
La guerra en Medio Oriente expone la falta de ámbito para procesar el conflicto. La jugada de Putin, el deseo de Erdogan y la impotencia de la ONU. |
La crisis en Medio Oriente pone al mundo al borde de una guerra total. Lejos de entrar en un escenario de disuasión, el bombardeo de Estados Unidos a tres instalaciones nucleares iraníes augura una escalada casi segura cuya magnitud es muy compleja de precisar.
Todas las hipótesis respecto de lo que viene son complicadas. Una respuesta de Irán a Estados Unidos contra todas sus instalaciones en la región obliga al régimen de los ayatolá a a una extensión de la guerra que difícilmente pueda sostener.
En efecto, un enfrentamiento formal es casi imposible y un ataque de sus proxys (Hezbolá, Hamas, Huthíes de Yemen, etc) lo expone a nuevos ataques tanto de Estados Unidos como de Israel. Por eso, no es descabellado pensar en que Irán seguirá enfocándose en sus ataques a Israel para evitar daños mayores.
Por el lado de Estados Unidos es evidente que la presión de ala dura militar encarnada en el general Erik Kurilla y la astuta jugada de Benjamín Netanhayu de arrastrar al líder norteamericano a un conflicto directo con Irán por primera vez desde la revolución islámica de 1979, abrieron un frente interno en el universo MAGA que podría traerle problemas futuros.
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Esto es lógico dado que Trump rompió con una promesa de campaña cuando dijo que llegaba para terminar con las guerras. No solo no terminó con ninguna de ellas sino que entró en el listado de presidentes estadounidenses que atacaron a otro país.
Israel juega su partido por el liderazgo regional y entiende que el ataque del 7 de octubre de 2023 abrió un escenario nuevo en Medio Oriente. Netanyahu se fortalece como líder ante la amenaza iraní, a diferencia de lo que ocurre en Gaza donde la catástrofe humanitaria empezó dio un vuelco en la opinión pública en contra el gobierno de Israel.
Con este cuadro de extrema tensión donde lo radicalizados tiene el control de la situación, el interrogante es quien se para como una voz sensata para bajar la tensión entra en una dinámica de diálogo. Este interrogante no tiene respuesta, al menos por ahora.
La primera mirada está sobre China pero el gigante asiático se encargó de esquivar esa posibilidad e instó a las partes a dialogar en el marco de las Naciones Unidas y el derecho internacional.
Rusia tomó distancia inicialmente pero al otro día Putin decidió recibir al canciller iraní y dijo estar dispuesto a "colaborar con el pueblo iraní". La estrategia rusa es mostrar a Estados Unidos como elemento de inestabilidad global, atacar a la OTAN y mostrar el músculo del polo oriental. Sin embargo, la posibilidad de una intervención rusa cuando en paralelo sigue en curso la guerra en Ucrania no parece ser una opción.
¿Puede ser Putin el mediador de este conflicto? La relación con Netanhayu y Trump supo ser buena pero el vínculo con Irán genera una distancia enorme para ocupar ese rol. Cabe recordar también científicos rusos murieron en uno de los ataques de Israel.
Mirando el mapa regional, hay dos actores que pueden aparece un actor clave como Turquía, de une enorme importancia estratégica por su ubicación geográfica y ser miembro de la OTAN. Su posición resbaladiza lo pone por momentos cerca de Estados Unidos y por el otro de Rusia o los aliados de Oriente.
Erdogan se refirió en duros términos sobre la ofensiva israelí en Gaza e Irán pero impulsó una ronda de diálogo antes de la intervención de Estados Unidos pero terminó fracasando.
Otra posibilidad es que empiecen a jugar un rol los países del Golfo Pérsico, sea Qatar, Emiratos Árabes o el propio Arabia Saudita, una opción que podría convencer a Irán pero no a Israel.
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Todos estas dudas exponen la impotencia de las Naciones Unidas para ejercer sol de mediación y las dificultades de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) para cumplir su función de monitoreo en el desarrollo de uranio enriquecido por parte de Irán.
El factor nuclear es clave porque lo que en algún momento fue una garantía de paz hoy se convierte en una verdadera arma de destrucción masiva ante el riesgo de una nuclearización de la guerra tanto de las potencias que dicen respetar el Tratado de No Proliferación como los que la desarrollaron de todas maneras.
Sin adultos en la habitación se impondrá la lógica del mas fuerte donde seguir escalando sea la única salida para poner fin a un conflicto que pone en vilo a toda la humanidad.
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