Brasil
El poder supremo de Brasil
Por Augusto Taglioni
Tensiones con las Fuerzas Armadas, interferencia política y presidentes débiles. Claves para entender el enorme poder de la Corte Suprema en Brasil.

La decisión de la Corte Suprema de aceptar la denuncia contra Jair Bolsonaro y enviarlo a juicio habla del enorme poder que acumula el máximo tribunal en Brasil. 

Si bien el debate está centrado en las responsabilidades, obvias o no, del ex presidente en el plan golpista, es importante mirar un poco más a fondo para entender el rol de un factor de poder determinante para los tiempos que corren en el gigante sudamericano. 

¿Por qué la Corte tiene tanto poder? Una primera mirada para empezar a responder esa pregunta es la atribución  pretende para si misma y que la pone en tensión con las Fuerzas Armadas. Esto tiene que ver  con el rol del llamado "poder moderador", un concepto se remonta a la época del imperio y que las Fuerzas Armadas adoptaron en tiempos de la República Vieja. 

El poder moderador fue uno de los cuatro poderes del Estado establecido por la Constitución de 1824 y por la Carta Constitucional Portuguesa de 1826. Se trata de una idea del francés Benjamin Constant que predica la existencia de cuatro poderes. Junto con el Ejecutivo, legislativo y judicial, el poder moderador que encargará del equilibrio de los otros, es decir, jerárquicamente por encima de los demás poderes del estado ejercido por el Emperador con asistencia de un Consejo de Estado. 

 Los militares ocuparon ese rol en tiempos de dictadura y volvieron a tener esa centralidad con la llegada de Bolsonaro en 2018 que vino con el arribo de una pata militar que fue determinante en ese gobierno. 

Bolsonaro y el espejo de Trump

Con la vuelta de la democracia, la Constitución del 1988 dio enormes poderes a los contrapesos del poder Ejecutivo, precisamente para intentar evitar un nuevo régimen autoritario. En el sistema institucional brasileño tanto Congreso Nacional, como la fiscalía y la Suprema Corte tienen mucho poder de cancelar actos del Ejecutivo. Este es otro punto de tensión.

¿Por qué la Corte tiene tanto poder? Una primera mirada introductoria para empezar a responder esa pregunta es la atribución pretende para si misma y que la pone en tensión con las Fuerzas Armadas. Esto tiene que ver con el rol del llamado "poder moderador". Este concepto se remonta a la época del imperio y que las Fuerzas Armadas adoptaron en tiempos de la República Vieja.

Esa influencia creció aun más a partir del primer gobierno de Lula cuando la Corte juzga la causa penal llamada "mensalao", un escándalo de corrupción que involucró directamente a un hombre clave de ese gobierno y de absoluta confianza de Lula como fue José Dirceu.

La percepción que las Fuerzas Armadas tiene sobre su rol en la defensa de la democracia incluyen la idea de una tutela directa o indirecta. Ejercer el poder moderador en tiempos de democracia hace que las declaraciones, sugerencias o amenazas de los altos mandos tengan una enorme trascendencia y condicionen las decisiones públicas como ocurrió con la amenaza militar en 2018 para que la Corte rechazada un recurso de la defensa de Lula para que quede detenido.

Corte Suprema de Brasil.

Ese fue el momento de menor incidencia del Supremo Tribunal Federal porque además del empoderamiento de los militares en la previa y durante la presidencia de Bolsonaro se le sumó el enorme poder de la llamada República de Curitiba, nombre adquirido por los jueces de primera instancia liderados por Sergio Moro, que manejó el proceso contra Lula de manera discrecional e imparcial y terminó con Lula preso e inhabilitado. 

Luego, esto se rompió con la caída de Sergio Moro y comenzó el proceso de unificación contra los sueños antidemocráticos del bolsonarismo. Este perfil generó una alianza táctica con Lula que le permitió volver al poder y se mantiene hasta hoy.

Ahora, la Corte juega a ser el poder que ordene los descalabros de los otros poderes del estado, los intentos antidemocráticos del bolsonarismo y las propias actuaciones de los funcionarios judiciales. Por eso, los 5 jueces que votaron a favor de imputar al ex presidente  argumentaron su decisión la defensa de la democracia contra el autoritarismo. Arrogarse la defensa de la democracia es debatible pero es lo que la Corte está logrando con el aval de Lula y un parte importante de la población. 

Con la vuelta de la democracia, la Constitución del 1988 dio enormes poderes a los contrapesos del poder Ejecutivo, precisamente para intentar evitar un nuevo régimen autoritario. En el sistema institucional brasileño tanto Congreso Nacional, como la fiscalía y la Suprema Corte tienen mucho poder de cancelar actos del Ejecutivo. Este es otro punto de tensión.

 Al contrario, la función de los militares bolsonaristas en la tarea de orden, planificación y asesoramiento que tuvieron en la presidencia  fue puesto en crisis por las causas que los involucran en el intento de golpe. Con este proceso, militares de alto rango fueron detenidos y pueden ser condenados por primera vez en la historia, una mancha indeleble para el prestigio de la institución armada. 

La Corte jugó un papel fundamental en momentos convulsionados de Brasil y su poder quedó reforzado con el paso del bolsonarismo. Eso es lo que estamos viendo, con abusos claros que pueden embarrar un juicio que busca confirmar lo que parece ser un hecho como el intento de golpe contra Lula. 

Pero el bolsonarismo tiene un punto y se parecen a los argumentos de Lula en tiempos de Lava Jato. Toda la denuncia se construyó con la declaración de un arrepentido y la inhabilitación de Bolsonaro parece más un castigo. "O el sistema lo corre o tenemos un nuevo Trump", reconoció un dirigente que está muy empapado en la pelea judicial contra Bolsonaro. 

La  Corte puede anular condenas y determinar liberaciones y condenar, retener pasaportes e implementar tobilleras electrónicas sin mayores impedimentos. Es un poder enorme en un país tan grande como Brasil. 

Si ir más lejos, la composición de los magistrados que aceptaron la denuncia de la Fiscalía incluyó a Alexander de Moraes que el bolsonarismo lo considera como el verdugo de su proyecto, dos jueces designados por Lula (su ex ministro de Justicia y su abogado personal en las causas de Moro) y otros dos que se alinearon pero están lejos de ser una voz disidente. 

 Una fuente que conoce al dedillo toda la dinámica judicial brasileña, explica que esto se debe a una serie de factores. La Constitución de 1988 de hecho amplió mucho los poderes del STF, creando amplias posibilidades para revisar la constitucionalidad de la legislación. 

Jair Bolsonaro en la sede del STF.

"A partir de finales de la década de 1980, comenzó a prevalecer en las universidades y centros de investigación un modelo neoconstitucionalista, un conjunto de ideas según el cual la supremacía de la constitución es sinónimo de la supremacía del tribunal, algo que, en mi opinión, es una grosera interpretación del texto, capaz de justificar una especie de aristocracia judicial", afirma esta fuente.

Durante la crisis del "mensalão", por ejemplo, las acciones del tribunal fueron ampliamente apoyadas por los grandes medios de comunicación y la oposición (en esa época, el PSDB del hoy vice Alckmin) bajo la justificación de combatir un supuesto riesgo de "bolivarianización" del gobierno de Lula en su primera gestión. 

Otra fuente de diálogo constante con los jueces explica que "hasta el año 2000, los ministros eran todos discretos, tranquilos, no daban entrevistas. ¿Qué está pasando desde el año 2000? ¿Cuál se considera el primer gran hito en este cambio? Los juicios empezaron a televisarse. El más importante fue el Mensalão que fue el primer gran juicio político que ha realizado la Corte Suprema. Brasil se paró a mirar. Luego, ahí crecen aún más en poder y empiezan a tener la noción de que tienen el poder de interferir en la política".

Las tres crisis de Lula

"Solamente la Corte Suprema puede investigar a los políticos y llegaron a tener un poder muy fuerte. Como se dice en Brasil, con "un canetazo" (lapicerazo) se metieron directamente en la política, allanaron despachos, mandaron a detener diputados y senadores y destituyeron a un presidente de la Cámara de Diputados. Con el Lava Jato eso creció pero también se dividió entre los garantías y los lavajistas. Sin embargo, el poder excesivo de Moro y Bolsonaro terminaron unificando esas dos patas porque Bolsonaro los eligió como enemigos", enfatizó.

Solamente la Corte Suprema puede investigar a los políticos y llegaron a tener un poder muy fuerte. Como se dice en Brasil, con "un lapicerazo" se metieron directamente en la politica, allanaron despachos, mandaron a detener diputados y senadores y destituyeron a un presidente de la Cámara de Diputados. Con el Lava Jato creció pero también se dividió entre los garantías y los lavajistas. Sin embargo, el poder excesivo de Moro y Bolsonaro terminaron unificando esas dos patas porque Bolsonaro los eligió como enemigos

Lo cierto es que la Corte Suprema puede tener más poder porque Brasil acumula casi diez años de presidentes débiles. En ese marco, encontró un espacio para tener más fuerza en la política y presionar al Congreso. Bolsonaro fue una excusa perfecta porque amenazó constante con enfrentar a la república de 1988 y sus instituciones, entre ellas, la Corte.

Una fuente parlamentaria afirma que "hay una lista de más de 100 decisiones que tomó Bolsonaro que la Corte Suprema revisó durante la pandemia, la Corte Suprema es muy activa en esa política con los gobernadores. En resumen, empezaron  a elaborar políticas públicas".

La pelea inmediata con Bolsonaro y las chances reales de una prisión a fin de año no permite vislumbrar los riesgos que significa para una democracia la existencia de un poder que exceda sus facultades y le haya tomado el gusto a la intervención política. Lula y los suyos deberían anotarlo y anticiparse a la vida con la Corte después de Bolsonaro.

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