Congreso

El Gobierno presiona para tratar la reforma política a fin de mes, pero deberá hacer cambios

Hay resistencia para restringir las primarias y dudas sobre la boleta electrónica. El silencio de Massa.

Diputados trató esta tarde en Comisión el proyecto de reforma política que implementa la boleta única electrónica impulsado por el Gobierno, e intentará un acuerdo con el resto de las fuerzas para dictaminar el martes y enviarlo al Senado antes de fin de mes.

Pero las tres horas de catarsis dejaron claro que el oficialismo deberá hacer muchos cambios para aprobarlo.

La gran incógnita es qué hará el Frente Renovador de Sergio Massa, que casi no tuvo oradores en los dos plenarios. Este martes pidió la palabra Mónica Litza, pero se fue y muchos especularon con un acuerdo del tigrense para no hacer objeciones en este tema.

El único rechazo unánime del resto de la oposición fue a la imposibilidad de cortar boleta entre diferentes partidos políticos en las primarias, al obligar al ciudadano a participar de una sola interna.

“Es un claro retroceso”, denunció el salteño Javier David, del Bloque Justicialista. Su jefe, Juan Manuel Urtubey, asesoró al gobierno en el sistema de Boleta Única Electrónica, que implementó en su provincia, pero estalló cuando supo de las nuevas reglas en las primarias.

“Es violatoria de los derechos del elector. Está cantado que esto va a terminar en la justicia”, denunció Mirigam Bregman, del PTS.

El kirchnerismo dedicó la tarde a denunciar las vulnerabilidades de la BUE y el poder que le asigna a la proveedora del sistema, que en Salta y la Ciudad de Buenos Aires fue Magic Software. 

Sus máquinas no sólo imprimen las boletas, sino que también trasmiten los votos emitidos mediante a un centro de cómputos mediante un chip. 

“Con esta tecnología le quieren complicar la sencillez del voto. Está demostrado que se puede hackear”, denunció Julio Solanas, del FpV.

La santafesina Silvina Frana pidió respuestas sobre las advertencias que decenas de especialistas que expusieron la semana pasada.

La más impactante la dio Javier Smaldone, programador y administrador de redes y sistemas, quien impresionó a los diputados con un hackeo en vivo del sistema de voto electrónico.

“En el actual sistema los electores no pueden votar porque no hay boletas. Este proyecto no prevé ningún sistema de boleta electrónica en particular. No sé porqué se apuran”, los chicaneó Pablo Tonelli, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales.

“El voto no es violable porque no puede transmitir datos”, insistió el macrista porteño Marcelo Wechsler, quien se definió como experto en tecnología.

El más enfurecido fue el camporista Marcos Cleri. “Si el problema es la falta de boletas. Démosle un kit de boletas a cada elector y que realice un voto secreto”, sugirió.

Su coterránea Alicia Ciciliani, del socialismo, negó que la boleta única que aplican en su provincia sea propensa al voto impugnado porque muchos no saben cómo votar.

“Es falso. Hay mucho impugnado porque reemplaza el voto en blanco”, refuto y pidió un ámbito plural para debatir la tecnología que se incorporará para la votación.

El uso de la máquina apunta a ser la gran polémica. Adrián Pérez, secretario de asuntos políticos y redactor del proyecto, dijo que habrá una prueba del escrutinio electrónica (a través de la lectora de la máquina) del 5% de los comicios.

“La máquina no puede tener un error, por eso es máquina. En eso hay que ser serios”, exigió el salteño David. En su provincia hicieron un conteo manual por pedido de la oposición y el resultado fue exacto. Pero lo hicieron tres días después de la elección.

El peronismo gobernante lanzó dos propuestas: el sanjuanino Héctor Toma pidió que la fórmula presidencial pueda completarse tras las primarias, como dice el proyecto, pero con alguna figura que haya competido.

Y el chaqueño Juan Pedrini planteó diferenciar la elección del escrutinio y evitar suspicacias con el sistema de boleta única electrónica para imprimir los votos pero no para contarlos. “Usemos la máquina sin chip”, propuso.