Campo

El paro en el sector de la carne reavivó la interna entre Etchehún y Fantini

Ambos sindicalistas mantienen un sordo enfrentamiento que los llevó, inclusive, a tirotearse en 2009.

La noticia salió en todos los medios. En los próximos días podría haber faltantes de carne por un paro de 48 horas que inició el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne del Gran Buenos Aires y Zona Sur de la Provincia de Buenos Aires (Sicgba).

Dicho gremio lo conduce el dirigente del sector Silvio Etchehún, quien en los últimos años de kirchnerismo pasó a un segundo plano porque Guillermo Moreno decidió intervenir Sicgba, y ahora reapareció en pie de guerra contra las políticas macristas.

La cuestión es que la medida de fuerza que tomó Etchehún en reclamo de un aumento salarial acorde a la inflación real y otros pedidos vinculados a la crisis que atraviesa el sector cárnico se da en el marco de una creciente y cruda interna sindical.

Por tal motivo, los trabajadores de la industria cárnica (que ganan en promedio $ 8500) saben que la protesta que realiza Sicgba queda desdibujada y pierde valor al no estar nucleados y representados todos los empleados bajo una sola conducción gremial.

Esto porque del otro lado del mostrador se encuentra la Federación de la Industria de la Carne que conduce Alberto “Beto” Fantini, que la semana pasada encabezó un cese de actividades en medio de las negociaciones paritarias con el Consorcio de Exportadores.

En rigor, la feroz pelea entre Etchehún y Fantini es de larga data. Inclusive, en marzo de 2009, ambos sindicatos terminaron a los tiros en un enfrentamiento en pleno microcentro porteño que no terminó con muertos y heridos de milagro.

Ya en ese entonces Etchehún mantenía muy buena relación con los dirigentes del campo y era un aliado de la Mesa de Enlace, mientras que Fantini, todo lo contrario, se posicionó cerca de Hugo Moyano y fue el sindicalista preferido de Moreno.

Como sea, las nuevas protestas que están realizando los sindicalistas reabrió la interna en el ambiente gremial y algunos hasta se animan a reclamar la intervención de los líderes que conducen las tres CGT (Moyano, Luis Barrionuevo y Antonio Caló).

“Es imposible que nos unifiquemos porque hay un problema de conducción”, respondió Etchehún ante la consulta de La Política Online sobre la interna sindical. Y enseguida apuntó: “Fantini debería estar reclamando con nosotros, pero no sé dónde está”.

“Mientras nosotros con todos los compañeros reclamábamos en las calles por las políticas de destrucción del sector cárnico que llevó a cabo el kirchnerismo durante 12 años, Fantini estaba sentado al lado de Moreno”, disparó el sindicalista.

Los números de los daños de las políticas kirchneristas en el sector son contundentes: tras la intervención iniciada en 2006 se cerraron 150 frigoríficos en el interior, se perdieron 17.000 empleos y el stock ganadero cayó en 10 millones de cabezas.

En este contexto, según datos difundidos por CICCRA, en los primeros cinco meses del año el consumo interno de carne vacuna cayó un 6,3% debido al aumento de precios (un 46% en enero/mayo) producto de la retención de vientres que ensayan los productores.

“La retención de vientres está muy bien y es una buena señal de que el sector se va a recuperar. Pero en el mientras tanto un kilo de carne no puede costar 140 pesos porque a la gente le resulta imposible pagarlo”, consideró Etchehún.

Por último, respecto a las exportaciones de carne vacuna, los especialistas remarcan que la Argentina finalizará el presente año con un nivel de envíos al exterior muy similar al registrado en 2015 cuando se exportó una cifra en torno a las 200.000 toneladas.

Se trata de un nivel muy bajo en función de que en 2005 -antes de la intervención kirchnerista en el mercado- el país llegó a exportar casi 800.000 toneladas ubicándose en el tercer lugar del ranking mundial de exportadores (hoy no aparece en el top ten).

Sucede que, a pesar de la eliminación de retenciones y el cambio de reglas de juego, la Argentina se ve imposibilitada de volver a esos niveles de exportaciones en el corto plazo dado que la recuperación del stock bovino demandará al menos cuatro años más.