Género

La violencia de género en Argentina, mucho por hacer

Avanzamos en algunos aspectos y aún hay mucho por mejorar, siendo la falta de coordinación y los eternos tiempos judiciales los aspectos más importantes.

Si pudiésemos representar gráficamente en una línea de tiempo la evolución del tema violencia de género en el país, podríamos decir que el punto de partida es el 3 de junio de 2015, fecha de la convocatoria a la primer #NiUnaMenos como resultado de la iniciativa de un grupo de mujeres periodistas a consecuencia de la seguidilla de femicidios de jóvenes mujeres en nuestro país. Esta fecha no es caprichosa, por el contrario es la que indica que la sociedad comenzó a ver realmente las situaciones de violencia contra la mujer, ya no como algo más que pasaba en un país donde las situaciones violentas se vuelven cotidianas, sino como una realidad a la que hay que hacer frente.

El día después se lanzó el relevamiento de las estadísticas judiciales a nivel nacional sobre femicidios organizada por la Oficina de la Mujer (OM) dependiente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, creación de una de sus juezas mujeres, la ya fallecida Carmen Argibay, quien junto con Elena Highton de Nolasco, creadora de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) entendieron que la Justicia estaba dejando una cuenta impaga al respecto.

Hasta ese momento, sólo podíamos conocer las cifras de la violencia de género a través de un trabajo hercúleo que venía realizando “La Casa del Encuentro” y basado en datos provenientes de las publicaciones de diarios y revistas a nivel nacional.

Entonces, pasó el 3 de junio de 2015 y las denuncias aumentaron y los reclamos se multiplicaron, pero la cantidad de víctimas de la violencia de género seguían en aumento. Algunos decían que teniendo una ley pionera en la temática como la 26485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, ya se podía comenzar. Pero la ley era de 2009 y se aplicaba poco y nada por los operadores judiciales. Muchos otros decían que faltaba reglamentarla, pero la CONSAVIG aclaraba que no faltaba nada más que la voluntad de aplicarla. Lo que faltaba era algo fundamental: el presupuesto sumado a la voluntad política de hacer algo realmente adecuado para la problemática.

En sólo 8 años (desde el 2008 al 2015) 2094 mujeres fueron asesinadas por violencia sexista en nuestro país, a razón de una muerte cada 30 horas. 2.518 niñas y niños quedaron sin madre y se registraron 206 femicidios vinculados de hombres y niños.

Desde el Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires quisimos poner nuestro granito de arena y por iniciativa de quien suscribe se realizaron las 1ras Jornadas de Reflexión sobre Violencia de Género: aspectos sociales y culturales.

En diciembre de 2015 fue designada al frente del Consejo Nacional de las Mujeres, Fabiana Tuñez, quien hasta ese momento era una de las fundadoras de “La Casa del Encuentro” y siguiendo sus palabras, supieron que lo que se necesitaba era un plan nacional que tuviera presupuesto.

Llegó una convocatoria de #NiUnaMenos, pero el plan no veía la luz. Finalmente en julio de 2016 pudimos saber que había un plan, tenía presupuesto y había voluntad política impulsada por la fuerza de esas mujeres y hombres (muy pocos entre quienes destaco a Tiago Obligado) militantes que venían luchando desde tiempo atrás.

Ahora tenemos un plan nacional, con presupuesto. Dos oficinas vinculadas a la temática dependientes de la CSJN que funcionan y bien. Sabemos que la única forma de terminar con esta continua violación a los derechos humanos de las mujeres es trabajando desde la perspectiva de género, capacitando y sensibilizando a los operadores judiciales (incluidas las fuerzas de seguridad) para el correcto tratamiento de las denuncias y los procesos.

Falta mucho por hacer, pero en esa línea de tiempo de la que hablábamos al comenzar este artículo hemos avanzado bastante.

Ahora debemos reclamar que quienes reciban las denuncias de las mujeres en situación de violencia entiendan que no se trata de una víctima cualquiera, que precisa orientación, contención, en muchos casos un sitio donde refugiarse para escapar de la violencia. Pero también necesitamos que estas mujeres no tengan que recorrer toda la Ciudad de Buenos Aires para tener noticias sobre la denuncia penal, el proceso civil, las medidas de restricción, la gestión de subsidios, un sitio donde vivir, etc. Dispar situación se vive cruzando la Av. Gral Paz, allí las mujeres no solo deben recorrer grandes distancias, sino que cuentan con una pobre asistencia.

Entonces, avanzamos en algunos aspectos y aún hay mucho por mejorar, siendo la falta de coordinación y los eternos tiempos judiciales los aspectos más importantes, pero tal como reza el vals de María Elena Walsh titulado Orquesta de Señoritas: “…quien no fue mujer ni trabajador, piensa que el de ayer fue un tiempo mejor…”.