Congreso

Exclusivo: Massa, Bossio y los gobernadores le destraban a Macri la derogación de la ley cerrojo

El FR y el Bloque Justicialista acompañarán el proyecto pero con un dictamen propio que limita el endeudamiento.

Sergio Massa y Diego Bossio serán claves para que Mauricio Macri logre en el Congreso la derogación de la ley cerrojo y un nuevo endeudamiento, pasos necesarios para concretar el acuerdo con los fondos buitre antes del 14 de abril.

El entendimiento se cerró el fin de semana en Mendoza, donde los diputados peronistas participaron de la Vendimia Solidaria, que organizan Daniel Vila y José Luis Manzano. Allí coincidieron en acompañar el proyecto del macrismo que tantas dudas generó en la oposición durante la presentación de Alfonso Prat Gay en la Cámara baja, pero exigirán cambios.

“Argentina tiene que salir si o si del default, y vamos a apoyar para ayudar en esa salida”, afirmó tajante hoy Massa -ver video- durante una recorrida por Escobar, pero se sigue negociando la letra chica.

Massa, Bossio y los gobernadores quieren ponerle un límite explícito al endeudamiento y asegurar por ley el destino de determinado porcentaje a obra pública.

Es muy probable que el Frente Renovador y el Bloque Justicialista presenten un dictamen común, algo que se está cerrando por estos momentos. Sean uno o dos los proyectos en disidencia, tendrán eje fundamental en el límite al endeudamiento. No dar un cheque en blanco al oficialismo, como repitieron representantes de los dos espacios en los últimos días.

Además, Massa y Bossio pretenden establecer límites para futuros endeudamientos. Pretenden que el macrismo se comprometa a que toda futura toma de deuda en el exterior sea exclusivamente destinada a obra pública y no para gastos corrientes, lo que genera riesgos de sobreendeudamientos futuros.

Se trata del mismo modelo que Massa y el peronismo le impusieron a María Eugenia Vidal en Buenos Aires. La gobernadora solicitó en un principio un endeudamiento de más de 100 mil millones de pesos sin detalles del destino. La oposición la obligó a bajar la cifra, a detallar en que se emplearía, y a destinar una parte para obras públicas y municipios. Ahora, buscan que a nivel nacional se repita el esquema, asegurándoles fondos futuros a los gobernadores.

El Frente Renovador y el Bloque Justicialista van a proponer este cambio fundamental al proyecto sabiendo que un acompañamiento del Frente para la Victoria en Diputados podría hacer caer el texto del oficialismo, que Macri quiere que salga sin cambios. Con esa presión, creen que Cambiemos estará obligado a aceptar el límite al endeudamiento.

Los gobernadores destraban en el Senado

Aunque está en franca minoría, en la Cámara alta la situación también parece allanada para Macri, ya que el bloque del FPV está controlado por Miguel Pichetto y senadores cercanos a los gobernadores, que no quieren saber nada con la postura de boicotear el acuerdo de Cristina Kirchner y La Cámpora, que manejan el bloque de Diputados.

El Gobierno se aprovechó de esa grieta y trabajó bien las diferencias entre los mandatarios. Definió los objetivos y los fue seduciendo con lo que más necesitan: fondos. Es el caso del entrerriano Gustavo Bordet, urgido de dinero para hacer frente a las dificultades económicas que le dejó Sergio Urribarri. Desde la Rosada, los asistieron financieramente y a cambio le pidieron que salga públicamente a reclamar la aprobación del acuerdo.

"Creo que tiene que discutirse este tema, y si hay algo que no convence, discutirlo y en todo caso no votarlo. Hay que dar el debate y la discusión", afirmó hoy Bordet, al rechazar la posición de Héctor Recalde. Lo mismo hicieron en las últimas horas Juan Manzur, Domingo Peppo y Juan Manuel Urtubey. La operatoria fue igual que con el entrerriano.

Frigerio recibe a Bodert en la Casa Rosada.

Ese fue el primer éxito del oficialismo en la discusión. El segundo fue sacar de la discusión el tema coparticipación y Ganancias, que en el primer caso exigieron los gobernadores y en el segundo el massismo. Macri se plantó e hizo saber que no aceptaría canjes por este tema, advirtiendo que del fin del default también depende el futuro económico de las provincias.

Los mandatarios comprendieron que no podían forzar esta discusión al máximo. Primero por el riesgo de quedar en una posición casi extorsiva, y segundo -y principal- porque comprenden que el fracaso de la negociación con los holdouts es el fracaso del programa económico de Macri. Saben que sin financiamiento externo, la Rosada no tendrá otra alternativa que un ajuste más feroz y una devaluación más grande aún.

Los senadores que responden a los gobernadores muy probablemente acompañen el límite al endeudamiento y la posibilidad de que a futuro toda la deuda que se tome sea destinada a obras y no gastos corrientes, como proponen Massa y Bossio. Esa también sería la clave en la Cámara alta.

La interna peronista resultó funcional al Gobierno. Los gobernadores no comparten la estrategia de Cristina y La Cámpora de apostar al fracaso total del Gobierno y el caos económico.

El tercer éxito del macrismo en la negociación fue que logró aislar al kirchnerismo duro en la interna. Aunque Recalde repita que todos los diputados del FPV darán quórum, ya hay algunos como Maurice Closs que avisaron que irán al debate. Lo seguirían otros como José Luis Gioja y los que responden a los mencionados gobernadores. El riesgo de una nueva fractura está más que latente.

Es que fundamentalmente los gobernadores no quieren seguir dependiendo del liderazgo de Cristina Kirchner y su entorno. Preocupado por las causas judiciales que acorralan a la ex presidenta, su núcleo ordenó dinamitar la negociación con los buitres sabiendo que eso podría afectar seriamente la gobernabilidad de Macri. Así conseguirían visibilidad y evitar que se consolide el polo peronista más moderado.

Pero en este sector no quieren saber nada con volver a tener alinearse a la conducción de Cristina, al punto que a nadie le preocupó demasiado la amenaza de una interna del PJ. Más allá de la interna, el factor fundamental de la posición de los gobernadores es que tienen claro que en el tema de los buitres está en juego su propia gobernabilidad. Desde la comodidad de El Calafate es mucho más fácil oponerse, sostienen.