintas sobre él serÃa injusto.
"Lucho es aún más complicado", reconoce una fuente que intentó acercar posiciones desde el principio. "Arce ninguneó a Evo desde el primer momento para no ser una marioneta pero se le fue la mano y se rodeó de todos los que odian a Evo desde siempre", agregó.
El presidente empoderó a los que Evo desplazó, como su vicepresidente David Choquehuanca o la alcaldesa de El Alto, Eva Copa, acusada de traidora por los leales a Evo por haber sido la presidenta del Senado en tiempos de Jeanine Añez.
Todos los lÃmites se corrieron. Los evistas acusan al gobierno de haberse hecho un auto golpe, ser represor, neoliberal y traidor y los arcistas que dicen que Morales es un cobarde amigos de los narcos. Todo roto y sin posibilidad de recomposición. Los mediadores como el Grupo de Puebla abandonaron y Lula decidió poner sus esfuerzos en Venezuela y la polÃtica doméstica.
La interminable guerra entre Evo y Arce
Arce cerró la posibilidad de una primaria para resolver la interna y convocó un referéndum para evitar que su ex jefe sea candidato. "Me tienen hartos, están todos locos", se sinceró un dirigente que transita las dos orillas de la interna.
Como sea, la insistencia de Evo y la rigidez de Arce para abrir un canal de negociación ponen a Bolivia en una crisis polÃtica que puede llevarse puesto el gobierno antes de las elecciones del año que viene que a este paso nadie pone en duda que pueden perder.
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