BCRA

Visiones cruzadas entre el PRO y el mercado por la autonomía de Sturzenegger

Las metas de inflación exigen un nivel de autonomía del Central al que la política no está acostumbrada.

En el resto del mundo los banqueros centrales son las figuras dereferencia en la economía, más que los ministros de Hacienda o de Economía. Sonlos encargados de velar por la estabilidad de la moneda y los garantes demantener las expectativas alineada en caso de que sean necesarias correccionesde precios relativos frente a shocks externos.

En un esquema de metas de inflación, como el que propone la nuevadirección del Banco Central con Federico Sturzenegger a la cabeza, lacredibilidad del presidente organismo monetario es vital. Por eso es tanimportante, opinan los economistas, que Sturzenegger no ceda a ningún tipo depresión política y sea plenamente autónomo.

Sin embargo, en el Congreso opinan lo contrario y el ala política delPRO siente que la creciente autonomía de Sturzenegger está dinamitando elfuturo político de la coalición. La altísima tasa de interés que fijóSturzenegger congeló la economía y aumentó el malestar de Pymes, comercios ysectores industriales, que ven cómo la pérdida de competitividad de susproductos se ve reforzada por un marco crediticio prohibitivo para susposibilidades.

El principal desafío para la autonomía de Sturzenegger de las presiones políticas, es su situación de presidente "interino" del Central ya que todavía no cuenta con un mandato aprobado por el Senado, como exige la Carta Orgánica.

En ese contexto, a los diputados del PRO se les hace enormemente difícil frenarel proyecto de ley antidespidos, cuando una política monetaria contractiva lespriva de cualquier herramienta para persuadir en favor de sacrificios presentesque redunden en reactivaciones futuras.

“Esta necesidadpolítica del Gobierno por crecimiento económico y ya no tanto por estabilidadmonetaria, pueden comenzar a condicionar aún más la política económica actual,generando presiones mayores sobre la política monetaria del Banco Central”, advierteun informe de coyuntura al que tuvo acceso LPO.

Además, Sturzenegger es un presidente del Banco Central"interino", su designación nunca fue ratificada por el Senado comoexige la Carta Orgánica del organismo. Es que en el Senado Macri está muy lejorde la mayoría propia y de hecho todavía no logró que la aprueben los pliegos delos dos jueces que propuso para completar la Corte Surprema. Más complicadaparece incluso la situación de Sturzenegger que arrastra un procesamiento porel megacanje.

Por otra parte, su interinidad es funcional para quienes como en elMinisterio de Hacienda no tienen la mejor de las percepciones sobre el titulardel Banco Central, con quien llevan una disputa desde hace semanas sobre lapolítica económica. Una situación de debilidad institucional que acaso tampoco desagrada a Macri que todavía no giró su pliego.

La mirada del mercado

En el mercado, sin embargo, la percepción es bien distinta. Losagentes financieron evalúan imperioso, luego de 12 años de lo que juzgancomo de sumisión del BCRA al Ministerio de Economía, construir credibilidad através de una marcada independencia de acción con respecto al Ministerio de Hacienda.Solo así creen que se logrará constituir un Banco Central comogarantía de la baja de la inflación, una vez desprendidos del anclainflacionaria del dólar.

Es que hasta ahora la cotización de la divisa junto con el nivel dereservas marcaron el ritmo de las expectativas de devaluación y de inflación.Con el ingreso a partir de septiembre en un régimen de metas de inflación contipo de cambio flotante, el ancla antiinflacionaria será la credibilidad de lapalabra del presidente del Banco Central.

Para eso, Sturzenegger requiere una autonomía plena, un compromiso conel estudio de los fundamentals de la economía que lo conviertan en un garante decara al mundo de las inversiones, un guardián de la estabilidad que sofrenará,como Agustín Carstens en México o Julio Velarde en Perú, las tentacionesregulacionistas y expansivas en las que podrían incurrir por necesidadelectoral el Ejecutivo.

El presidente del Banco Central de México, Agustín Carstens y el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

En ese contexto, la baja de la tasa de Lebacs a 35 días del38% al 37,5% interpretada como un “gesto político con Macri” o un “guiño aPrat Gay” en el mercado, también es vista como una brechade complacencia política que alarma: hoy un medio por ciento, mañana quizásmás, rompiendo el mantra que Sturzenneger entronizó desde su aterrizaje enel palacio de la calle Reconquista: las tasas bajarán si y solo si la inflaciónmuestra una clara tendencia a la baja.

Para los que son de esta opinión, es preocupante que Sturzenegger hayaelegido bajar la tasa la misma semana en que se anunciaron subas decombustibles y en que además la consultora del Ministro del Interior RogelioFrigerio, Economía y Regiones haya revelado que, de acuerdo con susestimaciones, la inflación “core” o subyacente (la que no contempla el impactodel tarifazo), se haya acelerado del 1,8% al 2,6% en abril.

El temor que, en el afán de conciliar con las necesidades políticas delgobierno de Mauricio Macri, el presidente del Central vaya más allá de lo "testimonial" y rompa su promesa, sumado a su interinidad institucional, hacetemer que su ambición “autonomista” de ser un Alan Greenspan de Microcentroquede truncada. Básicamente, se trata del temor de que las diferencias decriterios entre Prat Gay y Sturzzenegger se acentúen y sea la cabezadel presidente del BCRA la pieza de caza mayor que tranquilice los debates delgabinete económico.

En el mercado tomaron la baja "testimonial" de medio punto de Sturzenegger como una muestra de su permeabilidad a las presiones políticas y temen que termine rompiendo su mantra de bajar las tasas sólo cuando baje la inflación.

Sería mucho sacrificio en términos de producción para no ver larecompensa en términos de reducción sustancial de la inflación.

Desde luego, no todos los analistas comparten el nivel de alarma. Hayquienes creen que, de recrudecerse las tensiones, Sturzenegger tiene las dequedarse por ser un hombre orgánico del PRO, a diferencia de Prat Gay que llegóal Ejecutivo bajo el ala de Carrió.

Los que se inclinan por esta interpretación, imaginan enSturzenegger un banquero central a la Carstens, capaz de ser reelecto peseal cambio de signo político del Gobierno -lo nombro el PAN y lo ratificó el priista Peña Nieto- y con autonomía suficiente como paraponerle los puntos sobre las íes al ministro de Hacienda respecto de larelajación de las metas fiscales.

Para ellos, la baja de medio puntito fue un gesto político, pero uno conmargen de acción porque entienden que “pese a la baja nominal simbólica, enrealidad la tasa de interés real esperada subió”, es decir que las expectativasde inflación se redujeron aun más de lo que se redujo la tasa nominal. “Y porlo tanto se mantiene el sesgo contractivo de la política monetaria”, explicarona LPO.