Macrismo

Mercuri, Scarabino y Cacho Alvarez lideran la "renovación" peronista del PRO

Se reunieron en el quincho de Mércuri. Con Giuztozzi y Grindetti apuestan a sumar poder territorial en la tercera.

Quizás lo más interesante de la política es su ductilidad para empaquetar contradicciones bajo el sello de lo nuevo. Este sábado el macrismo ofreció una versión extrema de esa ductibilidad, al presentar su "Pata Peronista", encabezada por viejos lobos de mar del PJ bonaerense más ortodoxo, como Osvaldo Mércuri, Baldomero "Cacho" Alvarez y Federico Scarabino.

Como en una remake de la última cena, versión Sopranos, los peronistas cobijaron en el quincho de Mércuri -de sólida estética peronista- a nuevos compañeros de ruta como Néstor Grindetti y el siempre desorientado Darío Giustozzi. Un macrista de la ceocracia originaria en veloz tránsito a baron del Conurbano y un ex exponente de la renovación kirchnerista del primer cordón, mutado en macrista tardío, luego de un sonoro fracaso en el massismo.

Es probable que en el macrismo hayan entendido que lanzada la etapa dura del ajuste, para tener cierto control político del Conurbano no alcanza con Facebook y Twitter.

La foto viene a confirmar la estrategia dual de la construcción política del macrismo, analizada por LPO. Es el extremo de política old school, que puede tolerar la misma fuerza que con Marcos Peña a la cabeza desplegó un relato contrario a la "vieja política", los punteros, el trabajo territorial, la militancia; mientras anclaba su mensaje en las redes sociales.

Notable que los mismos que en su momento calificaron como un error fatal el acercamiento de Sergio Massa a Raúl Othacehé, ahora celebren a viejos compañeros de ruta del caudillo de Merlo. Seguramente habrá influido en el giro los rigores de la gestión, que lanzado el ajuste ya en serio, empiezan a percibir que con Facebook y Twitter no alcanza para contener el creciente descontento social del inabarcable conurbano.

La apuesta por el 2017

El otro aspecto más "estratégico" de la movida, apunta a la imperiosa necesidad del Gobierno de hacer una buena elección en 2017, es decir pasado mañana. En el macrismo está claro que si se pierde la provincia, terminó la fiesta. 

Osvaldo Mércuri, un pionero en el paso del massimo al PRO, fue eentonces anfitrión de una cena en su mítico quincho, donde se le dio la bienvenida oficial a Baldomero Cacho Álvarez.

Además de Baldoméro y Mércuri, estuvieron Eduardo "Rulo" Schiavo, Néstor Grindetti, Gabriel Mércuri, Darío Giustozzi, María Elena Torresi, Patricia Segovia. Incluso, participaron del bien regado asado -como sucede en todo encuentro peronista-, los  los dos diputados provinciales que hace pocas horas se sumaron a Cambiemos: Mario Giacobbe y Hugo Oroño.

Pero la presencia estelar fue el ex senador bonaerense Federico Scarabino, una de las mentes más brillantes del viejo peronismo, que en tandem con Alberto Balestrini, se entretenían pulseando y pactando con Néstor Kirchner, en un juego político que la mayoría extraña.

Scarabino es el sherpa en las sombras de Federico Salvai, ministro de Gobierno bonaerense y mano derecha de la gobernadora Vidal.El hombre que lo ayuda a no perderse entre las distintas tribus del peronismo bonaerense. Tarea por la que fue recompensado, entre otras cosas, con un lugar en el directorio del Banco Provincia. Omar Galdurralde es el beneficiario de ese "pacto" que seguramente horrorizaría a Carrió si estuviera al tanto.

Como sea, la idea de estos buenos muchachos es hacerse fuertes -ellos, obvio- en la mítica "Tercera", la sección más populosa del Conurbano, bastión del peronismo y llave de cualquier éxito o fracaso electoral. "Lo que queremos es abrir una puerta a distintos sectores peronistas para vehiculizar desde allí a la política", afirman en plan intelectual. Es decir, quieren ser los dueños de la franquicia del Gobierno en su terreno.

La idea es oportuna. Peronistas que hoy articulan con el macrismo reconocen que al PRO le cuesta abrirse y dejarlos sumarse a lo que les gusta sumarse: El poder.

Por eso, Mércuri, Scarabino y Cia., sueñan con ser los porteros de un armado que los termine colocando en el lado correcto de la lapicera que arme las listas el año próximo. Saben que en el 2015  el PRO no tuvo malos resultados en la Tercera, pero entienden también que el peronismo todavía tiene una cuota de poder importante. "Siempre fueron flojos en Lanús y Quilmes -los distritos que perdió el peronismo-, pero en el resto de la Tercera ellos tenían una avalancha de votos", confiesan.