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Aranguren desautoriza a Prat Gay y sostiene la nafta aumenta por la devaluación

El ministro de Energía explicó el aumento de la nafta y destrozó la teoría de que la devaluación ya estaba descontada.

El equipo económico del macrismo antes de las elecciones surgió con una teoría interesante. Los precios, según ellos, en diciembre, estaban alineados con un dólar a la cotización del "contado con liqui", que rondaba los $14 y no al oficial, artificialmente bajo a $9,50. Prat Gay hablaba de una "inflación ya asumida" y de precios "con un dólar incorporado" post devaluación.

La disparada de la inflación tras la salida del cepo ya había contradicho la teoría. Ahora el mismo Ministro de Energía, Juan José Aranguren, dejó en falso a su par de Hacienda y Finanzas. Al explicar las razones del cuarto aumento de las naftas en lo que va del año, destacó que la tan criticada suba obedece a que el dólar haya pasado de $9,68 en diciembre a $14,50 en mayo.

"El precio de los combustibles depende del precio del petrolero crudo y el tipo de cambio", dijo Aranguren.

En enero, marzo y abril había autorizado aumentos del 6% y en el día del trabajador autorizó una última suba del 10%. 31% en total. ¿La última? No se sabe. "El precio de los combustibles depende del precio del petrolero crudo y el tipo de cambio. No puedo estar pronosticando qué va a ocurrir con algo que tiene variaciones de precios, que no dependen de lo que pasa en la Argentina", explicó el ministro en diálogo con radio Continental.

Siguiendo el razonamiento de Aranguren, el tipo de cambio subió un 49,8% y las naftas deberían haber evolucionado en un monto similar. Pero el mercado argentino de petróleo está tan regulado que tiene un precio de referencia superior al del petróleo en el resto del mundo. Este precio del "barril criollo" que hoy está en 57 dólares, rige solo para el mercado interno y lo pagan los consumidores finales mediante el precio de las naftas.

Por lo cual la variación del precio internacional del precio internacional huelga, a menos que el barril del petróleo supere en el mercado internacional y las petroleras y el Gobierno decidan pasar a un esquema de libre mercado. De hecho, Aranguren deslizó las razones por las que se optó por sostener este esquema inaugurado por Cristina: más de 5.000 puestos de trabajo peligran por dejar de sostener el precio del barril criollo.

Para contener la suba, Aranguren bajó el barril un 10% en 2016 sobre la baja del 8% de 2015. Con esta baja del 18% se compensa parte del impacto del a suba del dólar. Entonces, el precio para ponerse en línea con el del barril de petróleo subsidiado debió haber trepado en pesos un 34% para moverse en paralelo con la variación del principal insumo de la nafta. "Y con el 31% acumulado, ya estamos en esos números. De acuerdo a esta ecuación no deberían seguir las subas", dijo a LPO Carlos Gold, presidente de la Confederación de Entidades de Hidrocarburos y Afines (CECHA).

Y con el 31% acumulado, ya estamos en esos números. De acuerdo a esta ecuación no deberían seguir las subas", dijo Carlos Gold, presidente de la CECHA. 

 Consultado la posibilidad de que reste un 8% adicional de aumento, el representante sectorial señaló que "Lo de la suba del 8% que anda circulando hay que tomarla con pinzas porque provienen de alguien que hoy no representa al sector y son declaraciones distorsivas."

"Ahora hay que ver qué dice la realidad del consumo, nosotros creemos que no deberían aumentar más porque se genera una retracción que nos afecta a todos", estimó Gold.

De cualquier modo, el Gobierno necesita ponerse de acuerdo. Porque el litro de nafta en diciembre costaba 1,32 dólares o 0,97 según se considere el tipo de cambio oficial artificialmente bajo o el "contado con liqui". En marzo, con la suba gradual costaba 0,94 dólares y ahora trepa 1,20 dólares y el mismo ministro no se descarta futuras subas.

Así, la nafta, un insumo clave en la economía que impacta de lleno en los precios de todos los demás bienes de la economía, no tenía la devaluación incorporada y la suma del 31% en cinco meses supera la inflación e impactará en el arrastre inflacionario para el mes que viene.

Además, termina en un precio poco competitivo con el resto de la región. Mientras en Argentina el litro de combustible cuesta 1,2 dólares, en Chile está 1,1; en Brasil 1,08; en Paraguay 0,91; en Perú 0,85; en México 0,81; en Colombia, 0,69; en Bolivia 0,56 y el Ecuador 0,39 dólares.

Y en todos los países se enfrentan al mismo precio internacional. La divergencia se debe a las condiciones tecnológicas de producción, que no difieren sustancialmente, y sobre todo a los impuestos. En el caso argentino, informó Aranguren, los impuestos ascienden al 46% y magnifican la suba de los combustibles. Entre 2002 y 2015, estiman que el sector hidrocarburífero le generó al Estado una transferencia de recursos por 80 mil millones de dólares que podrían haberse destinado a la reinversión.

"Ha habido escasez de inversiones durante los últimos diez años. En este sentido, va a ser muy favorable para atraer atracciones que el precio que se consigue en el mercado interno sea superior que en el mercado externo", concluyó Gold.