EXTRAÑOS NÚMEROS DE SIEMENS

Lo que calla De Vido sobre la crisis energética y los 500 millones que sobran en centrales de Siemens.

Por Ignacio Fidanza

Tal vez el costado más conflictivo del caso Skansa sea su efecto boomerang sobre las urgentes obras públicas que hay que hacer en el sistema energético de la argentina, que pese a las pavadas que dicen los funcionarios como Julio de Vido o Cristian Folgar, está colapsado.

La Nación publica hoy una muy buena nota, en la que acompaña al ministro De Vido en una visita a Campana donde se erigirá una de las dos centrales de ciclo combinado –la otra se ubicará en Santa Fe, en Thimbues- que el gobierno compró a Siemens.

Una mínima mirada a los precios que finalmente pagará el gobierno por estas centrales –y acaso su comparación con costos de obras similares en el exterior-, podría dejar al caso Skanska como un juego de niños.

Esta obra incluyó un lobby personal del ministro De Vido, que viajó a Alemania y se reunió con ejecutivos de la casa matriz de Siemens, viaje que incluyó negociaciones para que la empresa retire su demanda contra la Argentina por más de 400 millones de dólares por la rescisión de los contratos para confeccionar los DNI que decidió Fernando de la Rúa y ratificó el kirchnerismo.

Apenas 500 millones

Clarín publicó que el 10 de octubre del 2006, que finalmente la alemana Siemens había resultado adjudicataria de las construcción de las dos centrales de ciclo combinado por un costo de "unos 1.000 millones de dólares".

Un día después el Cronista Comercial aportó un número diferente, según este diario especializado el costo de estas centrales, que le permitirían al país sumar 1.660 megavatios, sería de unos 1.100 millones de dólares.

Hoy la cifra que manejan las autoridades del Ministerio de Planificación es de 1.600 millones de dólares. ¿Cómo se explica esta diferencia? Por un curioso contrato de mantenimiento y operación por el plazo de 10 años de 500 millones de dólares, que se le otorgó a Siemens, luego de entregarle la obra.

Extrañeza de derecho administrativo que suena muy parecida a las corruptas "ampliaciones de obra" que suelen disfrazar licitaciones arregladas. ¿Cómo es este mecanismo? Se acuerda con la empresa previamente elegida que presente un precio notoriamente menor al de sus competidoras –incluso anti económico- y luego, una vez adjudicada la obra, se la compensa con mayores fondos destinados a financiar imprevistas "ampliaciones de obra".

Es importante recordar que Siemens se adjudicó la obra ofreciendo un descuento de 20 millones de dólares frente a sus competidoras la francesa Alstom, la norteamericana General Electric y la japones Mitsubishi. Una cifra que frente a los 500 o 600 millones que aparecieron después, suena irrisoria.

Pedido de informes

Los diputados Esteban Bullrich y Luis Alberto Galvalisi presentaron este año un pedido de informes por esta "novedad", en el que remarcaron que "en su momento los funcionarios locales habían señalado que la inversión en las centrales era de U$S 1.100 millones. En ese momento, no se hizo mención a la cifra adicional por el mantenimiento de las máquinas", y con sentido común explicaron que se trata de "un adicional de importancia" que hubiera merecido un manejo de la información más transparente.

La exigencia de algo tan sencillo como que el Ministerio de Planificación cumpla con su obligación constitucional de informar sobre el destino de los fondos públicos, revela que el secretismo oficial, alimenta sospechas. ¿Sino porqué ocultar lo transparente?

Brindar la información veraz no es lo mismo que las torpes maniobras de prensa, como la que protagonizó ayer Julio de Vido, sacándose fotos con casco en la obra de Campana y brindando un breve y tenso diálogo con La Nación para dejar en claro que las obras "se están haciendo".

En su requisitoria los diputados exigen que se informe sobre cuestiones elementales como las fuentes de financiación, se utilizarán para pagar las nuevas usinas de Ciclo Combinado y sobre todo si en los pliegos del llamado a licitación de ambas centrales se incluyeron el mantenimiento y operación de las usinas por un período de 10 años, y la forma de pago establecido para dichos rubros y si el mismo se abonará cuando las centrales funcionen a pleno en el mercado eléctrico.

Luego exigen se les remita copia de los dictámenes Técnicos, Económicos y Jurídicos de adjudicación de ambas obras; copia de las Resoluciones de la Secretaría de Energía con las adjudicaciones de las citadas obras y copia de los respectivos Contratos firmados por la Secretaría y las Empresas adjudicatarias; así como el informe de los análisis de costos elaborados por la Secretaría de Energía para cada una de las obras arriba mencionadas previo a las licitaciones, estimadas e incluidas en el presupuesto, y planilla comparativa de los costos estimados con los valores de las ofertas propuestas por las empresas adjudicatarias.

¿Funcionarán alguna vez?

Cuando se informó oficialmente de la concesión del trabajo a Siemens, se anunció que las usinas que aportarían 1.660 megavatios a partir de 2008. La gran pregunta que acertadamente le hace a Julio de Vido, el periodista Francisco Olivera de La Nación, es ¿Con qué se las alimentará, en el actual contexto de falta de gas? Ambas centrales requieren unos 6 millones de metros cúbicos de gas natural diarios para funcionar.

De Vido contestó esta inquietud a La Nación con una afirmación por lo menos temeraria: "Dentro del plan nuestro estamos licitando el gasoducto de Bolivia en el segundo semestre del año. En agosto del año próximo estará terminado. Son 12 o 14 meses de obra".

La Política Online ya informó en su momento que la, eternamente postergada licitación del Gasoducto del Nordeste Argentino (GNEA) es de por sí otra monumental fuente de sospechas. Esta obra estratégica arrancó con un costo estimado de 700 millones de dólares, para pasar en sucesivas declaraciones oficiales, a 1.200 millones, 1.400 millones, y la última, 1.600 millones.

Empujada en su momento por el Grupo Techint que llegó a tratar de que el Congreso le apruebe una escandalosa ley con beneficios impositivos a medida –que luego del escándalo que hizo el diputado Claudio Lozano hubo que levantar-, su licitación se encuentra absolutamente paralizada.

Luego del escándalo por las ampliaciones del TGN y TGS, las empresas en capacidad de realizar el GNEA –básicamente Techint y Skanska-, antes de reunirse con un funcionario o participar de una licitación, casi reclamarían veedores internacionales. No sea cosa que cumplan con los "trámites" exigidos y encima después los acusen de "corrupción entre privados".

Además, aún creyendo en las palabras del ministro, si el gasoducto estuviera terminado en agosto de 2008 –en rigor funcionarían a pleno recién en el primer trimestre de 2009-, no se entiende como la usina de Campana podría comenzar a operar en abril del año próximo como se anunció.

"Vamos a tener gas suficiente. Cuando arranque va a haber gas y, si hiciera falta, en los días de pico, usaremos gasoil, como hemos usado este año", aclaró ya fastidiado De Vido, como si en la Argentina el gasoil fluyera copioso.

Sólo por poner un ejemplo, hace una semana se debieron aplicar cortes de luz programados a la industria porque las centrales Dock Sud y Central Puerto no tenían gasoil para funcionar.

En el mercado energético sostienen incluso que las usinas compradas a Siemens –que se embarcarían hacia el país el 5 de julio-, no serían apropiadas para alimentarlas a gasoil –sólo lo prevén de manera provisoria-, y por ello la empresa estaría pensando en enviar una usina "prestada" que pueda funcionar con este combustible, hasta que se garantice el gas necesario.

Esto, según el gobierno se aseguraría con la construcción del GNEA y como paliativo hasta que se finalice esta obra, se concrete la segunda ampliación de los gasoductos existentes, dispuesta por el también polémico Fideicomiso Dos.

La segunda ampliación del TGN y TGS dispuesta por Fideicomiso Dos de 2.400 millones de dólares, también se encuentra absolutamente parada, luego del escándalo de corrupción del caso Skanska. Como se sabe el renunciado Fulvio Madaro del Enagras, antes de irse se contradijo de un día para el otro y redujo el costo de esta obra en cerca de 900 millones. ¿Se habrá "equivocado" en la primera o en la segunda valuación?

Con un crecimiento de la economía del 8 por ciento, el sistema necesita incorporar anualmente unos 1.000 MW de generación adicional. Y la última central de esas características entró en servicio hace cinco años, por lo que la capacidad instalada disponible quedó estancada en torno de los 18.000 MW.

Así las cosas, lo que se observa es un verdadero rompecabezas energético, donde desgraciadamente, luego de estallar la bomba Skanska, las piezas han empezado a caer desacomodas y a destiempo, lo que podría presagiar un futuro que en rigor ya llegó: la tantas veces negada crisis energética.