Holdouts

El riesgo no es la deuda sino el déficit

El riesgo no es el nivel de deuda que se pueda tomar. La clave es que el gobierno mantenga la atención y la mirada sobre los problemas fiscales.

Argentina cierra definitivamente esa página de la historia económica del default y esto le permite el acceso al mercado voluntario de crédito, algo que tenía vedado hasta esta resolución.

Esto implica que Argentina puede empezar a conseguir fondos frescos a una tasa de interés similar a la que están pagando nuestros vecinos y eso es positivo para la inversión pública y también para la privada.

Salir de la categoría del default, junto con otros cambios que ha habido en los temas de movimiento de capitales, puede motivar a muchas empresas que tenían proyectos pendientes en los últimos años en la Argentina, a tomar decisiones de inversión a partir del año que viene.

Durante este año vamos a ver ingresos de dólares financieros. Primero será todo lo relacionado con la absorción de deuda que está haciendo el gobierno nacional; a partir del mes próximo, también las provincias se sumarán a la búsqueda de financiamiento y después ingresará el financiamiento de los organismos multilaterales. La inversión de los privados en términos productivos, para ampliación de capital, compra de empresas y nuevas iniciativas, va a ser seguramente a fines de año o principios del próximo.

El riesgo no es el nivel de deuda que se pueda tomar. La clave es que el gobierno mantenga la atención y la mirada sobre los problemas fiscales, que haya un ordenamiento y que, seguramente, el año que viene con una economía creciendo se reduzca el déficit.

El ordenamiento para tratar de lograr un equilibrio fiscal en los próximos dos o tres años es clave para que el endeudamiento se destine a realizar infraestructura productiva y social (cloacas, caminos) y no se consuma en financiar un gasto corriente como por ejemplo, subsidiar la electricidad.

Habrá que ver qué demanda del mercado internacional van a tener los bonos que el gobierno licitará la semana que viene. En las primeras emisiones una tasa del 7% puede ser muy buena porque venimos de niveles que oscilaron entre el 9 y el 11% en las últimas emisiones y en la medida que los inversores vayan recuperando su confianza y vean los avances de la política económica, podremos ir accediendo a tasas más cercanas al 5 por ciento.