Jair Bolsonaro vuelve a Brasil en marzo. Buscará liderar la oposición y esta enojado con los que se anticiparon a declararse sus herederos. |
Bolsonaro vuelve. Quiere liderar la oposición a Lula y marcarle la cancha a muchos de su espacio que intentan jubilarlo. La depresión post derrota es parte del pasado y tras varias apariciones públicas en Estados Unidos decidió mostrar que está en la centralidad de la agenda diaria de Brasil.
Diseñó la jugada para intentar arrebatarle la presidencia de la Cámara de Senadores al aliado de Lula, Rodrigo Pacheco, y dijo estar muy pendiente de las próximas elecciones municipales de 2024 como antesala de las pelea presidencial de 2026.
"Quiere estar y va a estar. No le importa las consecuencias que pueda llegar a sufrir. Es el único lÃder de su movimiento", dice un colaborar muy cercano que estuvo varias semanas con el ex presidente en Miami. Desde allà diseñaron el operativo retorno.
Las consecuencias que barajan en el entorno de Bolsonaro es una eventual prisión e inhabilitación por diferentes causas que están en la justicia, entre ellas, sobre su rol en el intento de golpe de estado del pasado 8 de enero. Según pudo saber LPO con fuentes que siguen de cerca las causas, las opción más probable es que no pueda ser candidato. "Encarcelarlo hoy no es una alternativa viable", asegura alguien que conoce los pasillos de la Corte Suprema y expone el pulso polÃtico del máximo tribual a la hora de emitir sentencias.
La vuelta de Bolsonaro consiste en tomar el rol de lÃder de la oposición, encuadrar a la base bolsonaristas en el Congreso y evitar algunas fugas que están siendo barajadas por estas horas en la bancada del Partido Liberal. Asimismo, no quiere perder la capilaridad de sus gobernadores y trabajara para encontrarse con su delfÃn, el gobernador de San Pablo Tarsicio de Freitas y Claudio Castro, el jefe de RÃo de Janeiro que está a un paso de pasarse al PSD que apoya a Lula, como adelantó LPO. Bolsonaro intentará evitar esa ruptura.
El lÃder derechista también tiene entre cejas a los que tras su partida a Miami intentaron posicionarse como herederos. Eso incluye al gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, y a los que impulsaron a su esposa Michelle Bolsonaro, entre ellos, el presidente del Partido Liberal, Valdermar Costa Neto. "Si no puede ser candidato es porque lo persiguen los que le robaron la elección. Eso lo hará crecer y, llegado el momento, definirá su sucesor", comenta otro cercano colaborador.
La teorÃa del fraude no será abandonada pero Bolsonaro tiene pensado mostrarse moderado, al menos por momentos. El ejemplo más cercano es la entrevista que le brindó a The Wall Street Journal donde reconoció los errores de su gestión de la pandemia y planteó que "de volver de tiempo atrás, hablarÃa menos y dejarÃa todo en manos del Ministerio de Salud".
Basta de subestimar a Bolsonaro
Es un mensaje para adentro que dice que el también, cuando quiere, puede moderar su narrativa. Oscilará entre ese perfil comprensivo y autocrÃtico y su estilo vidrioso para defender su agenda conservadora, las reformas liberales o la libre portación de armas en manos de civiles que el gobierno revirtió.
Apuesta al fracaso de Lula y quiere un bloque compacto que rechace todo intento de cambio de rumbo. Tiene poder de fuego para hacerlo y millones de seguidores que lo idolatran. Bolsonaro lidera un movimiento masivo, no hay nadie en su espacio que pueda hacerlo. Eso lo convierte determinante para el futuro de la derecha brasileña. Lo sabe, por eso vuelve, y como hemos dicho en esta columna, nunca hay que subestimarlo.
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Como te duele terrorista del 70