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Una derrota que pone en discusión el sistema de decisión de Macri

El Gobierno perdió diez meses valiosísimos. No pudo anticipar ni acotar un resultado adverso.

El fallo de la Corte Suprema pone en entredicho mucho másque el plan fiscal del Gobierno. Arroja un gran interrogante sobre la solvenciade la mesa que define las iniciativas centrales del gobierno de Macri. Hasta estamañana en la Casa Rosada desconocían aspectos medulares del pronunciamiento delmáximo tribunal.

Esta ignorancia no se debía a un estoico espíriturepublicano que los constreñía a mantenerse ajenos a la decisión de otro poder,sino todo lo contrario: La multiciplicidad de interlocutores, habilitados,institucionales, voluntaristas y lanzados, que Macri dejó operar sobre laCorte.

Una desprolijidad que se puede notar en cuatro caras que soncuatro métodos de aproximación distintos, que lejos de potenciarse en unaestrategia común, generaron tanto ruido en la línea que la Casa Rosada terminóperdida en el laberinto que por acción y omisión terminó edificando.

Carrió, Angelici, Sanz y Garavano son las cuatro caras más visibles de la caótica y contradictoria operación del Gobierno sobre la Corte, que lejos de confluir en una estrategia común, terminaron edificando un laberinto.

Carrió amenazó al presidente de la Corte, RicardoLorenzetti, con denuncias tremendas sobre su supuesto enriquecimiento ilícito.La cara del castigo. Sanz ofreció el sutil acercamiento del amable componedor.Garavano se plantó en una posición institucional-académica digna de Suiza yAngelici ofreció el código siciliano de camaradería tóxica. Todo al mismotiempo.

El fallo abre la puerta para una anulación total no sólo deltarifazo del gas sino de los incrementos ya ejecutados de luz y telefonía fija,al exigir audiencia pública para disponer cualquier aumento de un serviciopúblico. Con el riesgo posible que industria y comercios hoy no exceptuados poral incremento del gas, reclamen el mismo beneficio que los residenciales, yaque se les aplicará el aumento sin las audiencias que exigió la Corte.

Es una derrota central para el programa económico de Macrique golpea en el plano fiscal, envía una mala señal a potenciales inversores ydemora la normalización del área energética, como bien analizó Dante Sica.

Conocido el fallo las empresas de energía ya hablaban de laimperiosa necesidad de un salvataje del Gobierno. Las eléctricas que siguen conla tarifa suspendida advierten que en dos meses entran en quiebra y lasgasíferas, como anticipó LPO, planean pedirle créditos subsidiados al BancoNación.

El ministro de Energía, Juan José Aranguren.

Pero el lado más nocivo del fallo es que deja en evidenciala mala planificación del Gobierno de una medida queel kirchnerismo tomó, de manera mucho más acotada, en dos ocasiones -2004 y2014-, sin que la Corte se sintiera agraviada por la ausencia de audienciaspúblicas ¿Qué falló esta vez?

No se midió el impacto político y social del tarifazo y unavez en conflicto, se avanzó en una estrategia de “todo o nada”, una idea quepor cierto es la antítesis de la política y muy contradictoria con un Gobiernoque se propone como un regreso a la “normalidad” luego del confrontacionismo deCristina.

El radical Mario Negri, como si conociera el fallo, un díaantes había reclamado a Macri que se olvidara de la Corte y resolviera el temapolíticamente. La sugerencia no es superficial: El Gobierno resignó autoridadal sacarse de encima el problema; apostando a tercerizar los costos de unamedida impopular. La Corte le devolvió la gentileza y aprovechó para hacer unpoco de populismo y quedar bien con los afectados por el incremento.

O sea, pasaron diez meses y el Gobierno está donde empezó.Un cuarto del mandato de Macri concluye sin que esté resuelto un requisitobásico de normalización de la macro, un poco por ingenuidad y otro poco porcierta displicencia, que empieza a ser un lugar común en todos los errores noforzados que la actual administración comete.