Cancillería

Polémica porque Malcorra no renuncia para dedicarse a su campaña a la ONU

La canciller confirmó que sólo dejará su cargo si es elegida en ONU. Su agenda, dominada por la campaña.

Susana Malcorra está en el centro una polémica debido a que su campaña para ser la próxima secretaria General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) monopolizó su agenda y corrió a un segundo plano temas clave para el país, situación que se agravará en los próximos meses porque la canciller confirmó que continuará en su cargo hasta que se produzca la elección del reemplazante de Ban Ki-moon.

La funcionaria informó hoy que "el Presidente está terminando de tomar la decisión" de postularla para la ONU. Esa decisión se concretó apenas unas horas después, cuando el Gobierno confirmó que presentó la candidatura de Malcorra y destacó que podrá aportar “soluciones creativas” ante los desafíos de la organización

"Hay una gran distancia entre eso y que yo me haga cargo de la ONU, hay todo un proceso de selección", explicó Malcorra, al detallar el largo proceso que le espera mientras ella continúe al frente de la Cancillería. "El nuevo Secretario General asume el 1º de enero, el proceso ya está lanzado (…) Todo indica que el Consejo de Seguridad que es el que hace la votación directa empezaría en julio. Es probable que la definición se dé en octubre, no hay un cronograma fijo", detalló Malcorra en declaraciones a radio Mitre.

Consultada sobre si continuará en el cargo si fracasa en su intento de conducir la ONU, Malcorra evitó definirse, pero deslizó que sólo se irá si es elegida. "Yo voy a seguir siendo la canciller hasta el momento en que haya una definición, si se diera a mi favor, en Naciones Unidas. Esto no va a ocurrir antes de octubre, en los próximos meses van a tener canciller trabajando a full como hasta ahora", indicó.

Pero lo cierto es que el problema del choque entre su campaña y su función como canciller ya es concreto. Malcorra ha centrado sus últimos movimientos en su objetivo personal, que luego fue asumido como propio por el gobierno de Macri.

Malcorra con el canciller británico,  Philip Hammond

El Presdiente no solo le dio el visto bueno para modificar la agenda a su conveniencia, también el Presidente está haciendo lobby con algunos colegas suyos para que la voten.

Tampoco lo cuestionan Marcos Peña, el jefe político de Malcorra, ni Fulvio Pompeo, el secretario de Asuntos Estratégicos del Gobierno. Mientras la canciller mantenga la nueva imagen de la política exterior del Gobierno, no tienen problemas con que sea una suerte de funcionaria part time, confirmaron a LPO fuentes al tanto de las negociaciones para que Malcorra aterrice en el principal sillón de la ONU.

La nueva agenda

En los hechos, la agenda de su campaña ya prevalece sobre su agenda como canciller, apartando por ejemplo la búsqueda de acuerdos para conseguir inversiones. En estos momentos, Malcorra se encuentra en Pekín, adonde viajó después de visitar en los últimos días Líbano y Londres. El lunes estará en Buenos Aires para verse con su nuevo par de Brasil.

No es casual que haya elegido esos destinos. China y Gran Bretaña son dos de los integrantes del Consejo de Seguridad que tienen poder de veto para cualquier decisión de la ONU. Sin su consentimiento no hay posibilidad de que Malcorra sea la próxima secretaria general. Los otros países con poder de veto son EEUU, Francia (cuyos presidentes estuvieron en Argentina en los últimos meses), y Rusia, país que la canciller visitó en abril.

En campaña, Malcorra posa con niños sirios

En tanto, la visita a Líbano tuvo una foto claramente destinada a su campaña. Malcorra visitó un campo de refugiados sirios en el valle de Bekaa, donde la Comisión Cascos Blancos desarrolla su Misión Humanitaria. Una actividad típica de Secretario General de la ONU, cuyo poder de maniobra es bastante simbólico. De allí también el supuesto interés de Argentina por recibir a refugiados sirios.

Pero el verdadero viaje clave fue a Londres. La amenaza de un veto de Gran Bretaña es real y uno de los escollos más importantes que asoman en el horizonte de Malcorra. A eso responde que la canciller haya dicho en una entrevista con el diario británico The Financial Times que "Malvinas ya no es el tema principal" de la relación con ese país y que sólo ocupa un "20 por ciento" del vínculo bilateral.

Eso dejó en claro que la agenda de campaña prevalece sobre la agenda de canciller, incluso al punto de reducir a un segundo o tercer plano un tema muy delicado como es la soberanía de las Islas Malvinas.

La interna en Cancillería

Mientras eso sucede, la Cancillería está virtualmente paralizada, según comentaron desde adentro a LPO. La razón no es sólo la prioridad de Malcorra por la ONU sino también la interna entre los dirigentes radicales que tomaron el control del ministerio tras la salida de La Cámpora.

Otro escollo Para conducir la ONU ya hay 9 candidatos confirmados, la mayor parte de Europa del Este, que tienen prioridad. La ONU es presidida por el representante de un continente distinto cada 5 años y ahora corresponde a un europeo, pero existe la posibilidad de que no se logre un acuerdo, lo que habilitaría a un latinoamericano.

Sin equipo propio, Malcorra tuvo que aceptar cuando asumió que el radicalismo (con histórica presencia allí) le copara todas las segundas líneas y se terminara quedando con el control operativo de la Cancillería. Quien prevalece en ese esquema es el vicecanciller Carlos Foradori, un radical diplomático de carrera.

Pero Foradori no pudo controlar la interna y terminó explotando. Según comentan fuentes internas, actualmente está todo virtualmente paralizado, con las distintas áreas del Ministerio frenando expedientes para complicar a sus rivales.

El otro factor que complica el panorama es que los radicales están tratando de posicionarse para poner al reemplazante de Malcorra, si elegida secretaria de la ONU. En la Cancillería, tiene influencia fuerte Ernesto Sanz, a quien se menciona para el cargo, y también controla un sector más pequeño el mítico operador radical Enrique “Coti” Nosiglia.