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Macri aumentó la politización del Estado

La iniciativa macrista de despolitizar la administración pública tuvo un resultado paradójico: el Plan de Modernización del Estado aumentó los cargos políticos jerárquicos.

El Plan de Modernización y la creación de un Ministerio con el mismo nombre, el despido de más de 10.000 empleados, la incorporación de una gran cantidad de CEOS y empresarios en puestos directivos, y la creación de nuevos Ministerios, Secretarías y Subsecretarías, junto con el cierre y/o desarticulación de distintas áreas, impulsan una reconfiguración en el perfil y organización de prácticamente todas las áreas del Estado Nacional.

A nivel ministerial, el Presidente Macri dispuso la creación de 4 nuevos Ministerios que previamente existían con rango de secretaría (Ambiente y Desarrollo Sustentable, Comunicaciones, Transporte) y subsecretaría (Modernización). Asimismo, el Ministerio de Energía y Minería está compuesto por dos secretarías del anterior Ministerio de Planificación Federal, mientras que las Secretarías de Vivienda y Obras Públicas fueron transferidas al actual Ministerio del Interior.

El nuevo gobierno ha incrementado los cargos jerárquicos también a nivel de Secretarías y Subsecretarías. Algunos casos llaman la atención por la amplia estructura organizacional que se ha dispuesto. En el caso del actual Ministerio de Modernización, éste dispone de 4 Secretarías y 9 Subsecretarías cuando en la administración anterior dichas funciones eran realizadas por 1 subsecretaría y 3 direcciones.

Por su parte, el Ministerio de Seguridad posee un total de 6 Secretarías y 17 Subsecretarías, cuando en la administración anterior tenía 3 Secretarías y 11 Subsecretarías. Otras dos áreas que vieron incrementa su estructura organizacional fuertemente son el actual Ministerio de Transporte que pasó de 5 subsecretarías a 11 y el actual Ministerio de la Producción que pasó de 5 subsecretarías a 14.

En términos generales, lo que se observa es que el gobierno de Mauricio Macri ha incrementado la cantidad de cargos directivos con respecto a la administración anterior. En efecto, con la división del antiguo Ministerio de Economía y la creación de la cartera de Andrés Ibarra, la cantidad de Ministerios pasó de 17 a 21, la de Secretarías creció de 65 a 80; y las Subsecretarías aumentaron de 167 a 196.

Las evidencias empíricas aquí expuestas permiten poner en duda el discurso del gobierno nacional centrado en la necesidad de “despolitizar” la administración estatal para un adecuado funcionamiento. En efecto, el nuevo perfil de la estructura burocrática tiene como una de sus características principales el incremento de los cargos jerárquicos, lo que implica entonces una mayor politización. No son puestos de carrera, sino designaciones políticas.

En vinculación con el punto anterior, cabe decir que tal vez como nunca antes en la historia democrática, el gobierno de la coalición Cambiemos ha incorporado a la función pública, en puestos directivos y estratégicos, a una gran cantidad de empresarios y CEOS provenientes del sector privado. 

El único antecedente de un Gabinete de estas características es el de la dictadura militar del '76 con Martínez de Hoz al frente de la cartera económica y donde el 62% de los funcionarios del gabinete económico y de las empresas publicas fueron ocupados por ejecutivos de las principales empresas del país. Cabe recordar que Martínez de Hoz era en ese entonces el Presidente del Consejo Empresario Argentino. 

En este sentido, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, fue Presidente entre 2003 y 2015 de la petrolera Shell; Guillermo Dietrich, ministro de Transporte, tiene una vasta trayectoria empresarial en el negocio automotriz; y el Secretario de Comercio, Miguel Braun, pertenece a una familia propietaria del supermercado La Anónima. 

Son solo tres ejemplos de una lista amplia en la que no solo se pone de manifiesto probables conflictos de intereses sino también una lógica de reparto de dependencias estatales entre los diferentes intereses empresariales y corporativos. Ello entraña el riesgo de que el Estado pierda coherencia estratégica en sus acciones, al quedar comandado, en sus distintas áreas, por lógicas sectoriales distintas e incluso contrapuestas.