
Bolsonaro insiste con alguien de su familia para 2026. Los gobernadores quieren su espacio. El cisne negro en el horizonte y la encuesta que preocupa a Lula. |
Las elecciones municipales en Brasil confirmaron el poderÃo de la derecha y la ultraderecha. El Partido Liberal de Jair Bolsonaro fue el primer en cantidad de votos al pasar de 4,7 millones en 2020 a 15,7 millones en 2024, un aumento del 236 por ciento.
Sin embargo, uno de los objetivos del partido bolsonarista era ser el de mas cantidad del alcaldÃas, algo que no será posible por quedar por debajo del Partido Socialista Democrático, el MDB de Michel Temer y los partidos del denominado Centrao, Unión Brasil y Progresistas, del presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira.
A primera vista, lo que se observa es un dominio territorial de derecha que se expresa en el favoritismo de los candidatos que pasaron a segunda vuelta, como es el caso de San Pablo en donde todo está encaminado para un nuevo mandato del actual alcalde paulista Ricardo Nunes, apoyado por Jair Bolsonaro y el gobernador Tarcisio Gomes da Freitas.
Pero lo que parece color de rosa en realidad se convirtió en una guerra interna dentro de la derecha y la candidatura presidencial de 2026. Bolsonaro está inhabilitado hasta 2030 por difundir mentiras sobre el sistema electoral pero sueña con una amnistÃa que no parece estar dentro de las posibilidades.
Eso abre una disputa por el liderazgo que estas elecciones agudizaron. Bolsonaro fue el gran elector de su partido y con eso buscará garantizarse la hegemonÃa pero hay otros jugadores que están dispuestos a jugar fuerte como los gobernadores Tarcisio de San Pablo, Rolando Caiado de Goias y Romeu Zema de Minas Gerais. "Se viene una guerra civil", afirma un dirigente de uno de los principales partidos de la derecha.
El problema es que Bolsonaro quiere a alguien de su familia encabezando porque considera que el arrastre de votos puede ser total y de la otra manera podrÃa dispersarse. "Si le da el apoyo a cualquiera de los gobernadores, el traslado de votos podrÃa resolverse pero el no quiere compartir el liderazgo y prefiere alguien de su familia a quien puede controlar con mayor facilidad", afirma un importante dirigente de derecha brasileña que trabajó muy cerca de Bolsonaro.
"Tarcisio no es ningún boludo, es un tipo muy pragmático. Vendió la mitad de su gabinete para la extrema derecha, incluso en partes del gobierno muy relevantes como la seguridad donde puso tipos que no tienen ningún pudor de decir que no respetan derechos humanos y hacen a Patricia Bullrich parecer una pacifista", dice esta fuente en un perfecto modismo argentino.
Para Bolsonaro, Tarcisio, Zema y Caiado son na amenaza y por eso, en el radar bolsonarista emergen Michelle y Flavio, esposa e hija del ex presidente como posibles candidatos. Sin embargo, las encuestas no acompañan esta estrategia.
En una reciente encuesta publicada por Quaest, Lula encabeza con el 32 por ciento de los votos y aparece segundo el outsider Pablo Marçal que acaba de quedar afuera de la segunda vuelta en San Pablo pero hizo una campaña de instalación nacional que lo ubica con el 18 por ciento de intención de voto, por encima de Tarcisio que se ubica con 15.
Estos números demuestra que el voto antipetista que podrÃa concentrar Bolsonaro se divide en dos fuerzas. Esa división no será facil de resolver, por un lado por las diferencia entre el clan Bolsonaro y los otros lÃderes de la derecha pero el otro, aún más complejo, es la irrupción de Marçal, un verdadero cisne negro que crece con fuerza y puede ser muy difÃcil de bajar. "Marçal es indomable", resumen alguien del entorno del ex presidente.
La derecha entonces se encuentra en un problema que deberá trabajar de manera meticulosa para solucionarlo porque viene de una importante elección municipal.
Esta encuesta también arroja un dato importante: casi un 60 por cientos de los brasileños no quiere que Lula vaya por un nuevo mandato. La ausencia de reemplazo al liderazgo del presidente es un hecho y pensar en una elección sin él serÃa una apuesta demasiado arriesgada.
Por eso, la garantÃa de continuidad de Lula en el poder es la división de la derecha que no puede terminar de capitalizar el enorme crecimiento de los últimos años.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.