Inseguridad

Exclusivo: Qué hay detrás de la nueva ola de secuestros

Las internas en la AFI y el Ministerio de Seguridad que paralizan la respuesta oficial.

La cola de la luna de miel del gobiernode Mauricio Macri con la sociedad y el escándalo interminable de la corrupciónkirchnerista, amortigua el impacto público de un drama mayúsculo: El regreso dela ola de secuestros en el Conurbano, con creciente penetración en la Capital.

Lo más grave, confirmaron a LPO fuentesal tanto de la situación, es la falta de respuesta del Gobierno nacional anteeste fenómeno que ya había conmocionado al área metropolitana al inicio delgobierno de Néstor Kirchner, cuando explotó con el secuestro del hijo de JuanCarlos Blumberg.

Ese caso sacudió fuerte a laadministración de Kirchner que activó un grupo antisecuestros especializado enla SIDE, que fue el encargado de comenzar a lidiar con ese fenómeno, que en laenorme mayoría de los casos incluye policías o ex policías, como vivió elpropio presidente Mauricio Macri, cuando lo secuestraron en el inicio de losnoventa.

“Para lidiar con esas bandas se necesitainteligencia, escuchas, seguimiento de gente muy pesada y además si se tiene enla mira a policías o ex policías hay que tener la capacidad de probar losdelitos que se les imputan”, explicó a LPO una fuente al tanto de aquellaexperiencia.

El problema es que cuando CristinaKirchner entró en conflicto con la ex SIDE y barrió con sus estructuras, en larefriega también desarticuló estos equipos que el actual gobierno de Macri noreagrupó o reemplazó por gente con el mismo nivel de capacidad.

El único organismo que existía en elEstado con capacidad de hacer inteligencia criminal sobre fuerzas como laPolicía Federal o Bonaerense era la ex Side.

Internas

Macri designó al frente de la AgenciaFederal de Inteligencia (ex Side) a su amigo personal y representante dejugadores de fútbol, Gustavo Arribas. Se trata de un hombre sin ningunaexperiencia en temas de seguridad e inteligencia. Pero lo peor es que debajode él tampoco se designó a profesionales.

El jefe de la AFI y amigo personal del Presidente, Gustavo Arribas.

Como número dos de la AFI, el amigo delPresidente Nicolás “Nicky” Caputo, ubicó a la ex diputada Silvia Majdalani,cuyo único vínculo con la materia fue su amistad y sociedad en negocios con elex número uno de la SIDE kirchnerista, Francisco “Paco” Larcher.

Majdalani integró durante la mayor partedel gobierno de los Kirchner la bicameral de inteligencia del Congreso y elprincipal resultado de esa gestión fue que nunca encontró nada para objetar,pese a que era vox populi que el organismo se usaba para espiar a funcionarios,políticos, empresarios y periodistas, en una flagrante violación de la ley deinteligencia.

Debajo de Majdalani se ubicó el contadorJuan José Galea, un dirigente radical vinculado a Daniel “El Tano” Angelici. LaAFI de Macri consume así sus energías en las internas entre Arribas, Majdalaniy la gente de Angelici; y no ha logrado armar equipos profesionales que le denalguna utilidad pública al organismo.

“El manejo global del gobierno de Macridel tema de la seguridad ha sido por lo menos irresponsable”, explicó a LPO unafuente con décadas de experiencia en ese complejo mundo.

El Ministerio de Seguridad de la Naciónofrece un panorama tan desolador como la AFI. Macri entregó una de las carterasmás sensibles a su aliada política, la diputada Patricia Bullrich, casi sinexperiencia en el tema, salvo un breve paso por la Secretaria de PolíticasCarcelarias durante el gobierno de la Alianza.

Como número dos ubicó a Eugenio Burzaco,a quien en su momento tuvo que desplazar en la Ciudad de la jefatura de laPolicía Metropolitana por su fracaso en el área. Repitió así unaincomprensible lógica de empinar a nivel nacional a funcionarios de los quehabía prescindido en la Ciudad por su fracaso en instrumentar políticaspúblicas, como el ministro de Salud, Jorge Lemus.

El tercero en la línea de conducción esJuan Patricio Furlong, un economista designado por el kirchnerismo comodirector de la Anses en empresas, también vecino y amigo de Larcher. Elprincipal mérito de Furlong para llegar a la estratégica subsecretaria deDelito Organizado y Complejo, es ser socio de Burzaco en una consultora sobrela materia.

El viceministro de Seguridad, Eugenio Burzaco con el ex jefe de la Federal, Román di Santo.

Como en la AFI, la interna en elMinisterio de Seguridad es total, al punto que Patricia Bullrich y Burzacoapenas si toleran compartir el mismo espacio físico. No sólo tienen agendasparalelas sino que se ocultan información clave y viven desestabilizándose unoal otro.

Así, no hay manera de encarar una luchamuy compleja como es el ataque a bandas de profesionales dedicados alsecuestro.

Lo que oculta el caso Mercuri

El ex presidente de la Cámara deDiputados bonaerense Osvaldo Mércuri, fue secuestrado junto a su mujer, ladiputada María Elena Torresi, dos de sus hijos y la mujer de uno de ellos, enpleno centro de Lomas de Zamora a las ocho y media de la noche. Les cruzaronuna camioneta y cuatro hombres, muy profesionales y portando armas automáticasde alto calibre, los redujeron.

Los separaron en dos autos y los tuvierondurante dos horas circulando a altísimas velocidades por los barrios maspesados de esa zona del Conurbano Sur, hasta que apareció la plata de rescate.El otro hijo de los Mércuri es viceministro de María Eugenia Vidal.

Días atrás habían secuestrado a un fiscalen la misma zona. O sea, la impunidad es total.

La semana pasada también secuestraron auna chica de quince años en el barrio de Belgrano a plena luz del día y hubootros casos en la Capital que no trascendieron. Lo mismo ocurre en elConurbano, como reveló hoy en su tapa el diario La Nación y confirmaron a LPOfuentes al tanto del caso Mércuri. Son muchos más los casos, que los que cantanlas estadísticas oficiales.

Las fuentes consultadas confirmaron aLPO que se sospecha que operan bandas de policías exonerados, en algunos casoscon complicidad de policías en actividad, que liberan zonas claves.

En Capital esta situación se agravó porotro movida irresponsable del Gobierno. El traslado apresurado de la PolicíaFederal a la Ciudad, abrió una feroz interna en esa fuerza por el control de lacalle, entre los mandos que quedaron en la esfera federal y lo que ahoradependen del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. Producto de esainterna, voló por el aire el experimentado jefe de fuerza, Román di Santo,abriendo una crisis que sigue irresuelta.

El gobierno de Macri está así en el peorde los mundos. Sin reacción, sin inteligencia y sin capacidad operativa realpara enfrentar un delito complejo de altísimo impacto público. Lo más grave,confirmaron a LPO fuentes al tanto de la situación, es que esta situacióntodavía no fue presentada al Presidente en todo su alcance.